Capitulo 10: Dulce Venganza.

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Irritada y aturdida, Mikasa entró al baño de las chicas, esperando encontrar tranquilidad. El resto del sector femenino de la academia la habían estado aturdiendo con varias y continuas preguntas, como ¿Sales con Levi? Y la principal era ¿Me pasas su número? La pobre chica no sabía qué hacer con tanta gente mirándola.
Los chismes corrían por la academia de artes superiores Kyojin como agua de una cascada cristalina, y al mismo tiempo se quedaban estancados en la cabeza de todos como agua en un estanque sucio. La sociedad en aquel lugar era un muy contaminado estanque.
Se recargó en el vitro del tocador, y se miró al espejo agotada. Maldijo a Levi infinidad de veces por el hecho de haber provocado que ahora todas las personas tuvieran algo que ver con ella gracias a él. Que arrogante. – Se dijo – Se cree el centro del universo.- Pero la realidad era, que Levi sí era el centro del universo, al menos el universo que metafóricamente representaba La Academia Kyojin.
- necesito sentarme. – masculló entre dientes, para después entrar a uno de los baños, y sentarse sobre la taza. Respiró hondo, y se intentó tranquilizar. – Maldigo el día en que Levi Rivaille llegó a mi vida. –
- Ilse está loca. – escuchó decir de repente a una chica que iba entrando al baño. Escuchó el sonido de la puerta, como se abría y como se cerraba, así como varias pisadas continuas. Eran más de una chica, eso estaba claro. – Farlan jamás se figaría en ella. No le gustan las pecosas.
- Más loca estás tú por creer que Levi Rivaille te hará el más mínimo caso, Nifa. – comentó otra voz. La tal Nifa refunfuño, mientras que otras dos voces diferentes se carcajeaban. – A él, no le gustan las chicas de aquí.
- Quizás es Gay. – estipuló la tercera voz.
- Es demasiado masculino y sexy para ser gay. – suspiró la voz que identificaba como Nifa.
- No es Gay, ¿Vieron como le dio su número telefónico a la nueva? ¿La tal Mikasa Ackerman? – Genial, pensaba, hasta en el baño tenía que escuchar como su chisme seguía pendiente en la lista de Top Topics. – Yo creo que a el le gusta.
- No me interesa eso, Nanaba. – suspiró la tercera. - ¡Ella tiene su numero! ¡daría lo que fuera por tenerlo! – dijo emocionada. Mikasa rtodo los ojos, irritada. ¿Puede existir gente mas hueca que esa?
- ¿Te imaginas? ¡Sería lo mejor! – Nifa suspiró. – Lo llamaría mil y una veces solo para decirle Hola.
- No, no podrías. – dijo Nanaba. – Por que estaría muy ocupado hablando conmigo. – y entonces, una sonrisa malévola cruzó el rostro de Mikasa. Tenía la idea perfecta para tomar un poco de “venganza” de su nuevo amigo Levi.
Bajó la palanca – aunque no la utilizó ya que no utilizó el baño – y salió de este mismo, llendo directamente hacia el espejo. Las otras tres chicas, Nifa, Nanaba y la otra desconocida se quedaron plasmadas. ¿Escuchaba todo lo que decíamos? Se preguntaban las 3 al mismo tiempo sin efectuar palabra alguna.
Caminaron hacia la salida, extremadamente apenadas, dispuestas a salir.
- Entonces, ¿Quieren el numero de Levi? - Mikasa Sonrió mientras se lavaba las manos en le lavabo. Una de las chicas levantó la mirada, y frunció el ceño.
- ¿Dijiste algo?
- ¿Quieren el numero de Levi Rivaille o no? – sonrió.
- ¿Que ganas tu con eso? – preguntó desconfiada la chica. Mikasa hizo una mueca sonriente. “Mas bien, que Nó gano…” pensó y rió victoriosa.
- Nada, realmente. – giró su cuerpo, mirándolas de frente a frente, en lugar de gracias por el reflejo del espejo. Puso sus manos detrás de sus caderas recargándose en el lavabo, mientras que las tres extrañas la veían intrigada. – Mas bien, necesito su ayuda.
- ¿Nuestra ayuda?
- De caridad. – dijo Mikasa, y las 3 chicas intercambiaron una mirada entre ellas. – No se asusten. Solo que necesito que manden… muchos mensajes de texto. Claro, si quieren el numero. – las 4 chicas en el baño para damas guardaron silencio, intentando adivinar sin éxito alguno los pensamientos de las otras. Mikasa Sonrió. Dulce, dulce venganza.

El chico más famoso de todo el instituto Kyojin, se encontraba en medio de su clase de solfeo. El profesor Keith Shadis estaba al frente, con el gis en su mano, hablando sobre algunas cosas que Levi ya sabía, mientras que el estudiante estaba disperso, pero callado. Aquel profesor era el mas estricto de toda la Academia, y si había el mas minimo ruido, inmediatamente quería sansionar con reportes y sanciones mandadas a firmar a casa. Levi no quería problemas.
Pero entonces, el destino, oh bendito e inoportuno, hizo algo con lo que Levi perdería fácilmente los estribos. Su celular comenzó a vibrar, sonando la melodía de un mensaje de texto. Dos segundos después otro, y una milésima de segundo otro. ¿Qué mierda estaba estaba sucediendo?
- ¡Rivaille! – gritó el profesor Keith Shadis mirando a todos. Levi sacó su celular del bolsillo de su pantalón negro. - ¡No llamadas ni mensajes de texto en clase! ¡Ultima advertencia! – dijo para volver a girar hacia el pizarrón para anotar algunas notas. Intrigado, Levi miró la pantalla de su celular: 3 mensajes, de 3 numeros no identificados. ¿Era una broma? Quizas, si lo era.
Abrió uno de los mensajes, y casí vomitaba por lo que este decía: “Levi, eh querido decirte esto desde preescolar; estoy enamorada de ti, ¿Me darias una oportunidad?~ Nifa” ¿Nifa Se preguntó el. ¿Quien es Nifa? Abrió los otros 2 mensajes, y eran prácticamente similares. Uno de ellos era de una chica llamada Nanaba, que decía que le gustaría conocerlo, y otro simplemente decía “Llamame, te gustará, XoXo” y era de anónimo. ¿Le estaban jugando una broma?
Tratando de ignorar aquellos extraños textos, guardó su celular de nueva cuenta en su bolsillo, e intento poner atención a la clase. Y si estaba funcionando, hasta que el ringtone de su teléfono empezó a sonar escandalosamente. Alterado, sacó su celular – otra vez, si, otra vez – era la llamada de un numero desconocido. Aunque rechazó la llamada en cuestión de segundos, no fue lo suficientemente veloz como para que el profesor Shadis no se percatara de la desobedencia de su alumno.
- ¡Rivaille! ¡¿Que le acabo de decir?!
- ¡No se quien me llama Profesor Shadis! – Dijo Levi mientras se levantaba de la silla. – Son muchos números, no conozco ninguno. – masculló entre dientes, y su quijada casi se le caía al ver otros 5 mensajes de gente desconocida. El teléfono volvió a sonar dos veces, una vez con el sonido de su canción de timbre, y otras 2 veces por el sonido de un mensaje nuevo.
- ¡Rivaille!
- ¡Lo siento! – exclamó arrepentido y apurado.
- ¡Apague el celular!
- ¡No puedo! – dijo Levi.
Si, sí podía apagarlo, pero tenía la necesidad de tenerlo prendido. La verdad era que esperaba impaciente al llamado de aquella mujer que lo traía loco desde hacía ya varios años. ¿Apagar el teléfono, y arriesgarse a que en ese instante la deseada por Rivaille le decidiera contestar, y entrara en buzon? No, eso era simplemente inaceptable. Antes de eso, prefería ser castigado con sanción por Shadis. Y de hecho, eso sucedió.
El teléfono no dejó de sonar, y el Profesor de solfeo lo envió a detención. Irritado, Levi tomó el reporte y salió del salón con una muy mala cara.
Mientras tanto, el teléfono de Levi sonaba incesantemente. En menos de 10 minutos ya había recibido mas de 40 mensajes, tenía mas de 30 llamadas perdidas de personas desconocidas, y 20 buzones de voz. ¡¿Como es que de repente su teléfono se había convertido en una línea publica?¡ Eso realmente le había amargado el día.
- ¡Deja de sonar! – le gritó al teléfono. - ¡Me tienes arto! – estrujó el teléfono en sus manos por el coraje. Por supuesto, este no dejaba de sonar. Descargó toda su ira a gritos contra el pobre aparato electrónico, hasta que calló en la cuenta de donde se encontraba: Justo frente del salón de piano. Y, para peor suerte suya, una gran ventana daba vista del exterior hacia el interior, y viceversa, por lo que todos los 20 estudiantes que se encontraban en esa clase con sus audífonos puestos, levantaron la mirada para ver como Levi Rivaille, si, el mismísimo Levi Rivaille, le hablaba a un teléfono. ¿Estaba loco? Muchos pensaron eso.
Levi levantó la mirada, y miró hacia el ventanal. Todos, absolutamente todos los ojos de los alumnos estaban pendientes de él, viéndolo con cara de ¿Por que le habla a un teléfono? Hasta la maestra, la Srita. Ymir, lo miró frunciendo la frente. Levi estaba viviendo entonces, el momento mas bochornoso de su vida. Y entonces, al fondo del salón, se percató de una mirada bastante peculiar: Era Mikasa, que la miraba como si le causara risa. Entonces, todo encajó en su lugar, y lo supo en ese mismo instante: Mikasa le había dado su numero de celular a todas las chicas de la Academia. De ahí tanta llamada, el hecho de que todas las chicas tuvieran su numero telefónico no era coincidencia.
- Me las pagaras, Mikasa. – susurró Levi con la mirada de “te voy a matar.” La chica sonrió victoriosa, mientras que el chico, después de haber vivido uno de los momentos mas vergonzosos de su vida, retomó su camino hacia la oficina.

Continuará...

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora