Capítulo 16

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¿Era tan difícil el No conseguir esa mala popularidad? - se preguntaba Mikasa mientras que colocaba ambas manos en el lavabo del baño de damas, recargándose totalmente en el, sin querer salir a la luz publica de nuevo... Mas o menos nunca. - ¿Porqué no puedo ser invisible? ¡Dios!
- ¿Mikasa? - Annie entró entonces al baño, buscando a su mejor amiga. Una vez que la vio, tan vencida y desanimada, suspiró. - Tienes que salir del baño.
- No. - replicó inmediatamente la azabache. - No saldré hasta que toquen el timbre de entrada a clases, y después me iré a casa.
- ¿Así de fácil? - Annie se cruzó de brazos, y refunfuño dos veces continuas. - ___ Mikasa Ackerman, te ves Patética.
- Me siento Patética.
- Eres, Patética.
Mikasa levantó entonces la mirada, y dio media vuelta, recargándose en el lavabo del baño. Miró a su mejor amiga, la cual no tenía cara de buen humor, y miró hacia el suelo mientras hacía repetidos mohines llenos de coraje y chiflasón. ¿Porqué le tenía que ocurrir todo a ella? ¿Porqué se tuvo que involucrar con Levi Engreído Rivaille?
- ¿Hablaste con Levi? - Mikasa negó con el cráneo.
- Cuando estuve a punto de hacerlo, le llamaron de oficina.
- Cuando hables con él, todo se mejorará. Te lo aseguro. - Mikasa miró a Annie pidiendo con todas las fuerzas de su ser que así fuera, y que de hecho, todo ese rumor fuera tan ligero como la pluma de un colibrí, y que sin problemas ni obstrucciones, se la llevara lejos, muy lejos el viento.


Mientras que la pequeña Ackerman lidiaba con sus problemas existenciales, el Joven Levi, el mismo Levi arrogante de siempre, sentía como si se le cayera la quijada. Y es que, si ésta ultima no formara parte de su estructura ósea, lo mas probable es que ya hubiera caído al suelo. No era para menos, al ver a aquel extraño y agrandado hombre otra vez, en la puerta de entrada a la oficina, mientras que la Directora de la Academia lo recibía con un cálido beso en la mejilla, casi como si fuera un honor. ¿Que tiene de Valioso Eren Jaeger que todo mundo le parece importar? Se preguntó Levi mientras que comenzaba a Hervir la sangre desde su esófago hasta su esternón.
Era Eren, el mismo arrogante con el que él y Mikasa, junto el grupo de ocho niños, se toparon en el Museo. En resumen, Eren Era el dueño del museo.
- ¡Sr. Jaeger! - la directora habló muy felizmente mientras que salía de su oficina, mientras iba hacia la entrada a saludarlo. - Pase, lo estábamos esperando.
- Muchas gracias por la amabilidad. - Levi Bufó. Nadie de esta década dice "amabilidad" en una conversación común y corriente.
- El gusto que tenemos de tenerlo Aquí es grande, muchas gracias. - Eren asintió con una sonrisa, mientras que observó a Levi, erguido a la entrada de Dirección. Eren Sonrió; se había encontrado otra vez al inmaduro. Y muy posiblemente, se encontraría a Mikasa.
- ¿Desea algo? ¿Un vaso con Agua? ¿Café?
- De hecho, me gustaría iniciar con la labor. - estiró sus brazos mientras acomodaba el dobladillo de su camisa blanca, mientras que, apresurada, la Directora giraba para buscar a Levi. Y lo encontró, con cara de pocos amigos, al fondo de la oficina.
- ¡Levi! ¡Ven ven! - dijo emocionada. Desganado, Levi caminó hacia la Vieja y Oxidada señora, mientras que Eren tan solo lo miraba con indice de burla. Era tan divertido ver su cara de frustración. - Levi, el es el Señor Eren Jaeger. - ambos, Levi y Eren se miraron fijamente, Levi con cara de "No me agradas", y Eren con una pequeña sonrisa de "No Me Importa." - El viene a la institución para ver si puede encontrar talentos en muto. - sonrió y miró a Eren. - ¿Le podrías dar un recorrido por la Academia? - Levi levantó la mirada, viendo a su maestra. - Eres quizás la mejor ficha que tenemos, me encantaría que tu le dieras el recorrido. - Levi Carraspeó su garganta, mientras que no sabía si sentirse halagado por haber sido considerado "la mejor ficha", o enojado porque sería el jefe de tour de un arrogante hombre.
- Claro.- habló Levi en voz grave y baja. La Maestra, feliz, le dio una palmadita a la espalda de Rivaille, para después agregar:
- ¡Adelante entónces! - sonrió emocionada. Eren Sonrió, y Levi lo hizo falsamente.


El timbre de clases sonó, y el remordimiento no pudo contenerse en la cabeza de Mikasa. Le tocaba la clase de cuerdas, y se sentiría fatal si llegaba a saltarse esa clase también; los chismes no podían valer mas que su pasión, se dijo antes de dar un paso dentro del aula.
La mayoría de sus compañeros estaban sentados, sacando sus respectivas guitarras del estuche, mientras que otros la afinaban, u otros solamente revisaban apuntes o platicaban entre sí. Sin embargo, el hecho de que no mas de dos personas hicieran lo mismo, No significaba que no voltearan todos del mismo modo a ver a Mikasa entrando al salón de clases. La azabache tragó gordo al escuchar un "¿Y Dónde está Rivaille?" en sentido de burla hacia ella al fondo del salón. Pero eso no la hizo sentir mal, ni con ganas de irse de allí, aunque era mas que Se Obligaba a no sentirse así. Fuera del modo en que fuera, la vergüenza no duró mucho, y tomó asiento al frente de aquel medio circulo que había sido formado, con una fila de sillas delante y atrás. Intentó no prestar atención a las miradas y los susurros molestos, y sacó su amada guitarra del estuche, comenzando a afinar vagamente las cuerdas, aunque era mas para tener algo que hacer y no tener la posibilidad de escuchar ni oír a nadie. El profesor entró al salón con su guitarra en mano; era día de demostraciones, y todos interpretarían alguna pieza que les gustase. Mikasa no había tenido tiempo de estresarse pensando en eso, se había pasado toda la mañana evitando a toda costa algún contacto humano externo al de sus padres, Annie, y por mera obligación, Levi. Ah, y sus maestros. Sin embargo, nerviosismo era algo casi desconocido en el vocabulario de Ackerman, cuando de guitarras se trataba. Era bastante segura de si misma, y de su talento, o al menos eso decía ella.
- Muy Bien, Jovenes. - el profesór dejó su guitarra en la recargadera especial, y caminó hacia el frente del escritorio, donde se sentó dandoles la frente a sus estudiantes. - ¿Quien Primero?
El aula se inmutó; ni siquiera el sonido de los vagos grillos ni el de una mosca se escuchaba, todos estaba bastante ocupados rezandole a Dios internamente que ellos fueran en Ultimo, que por milagro divino no diera tiempo, la clase acabara, y que el profesor no se molestara en gastar otra clase con las mismas didacticas, y a cambio de eso le pusiera un rotundo diez. Sueños, vagos sueños.
- ¿Mikasa? – al escuchar su nombre, Mikasa tan solo cerró los ojos con fuerza, y respiró profundamente. ¿Segura que no era Viernes Trece? No recordaba haber visto esa fecha en su calendario… - Vamos, adelante. – sonrió el profesor, mientras que la azabache de 1.70 de altura levantaba la mirada, como si estuviera harta de todo… de hecho, lo estaba. – No te resultará difícil, ¿Cierto? - Mikasa negó repetidas veces con la cabeza, mientras que se levantaba de su silla y se dirigía hacia el escritorio.
Con su mano sosteniendo su guitarra por el brazo de la misma, y con la cabeza hecho un completo nudo al no tener ni pista de lo que tocaría, se dirigió a paso lento hacia el escritorio, mientras que el profesor la esperaba impaciente. Una vez ahí, se dió media vuelta quedando de frente con sus compañeros, los cuales no le quitaban la vista de encima. Mikasa sabía perfectamente lo que pensaban, y era en ese estúpido video, que parecía estar solo publicado para arruinar su existencia. La chica no pudo evitar no mirar hacia el rincón, y verlo vacio. ¿Dónde estaba Levi?
- ¿Profesor? – y como arte de magia, su pregunta fue contestada casi al instante. Y justo detrás de la respuesta, vio unos bellos ojos verde-esmeralda.
La puerta se abrió justo al momento en que Mikasa miraba hacia aquella silla vacia al fondo del salón, y Levi apareció al pie de la puerta. Llamó al profesor, y todos los 18 estudiantes (sin contar ni a Levi ni a Mikasa) miraron hacia la entrada, mientras que todos se emocionaban al ver que había llegado el protagonista numero dos del videó mas visto en Chismes Dreams en las ultimas 24 horas.
- Sr Rivaille. – habló el maestro.- ¿Por qué a tardado tanto en venir a clase? Vamos a empezár con la didáctica de arpa en la guitarra. – el profesór hizo un mohín enojado.
- Fueron indicaciones de la directora, profesor. – dijo mientras caminaba hacia dentro, y justo detrás, Entraba Eren, captando la mirada de todos a la redonda. El profesor pareció intrigado. - ¿Me dejaría a la clase por unos minutos? – El profesor sonrió, y le hizo un ademán con la mano a Levi de que pasara. Él, serio e inexpresivo, continuó con su habla. – Compañeros, el es el Ingeniero Eren Jaeger. Está en Dreams para hacer pequeñas “observaciones”, así que lo verán bastante seguido por aquí. – Levi respiró profundo.
- Un gusto. – sonrió Eren, mientras levantaba la mirada hacia el pizarrón, encontrándose con aquella pequeña azabache con bella sonrisa, chica cual, al momento de verlo, sonrió.
- Este es el salón de Cuerdas. – dijo Levi en voz tenue y seria, totalmente centrado, justo como el Levi que Mikasa siempre había conocido.
- Gracias, Era imposible para mi saber que salón era este, las guitarras no me dieron ni pista. – Todo el grupo bromeó ante la broma de Eren. Mikasa sonrió de Oreja a Oreja, mientras que la cara malhumorada de Levi se hacía mas presente.
- Con permiso, Profesor. – Dijo Levi cortante, mientras se daba media vuelta para avanzar.
-De Hecho... - Eren levantó la mano extendida, como si estuviera pensando en algo muy seriamente. - Profesor. - habló después. - ¿Le molesta si me quedo a observar su clase?
- ¡Por supuesto que no! - exclamó el maestro, casi en un salto. - ¡Por mi encantado! - miró hacia el alrededor. - Levi, alcánzale una silla al Ing. Eren. - ¿Que? ¿Me ven cara de burro de carga? Con expresión de pocos amigos, Levi fue directamente hacia un rincón, donde 5 sillas en pila una sobre otra estaban acomodadas junto a los estantes del fondo. De mala gana, llevó la silla hacia Eren, y después la dejó allí, caminando con un tremendo enojo dentro hacia su lugar. Eren causaba ese raro efecto en él.
- Jovenes, una cosa mas. - Eren habló desde el fondo, esquina contraria a donde Levi se había sentado. - Quiero que toquen como si yo no estuviera aqui. Digamos que, soy invisible. - Entonces desaparece, pequeño demonio. - habló Levi dentro de sí.
- Perfecto, chicos. - el profesor llamó la atención de todos con un ligero aplauso. - Mikasa, Comienza, por favor.
Y ahora, la castaña se sentía mas acorralada que de costumbre. Tenía ahí a Levi, mirandola desde un extremo del salón; aquel chico fue un problema desde el primer día que lo conocio, y eso jamás cambiaria, muy para su pesar. Y por el otro lado, en la esquina contraria, se encontraba el Guapo e interesante Eren, un joven adulto que parecía tener la suficiente inteligencia y ser suficiente interesante como para entablar una muy buena y amhena conversación. Y ambos, provocaban en ella una extraña sensación de nerviosismo y presión, las cuales ahora se detonaban al estar dedo con Cuerda: con Eren, tenía la extraña necesidad de que esa pieza fuera "perfecta", y con Levi, sabía que cualquier caída en el juego serían suficientes para el como para aprovechar y hacerla caer aun mas bajo. Presión, presión, presión. Aun así, tomó un fuerte respiro, y utilizó aquella tecnica de Arpeado en la guitarra, tocando una vieja - y muy bonita - canción que su abuelo solía cantarle las noches de truenos, donde ella pensaba que eran gritos de gente muerta pidiendo ayuda desde el mas hayá. Mikasa siempre tuvo una muy atolondrada imaginación. Sin darse cuenta, como casi siempre lo hacía, se fundió en la musica; las notas en el cuaderno se volvieron sus venas, la musica, su sonido. Los cambios de las melodías conformaban "su ser", mientras que los tonos altos y bajos se transformaron en el inconsiente latido de su corazón. Cuando sus dedos entraban en contacto con las cuerdas, y creaban melodiosas armonías como la que en ese momento inundaba toda la acústica del salón, Mikasa se perdía, no tenía conciencia ni del Lugar, ni de la Hora, ni de la ocación. Tan solo existía ella, y su vieja y osada guitarra.
Esa misma pasión, pareció atrapar intrigadoramente a dos almas mas en el salón... Levi y Eren. Era la primera vez que el jóven adulto de ojo verde esmeralda la veía detras de aquel instrumento, y se sentía feliz, la música de Mikasa generalmente te hacía sentir en el septimo cielo. Y, sin quitarle importancia, Levi la veía ya por tercera vez, y así, justo como en la primera, se encontró intrigado por aquella molesta chica que le hacía la vida imposible, pero que detras de aquel artefacto de madera parecía como una Sirena cantandole a un Marinero. Para su desventaja, él era un Marinero muy escéptico, y ella una Sirena dispuesta a todo contal de conseguír lo que quería, obstinada y orgullosa.
Mientras que esos dos seres se encontraban a si mismos en medio del canto de un ángel, Mikasa daba los ultimos dos acordes, terminando con un suave "La Menor." abrió entonces los ojos, al escuchar los aplausos de sus expectadores. El profesor se sentía orgulloso; Mikasa lo había dejado en buena imagen frente a aquel ingeniero, que parecía ser mas importante de lo que se decía. Los compañeros de la clase aplaudian desmedidos; Mikasa no puso evitarlo, y levantó la mirada hacia Eren, el cual aplaudía levemente con las manos a la altura de su pecho. Guardaba su bella sonrisa oculta detras de una mueca de plenitud y felicidad. Mikasa sonrió. Sim embargo, al no poder evitarlo tampoco, miró hacia el extremo contrario... Y Levi estaba serio, inexpresivo, como si realmente le hubiera parecido cualquier cosa, nada impresionante. Casi, como si fuera aburrido. Mikasa bufó... Levi la hacía sentir mierda, y no sabía ni porqué.

C o n t i n u a r a~

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora