Capitulo 33: Erwin y Annie.

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Mikasa respiró profundamente, y miró a través de los profundos ojos de Eren a lo que podía ser, una persona muy dulce y considerada. Se sintió aliviada, sin embargo bajó la vista a la mesa otra vez. Tomó un sobre de azúcar y lo vertió en su café expreso.
- ¿Me querías hablar de algo? - preguntó ella sin poder apartar su vista del mantel de diminutos cuadros.Eren refunfuño y se acomodó en la silla, mirando con tristeza como esa bella azabache estaba siendo perturbada mentalmente por alguien que obviamente no valía la pena; nadie que te haga llorar, la vale nunca.
- Me interesa tu talento, Mikasa. - Eren tomó un sorbo de su agua; miró con el rostro gacho y los ojos elevados la reacción de la azabache. Sus ojos se iluminaron de un modo que a él le causaba gracia, y sus pestañas, abundantes y negras de un intenso color noche, se abrían intensificando la mirada a un treinta por ciento más.
Mikada por poco escupía el café; ¿Interesado en su talento? ¿Que clase de interés? Había pasado por tantas cosas que prácticamente se le había olvidado a ella, que él era una clase de reconocido empresario, que buscaba representar a una nueva imagen de la música.
El corazón de la chica latió de un modo desenfrenado, casi dolía. Sus dedos se entumieron y su respiración se entrecortó. ¿Sería esa la oportunidad que tanto había deseado?
- Mi talento. - repitió Mikasa. - ¿Que tiene mi talento? - Eren sonrió; mínimo podría hacer que ese mal pensamiento que atacaba su cabeza desapareciera por un momento; más que nada, ese sería su objetivo. No podía perder a la alegre-sonriente- Mikasa, ¿Cierto? Eso era justamente lo que lo había llevado a fijarse en ella y en su talento con la voz y guitarra, una chica diferente, fresca y renovada, lista para marcar tendencias. Eren tenía buen ojo en todo eso de "impresiones".
- Tú llenas el perfil de la persona que busco. - Mikasa lo miró detenidamente. ¿Por qué yo?, pensó ella. ¿Por qué una simple chica que sabe mover las cuerdas sobre su guitarra? De repente, se sintió insuficiente. Ella no era uno de esos prototipos de estrellas que podrían ser moldeadas, y no estaba segura de querer entrar a un mundo tan superficial como era el de la fama, aunque su pasión era sin duda la música. Se encontraba con un dilema interno: Quería que las notas y melodías de su guitarra y voz la mantuvieran, y que ese fuera su trabajo mañana, tarde y noche; sin embargo, no quería tener que sufrir por todo eso que las celebridades usualmente sufría, o al menos lo que ella había visto que hacía. Bueno, de cualquier modo su cabeza estaba alejándose mucho del tiempo del ahora; no podía pensar a tanto futuro siendo que muy apenas sabía que haría esa mismísima tarde. Quizás estaba soñando mucho más de lo que merecía.
- ¿Por qué yo?
- Eres todo lo que no existe. - Mikasa frunció el ceño, mirándolo con confusión, y Eren sonrió de oreja a oreja. - Eres original, eres tu misma. ¿Sabes cuantas personas hay ahora en la industria con tus características? Ninguna. - Eren suspiró, mientras que a Mikasa le parecía un poco increíbles sus palabras. - Serías única, no te compararían con nadie, al resto lo compararía contigo.
Esas palabras, a oídos de la pequeña azabache, le resultaban melodías.




...




El dulce sabor de Otoño comenzó a dejar sus estragos por sobre toda la ciudad. Mikasa veía las hojas a tonos naranjos y marrones, caer de los infinitos arboles de aquel gran parque donde le gustaba pasar el rato. Con una bufanda ligera y una simple chaqueta se cubría del frío, y con sus ojos tristes, escribía en un insípido pedazo de papel.
Todo había cambiado; ni siquiera ella se sentía ella misma desde que todo ese embrollo con Levi sucedió apenas unas semanas antes. Habían pasado dos semanas ya desde la ultima vez que se hablaron, donde el, con tonos fríos e indiferencia inferior a "Nula", le dijo en pocas palabras que no lo buscara, que no le importaba, y que no pensaba que lo conocía. Eso la confundió mucho a ella.
Y a el también.
Levi miraba a través de la ventana del salón de canto hacia el frente de la Academia de Artes "Kyojin", como todos se movían, todos vivían, todo cambiaba. Todo había cambiado.
Petra revisaba unos exámenes de los niños de Séptimo Grado en su escritorio, y Levi miraba por la ventana con tristeza, odiándose a si mismo. Odiándose por ser santo cobarde, por ser un patán, y por perder a Mikasa. Estaba dicho, y era más que obvio... Ella se había convertido oficialmente en un bonito recuerdo de verano. Simplemente eso, un recuerdo que duró tan solo esa estación del año, esas cortas semanas que, en su momento, no se les veía fin. Pero ahora, había ya pasado hasta las hojas en blanco de un libro. Hasta la misma pasta con agradecimientos en la parte de atrás.
Levi suspiró. Se odiaba al admitirlo, pero extrañaba a Mikasa con todas las fibras de su ser. Extrañaba molestarla, sus enojos y sus desplantes de frustración. Extrañaba hacerla enfadar, para después con alguna acción sacarle una sonrisa que ella moría por ocultar, pero que el brillo de sus ojos revelaba.
Y ahora Mikasa pasaba sus días por el Instituto junto a ese alzado, idiota, ricachón y soberbio Eren Jaeger. Bufó sigilosamente, y gruño bajo ante el solo recuerdo de topárselos con la mirada desde lejos día a día en la cafetería, riendo, charlando y conversando sobre quien sabe cuantas cosas.



La hora de la clase de Analisación literaria-musical llegó el viernes por la tarde. Una clase que, a su pesar - y gusto desmedido por que se podían observar mutuamente en silencio - les tocaba a la azabache y el chico de ojos color aceituna juntos. Juntos en el sentido que estaban en un mismo salón, aunque no se hablan, y aunque fingieran no darse cuenta de la existencia del otro.
Mikasa estaba sentada en una banca cualquiera, y Levi entraba al salón al momento en que ella elevaba su mirada. Sus ojos se encontraron, se gritaron entre si tantas cosas, expresiones y confesiones que ninguno de los dos pudo interpretar del otro, gracias a la fría mirada que Levi le regalaba, y a los ojos confundidos de Mikasa. Ninguno supo decir exactamente qué, pero algo dentro de ellos mismos se sintió demoler en ese mero instante. Algo que estaba fuera de su manipulación y de su puro control.
Levi caminó sin desdén, sentándose lo más alejado que pudo de la azabache.
El blog del Instituto Kyojin, "Chismes Kyojin" había estado ocupado últimamente por la nueva relación que sostenían Darien Chiba y Serena Tsukino los dos nuevos y populares alumnos del instituto, olvidándose - de cierto modo - de la trama de "Rivamika", Como habían llamado a la "pareja" que era conformada por Mikasa y Levi. Sin embargo, había habido una publicación que revivía el recuerdo del “romance” que todo el instituto creyó que se sucitaba entre ambos: “Los Tortolos del Verano se separan”, así es como los idiotas que administraban el blog habían llamado a la noticia.
En sí, lo que ésta ultima indicaba era que Mikasa y Levi habían dado por terminado su “corto, pero intenso romance” en lo que parecía ser menos de cuatro semanas. Según ellos, Un mes fue lo que había durado esa pareja. En esa clase de cosas en donde te das cuenta de a que tan grande puede llegar la ignoracia Humana…
El profesor de la materia entró al aula apresurado, y sin decir mucho anotó unas cuantas cosas al pizarrón que tenía enfrente. Intentando vencer a la tentasión, Mikasa no miró por sobre su hombro como lo deseaba, y Levi miró la cabellera de la azabache en segundos que parecían un octavo de cada uno. Si nadie se daba cuenta, nada sucedería.











- ¿Estás loca? – preguntó Annie con una sonrisa en el rostro. - ¿Tendrás una junta de esas importantes?
- Junta con disquera, Annie. – suspiró Mikasa. Esa era la quinta vez que aclaraba el término. – Y si. Bueno, mas que nada es para ver si pueden hacer algo conmigo.
- Vamos, con Santo representante como Eren Jaeger, ¿Cómo no se podría? – dijo Annie con Ilusión.
La verdad era que, Annie se encontraba mas entusiasmada que Mikasa en todo ese asunto. Ella moría por ver a su mejor amiga en una de esas entregas de premios importantes, o tal vez en ganando un Grammy algún día. Mikasa no sentía que ese… que ese fuera su camino. Amaba la musica, sin embargo, ¿iniciar una carrera musical seria, con todo lo que eso implicaba? De eso no estaba tan segura. Para empezar, no sabía si estaba lista, no sabía si era lo suficientemente buena, y no sabía si eso era lo que realmente deseaba. Pero bueno… tampoco le quitaría la ilusión a su mejor amiga.
- ¿Cuándo es? – preguntó Annie sonriente. Mikasa sonrió con ternura al ver sus hoyuelos mas marcados que nunca.
- El próximo Viernes, dentro de una semana. – Annie abrió los ojos, sorprendida por la respuesta. Pero no sorprendida de un buen modo, si no de uno malo. Mikasa lo notó enseguida, y chasqueó la lengua. - ¿Pasa algo? – preguntó, y Annie la miró directo a los ojos. – Me acompañaras, ¿Cierto? Tienes que estar conmigo en esto.
- Es que... – Annie suspiró. – No se si pueda.
- ¿Por?
- Tengo una cita. – dijo Annie a media sonrisa. A Mikasa no le gustaría mucho lo siguiente que iba a escuchar… - Tengo una cita con Erwin.


Continuará...

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora