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Debido a la señorita, no acepto un no como respuesta: Amelí, he decidido regresar a la casa, aunque le he rogado que me dejara quedarme una noche más, esta mañana he preparado todas las cosas que de a poco me ha ido trayendo Lina y llevo prácticamente todo el día haciéndome la tonta con Mel, para no irme.

-Teff... No quiero ser grosera, aunque ya lo he sido, y en verdad me fascina la idea de que vivamos juntas, pero ya vete a tu casa, tienes un marido y un amante que te esperan.-Soltó sonriendo.

-Eres una idiota, lo sabes, ¿Verdad?.-Conteste recostada en el sofá y sonreí para luego darle una larga calada a mi cigarro.

-Lo sé, pero también se, que debes dar la cara de una puñetera vez, no seas una cría tía.

-Bien.-Por poco grite enfadada.-Si eso quieres, me iré, pero luego no vayas a buscarme de rodillas.-Bromee para luego levantarme del sofá.

-Lo prometo.-Respondió con una sonrisa en los labios y se levantó al igual que yo, suspire y ella se acercó a mí.-Créeme que será lo mejor para ti, quisiera que nunca te fueras de aquí, pero tu familia te espera.-Soltó con toda sinceridad, asentí resignada y nos saludamos con un beso en la mejilla y me dirigí al cuarto en donde dormía temporalmente y tome mis cosas.

-Digas lo que digas no cambiara el hecho de que me estas corriendo de tu casa.-Bromee y me cruce de brazos fingiendo estar ofendida.

-Venga, apuesto a que me lo agradecerás tarde o temprano.-Contesto entre risas a lo que yo sonreí y negué con la cabeza.

Nos saludamos con un beso en la mejilla y ya que al salir me cruce con Allén me vi obligada a despedirme de él también y agradecerle el permitirme permanecer aquellos días en su casa, aunque si no lo hubiese hecho me habría quedado de todas maneras.

Llegadas las 21:40hs, llegue a la casa, aparque el coche frente a la misma y algo dudosa, llena de nervios entré, al adentrarme en la sala inmediatamente me encontré con mi esposo calzándose su chaqueta aparentemente a punto de marcharse.

-¿Ya te vas de tu amante?.-Pregunte seria, las palabras se escurrieron de mi boca sin darme oportunidad a pensar lo que estaba a punto de decir.

-Cariño, ¿Que dices?.-Contesto y me abrazo con todas sus fuerzas.-Estaba yendo por ti, una vez más.-Agrego aparentemente angustiado.

-Pues ya estoy aquí, ¿No?.-Me limite a dejarle que me abrace, no sé por qué, no merecía tocarme después de dejar morir a mi hijo, pero aunque yo no le abrace a él, se lo permití.

-Quieres, ¿Quieres por favor explicarme que ha sucedido?, ¿Que ha pasado con él bebe?, ¿Porque te has ido así de repente?, estaba muy preocupado por ti.-Comenzó a hacer preguntas una detrás de la otra sin soltarme.

-Ha pasado lo que tanto deseabas... Cariño.-Recalque esto último para luego separarme de él y tomar del bolsillo de mi jean mis cigarros, me lleve uno a la boca y lo encendí.

-Stephanie, hazme el favor y apaga eso, ya sabes que no me gusta que fumes, mucho menos en la casa, y deja de decir tonterías todo el tiempo, también era mi hijo.

-Valla que tarde te has dado cuenta.-Dije dándole un larga calada al cigarrillo.

-Stephanie apaga eso.

-No lo hare, tú no eres nadie para darme ordenes, fumare todo lo que se me pegue la gana, tu preocúpate por tu trabajo que parece que es lo único que te importa.-Solté enfadada y me dirigí a la cocina.-Te voy a pedir por favor que no me sigas, déjame sola, ¿Vale?.-Dije en la puerta de la misma, esta vez más calmada, de su parte solo le escuche suspirar, entre al lugar y me encontré con la señora Andrews, al verla me abalance sobre ella abrazándola con fuerza, ella me correspondió abrazándome con un cariño que mi madre jamás me dio.

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⏰ Last updated: May 22, 2019 ⏰

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Mi perdición.Where stories live. Discover now