Dejé la taza de café junto con el pequeño plato que la acompañaba sobre la mesa ratona y me volví a apoyar en el respaldo del sofá apegándome nuevamente a mi esposo a la vez que me cruzaba de piernas.
-Bueno, creo que Amelí no vendrá, ¿verdad?.-Comentó Rachel resignada-Deberíamos ir pasando al comedor, la cena ya está lista.-Al escucharla, poco a poco nos fuimos levantando todos los presentes, pasando al lugar indicado, en eso sonó el timbre y rogué que sea Amelí, de lo contrario iba a matarla.
Mientras esperaba me senté. Era una mesa sumamente larga, en uno de los extremos estaban Rachel y Carric, aun lado de mi tenía a mi esposo y al otro a Ismael, junto a él estaba su noviecita, frente a mí solo quedaban dos asientos vacíos y a ambos lados de estos se encontraban Isaías y Alexis.
-Buenos noches.-Escuché de una voz femenina familiar, levanté la mirada y sonreí con alivio.
-Buenas noches.-Dije al igual que los demás presentes, Amelí y su esposo se sentaron frente a mí, ahora estaba justo al lado de Isaías, no le veía buena pinta a eso.
Mientras la servidumbre de la casa de los Hayter nos servía, Rama, Carric, Alexis y Allén, conversaban por su parte temas de negocios completamente aburridos, Rachel se había puesto a conversar muy a gusto con la morocha que tenía a su lado, Ismael e Isaías estaban callados para variar. Por mi parte tenía mucho que decirle a mi amiga, la miré y ella a mí, le señale con la vista a Isaías intentando preguntarle si había pasado algo más entre ellos, al parecer ella me entendió con facilidad y negó con la cabeza. Al poco tiempo todos estábamos cenando a gusto sin dejar de conversar entre todos de temas triviales, excepto Isaías e Ismael, que de vez en cuando cruzaba palabra con su novia, ¿para que la había traído?, ¿solo para fastidiarme?, no me extrañaría.
Abrí los ojos como plato al ver lo que me saco por completo de mis pensamientos, Isaías con la excusa de tomar la sal que estaba al otro lado de Amelí le había tocado un seno, inmediatamente la mire a ella quien estaba sonrojada como una quinceañera, negué con la cabeza, no podía creer que se prestara al juego del menor, tome una copa de vino y bebí un trago pero al sentir una mano fría que obviamente no era de mi esposo recorriéndome la pierna izquierda hasta llegar a mi intimidad me atraganté tosiendo levemente.
-Cariño, ¿Estás bien?.-Pregunto inmediatamente mi esposo con un tono de preocupación.
-Sí, lo siento, ha sido una estupidez mía.-Contesté nerviosa sonriendo falsamente y tome la mano de Ismael quitándole bruscamente de mi cuerpo. ¿Cómo se atrevía?, ¿Acaso estaba loco?, Además de a verse pasado tres pueblos estaba su hermano al otro lado, podría a verlo visto y pensar lo peor de mí.
Tomé una servilleta y me sequé la boca para luego dejarla nuevamente sobre la mesa y continuar comiendo intentado hacer que nada paso.
Al poco tiempo Isaías nada disimuladamente habló al oído de Amelí y se levantó diciendo que ya había terminado.
-Isaías me parece de muy mal gusto que te levantes de la mesa antes de que los demás acaben, debes quedarte aunque ya no quieras cenar, por respeto, además aun no has comido siquiera el postre.-Dijo Rachel con el ceño fruncido.
-Ya mama, ya he comido y no me apetece quedarme aquí, me iré a dormir.-Contestó serio y se marchó. Por la cara que puso Rachel pude deducir que hablaría con el cuándo estén solos.
Por mi parte terminé de cenar y comencé a conversar con Rachel y Amelí, recuperando el tiempo perdido y contándonos todo lo sucedido, yo me limitaba a hablar de lo más molesto que me había pasado últimamente ya que lo tenía al lado, pero ellas me entendían, Amelí interrumpió la conversación diciendo que iba a pasar al cuarto de baño, comencé a retroceder en el tiempo mentalmente y creía saber lo que estaba pasando, cuando Amelí se marchó continúe hablando con Rachel. Al cabo de aproximadamente quince minutos comencé a mirar hacia el lugar por donde se había marchado Amelí ya que no regresaba.

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Mi perdición.
RomantikStephanie estaba felizmente casada, tenía lo que siempre había soñado, un hermoso esposo, los gustos que quisiera cuando los quisieras, la boda que siempre soñó, con una luna de miel perfecta, una enorme y hermosa casa. Todo lo que necesitaba para s...