Bueno, pero vamos cuñadita, cuéntanos que te traes que nos tienes en ascuas.-Exigió Mía, habíamos pasado una cena muy a gusto, afortunadamente todos se llevaban de maravilla, algunos mejor que otros, y no había malas caras, ni malos comentarios, bueno me gustaría pasar por alto la típica cara de pocos amigos de Ismael y el obvio mal trato de su madre intentando cambiar su personalidad. Hacia aproximadamente media hora habíamos comido el postre, por lo que entre el comentario de mi queridísima cuñada, llego Lina y nos ofreció café, todos aceptaron, excepto Ismael, para variar, que se marchó sin siquiera saludar. Me habría gustado ir a buscarle, pero creí que era mejor tirarles la noticia ahora ya que al parecer ya todos estaban impacientes.
-Bueno pues...-Dije y me puse de pie apoyando una mano sobre mi barriga apenas crecida y tome con la otra la mano de mi esposo que estaba a mi lado, para que todos se dieran una idea de lo que estaba por anunciar.-Rama y yo... vamos a ser papas.-Finalice con una sonrisa, lo primero que hice al terminar fue mirar atentamente la reacción de mis suegros, ya que la de mis cuñados y amigas no me interesaba además de que Rachel y Mel fueron las primeras en saberlo, hubiera pagado por una foto con la expresión de mi querida suegra.
-Vaya...pues... que bien...espero sepas criarlo.-Soltó con una falsa sonrisa como de costumbre.
-Madre...-Advirtió Ramiro mirándola.
-Claro que lo hare, me asegurare que no le apetezca marcharse de mi casa a toda costa.-Conteste sonriendo.
-¿Intentas decirme algo?.-Respondió mi suegra con el ceño fruncido haciéndose la desentendida.
-Usted, tanto como su esposo, sabrán... ¿Verdad?.-Esta vez mire a mi suegro que me miraba serio sin decir una sola palabra, en esto se levantó Mia y me abrazo.
-Felicidades tía, me alegro mucho por vosotros.-Dijo, parecía sincera, se separó sonriendo y me dio un beso en la mejilla.
-Gracias Mia, me alegra que a alguien le allá caído bien la noticia.-
-Felicidades...-Dijo esta vez Aarón y me dio un beso en la comisura de los labios, debo decir que me extraño un poco, pero lo deje pasar y asentí con la cabeza en forma de agradecimiento, Los demás integrantes de la reunión también se acercaron a mí me han dado las felicidades un abrazo al igual que a Ramiro, excepto Raquel y Alejo que ni siquiera se inmutaron.
-Señores la sala esta lista para el café.-Informo Lina y ya que casi todos estábamos de pie nos dirigimos al lugar, cada uno se fue por su parte, algunos terminaron negándose al café, que Lina hiso ahora en vano, Alexis, Allén y Aarón se decidieron por el patio para poder fumar, Rama y yo nos sentamos en el sofá al igual que mis suegros, Rachel, su esposo, Mia y Natalia, Mel se marchó con la excusa de ir al cuarto de baño, a Isaías lo perdí de vista ni siquiera se en que momento, aunque me imaginaba donde se encontraba. En un momento pude escapar de los demás con la excusa de ir al tocador aprovechando de que ya nadie se percataba que Amelí nunca había regresado, me dirigí a mi cuarto, mi curiosidad me gano, debía comprobarlo, abrí lentamente la puerta solo unos centímetros y al ver aquella escena revolee los ojos, No en mi cama Amelí, me lamente, era una descarada realmente, debía regañarla en cuanto pudiera. Me dirigí al cuarto de Ismael y toque su puerta, para variar no me contesto por lo que no espere ni un segundo y entre, no tenía tiempo para sus berrinches de niño pequeño.
-Isma... ¿Por qué te has encerrado aquí?.-Pregunte para luego sentarme a su lado en la cama, él se encontraba de espaldas y al escucharme se volteo.
-No me apetece estar allí.-Dijo mirándome a los ojos.- ¿Has venido a hacerme compañía?.-Pregunto con una sonrisa, por lo que sonreí ante su cambio de actitud.

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Mi perdición.
RomanceStephanie estaba felizmente casada, tenía lo que siempre había soñado, un hermoso esposo, los gustos que quisiera cuando los quisieras, la boda que siempre soñó, con una luna de miel perfecta, una enorme y hermosa casa. Todo lo que necesitaba para s...