¿Ella? Una adicta al sexo. Sexy, egocéntrica y orgullosa.
¿El? Un chico serio. Padre soltero, responsable y reservado.
¿Podrán estos dos polos apuestos encontrar el amor?
Brooke era una de las chicas más calientes de la universidad Richmond. Además una de las más habladas por todo, en especial por los hombres. Decían que era la chica más sexy, más caliente y mejor sexo. Ella no los contradecía, quien lo hacia ella demostraba que era la mejor. No le importaba que la llamaran puta, ella no se consideraba así. Solo era una chica la cual ama el sexo y le gusta hacerlo a cada rato. Eso no tenía nada de malo ¿O sí? Además, no es como si los chicos se negaran a meterse con ella. Al contrario, se peleaban por al menos unos minutos con ella. Y Brooke no se los negaba, aunque tenía sus expectativas. Cualquier chico caliente que veía terminaba teniendo sexo. No era de relaciones seria, nunca las ha tenido y nunca las tendrá. Para ella, solo existía ella y el sexo. Esas eran sus debilidades. Así que cuando se fija en Justin, un chico de la clase de Derecho piensa en el buen polvo que tendrán. Lo que Brooke no sabía es que Justin no era el tipo de dormir con las chicas a las primeras. Para Justin, se necesitaba una amistad, una relación antes de pasar al siguiente paso; sexo. Si había algo que a Brooke la ponía caliente eran los retos y Justin era uno de ellos. Así que cuando por fin logra follárselo, se verá envuelta en una necesidad de volver a estar con él. ¿El problema? Justin era de relaciones serias. No le gustaba ir a fiestas, tener sexo en cualquier lado, tampoco era alocado como ella. Eso no detenía a Brooke de volverlo a querer en su cama. Lo que realmente detenía a Brooke era el pequeño James Bieber de cinco años.
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