Parte III

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—Justin—susurró Brooke y este gimió apretándola más a su pecho. Amaba sentir el pecho de él y dormir en este. Podía pasar todo el día acostada de este y no cansarse, pero realmente necesitaba ir al baño. –Bebé—lo movió suavemente haciendo que este se quejara. –Debo ir al baño—dijo haciendo que por fin Justin la soltara.

—No tardes—susurró él viéndola antes de volver a cerrar los ojos. Por su parte, Brooke se puso de pie poniéndose sus bragas y su ropa de dormir con la que había venido. Ni siquiera se había detenido a pensar en lo ridícula que se vería al bajar hasta el estacionamiento del condominio con una sudadera y unos shorts de unicornios acompañado de sus pantuflas gigantes de unicornios. Ahora que se veía vestida así lucia como una idiota, pero se sentía cómoda. Puso las pantuflas a un lado y caminó al baño. Hizo sus necesidades y se echó agua en la cara. Ya no estaba pálida como ayer, ahora tenía color y lucia más viva. Sabia porque, él le había vuelto el color al hacerla ruborizarse de tantos cumplidos. Nunca nadie le había dicho tantas cosas lindas como él anoche mientras le hacia el amor. Porque es eso lo que Justin le hacía, el amor. Lo sentía cada vez que la besaba. Cada vez que sus labios recorrían cada parte de su cuerpo tomándose el tiempo de amarlo. Como su lengua acariciaba cada parte sensible se su cuerpo, en especial como lamia alrededor de su ombligo haciéndola gemir de sensibilidad. Como mordía su oreja sabiendo que era el lugar más sensible que tenía. Como hacia sus movimientos más lentos y más profundos. Pero sobre todo como le susurraba cosas al oído. Le decía lo hermosa que era, lo loco que lo tenía, lo mucho que le encantaba y sobre todo lo mucho que la quería. Cosas que realmente le llegaban al corazón. Ningún chico jamás se había detenido a decirle lo linda que era mientras tenían relaciones. Lo más parecido a un cumplido que alguna vez llegó a recibir por parte de los demás chicos eran un; "que bien te mueves nena, que bien me la chupas o eres única en esto" jamás un bonita, ni un te quiero. Tampoco es como si le importara, esos imbéciles ninguno valía la pena. Y ninguno jamás se compararía con Justin. Además de que este era mejor hombre en el sentido de lo bien dotado que estaba y lo bien que sabía usar sus atributos, era un chico increíble, sobre todo un caballero. Estaba segura que él jamás iría revelando por ahí lo buena que era ella en el sexo oral o lo bien que sabía mover su trasero. Sabía que él jamás compartiría ese tipo de cosas con sus amigos porque era reservado. Porque creía que eso era algo intimo entre pareja y ellos oficialmente eran una pareja. Ya no iba a huir más, se quedaría y dejaría que las cosas se dieran sola. No iba a negar que se sentía un poco incomoda por lo que sentía, pero iba a intentarlo por él. Él merecía la pena y lo intentaría por ella también. Merecía la oportunidad de sentir lo que era tener una pareja. Lo que era tener una persona que se preocupara por ella, que la cuidara, pero sobre todo que la amara. Quería sentir eso que veía en otras parejas. Quería sentir lo que era pertenecerle solamente a un hombre y eso iba hacer. Iba a dar lo mejor de ella para hacer que las cosas con Justin funcionaran. Frunció el ceño al escuchar el timbre y apagó la luz del baño antes de salir de la habitación. Cerró con cuidado la puerta detrás de ella y miró la hora marcada en el reloj de la estufa. ¿Quién diablos tocaba la puerta un sábado a las ocho de la mañana? No conocía los vecinos de Justin, pero esperaba que no fuera uno de ellos quejándose de los gritos de anoche. Aunque dudaba que se quejaran por eso. ¿Acaso ellos no tenían buen sexo? Se arregló el cabello y abrió la puerta encontrándose una chica acompañada de un niño, pero no fue eso lo más que la sorprendió sino el gran parecido del niño con Justin. ¿Qué diablos...? Frunció el ceño viendo a la chica y esta rio negando mientras entraba.

—¿Quién eres?—preguntó Brooke confundida. Lo estaba y mucho. ¿Quién era esa chica y quien era ese niño? Pero sobre todo, ¿Por qué diablos el niño se parecía a su novio?  ¡Era una copia exacta de él!

—Puedo darme cuenta que no tienes idea de quienes somos—dijo la chica y Brooke la miró con la ceja alzada. ¿Por qué diablos ella tenía que saber quiénes eran ellos?

The Crime of Love {Justin Bieber Short Story}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora