Capítulo 6

191 34 69
                                    



Pristinne, Alhena y Nova llevaban casi dos horas en la biblioteca de la Mansión Elemental de Aire, lugar donde los tres enviados de dicho Elemento habían crecido, rodeados de sus guardianes Cástor, Pólux y Gliese, quienes más tarde les acompañaron a la Mansión Astral donde estudiarían los siguientes tres años. Ellos tres junto con los demás guardianes de cada Casa Elemental conformaban una parte importante del cuerpo docente de dicha institución.

Una lástima que también los hayan abandonado.

Las chicas buscaban registros de situaciones similares en las que la pérdida de Arcanos Mayores fuese tan significativa como había ocurrido con ellos, pero no les era posible hallar tales resultados entre los distintos libros de Historia Arcana, Historia Zodiacal ni tampoco en los archivos que había guardados en los archiveros que se hallaban cerrados con llave, y para los cuáles sólo poseían llave los habitantes iniciales de esa Casa.

— ¿Alguna idea de dónde pueda haber más, Alhena? —cuestionó Pristinne desparramándose en uno de los sofás de la biblioteca.

—Me temo que no —contestó la chica—. Nuestros guardianes nunca nos mencionaron nada de los archivos siquiera, tan sólo hallamos las llaves en nuestras habitaciones en cuanto regresamos hace dos días.

—Esos malditos guardianes —farfulló Nova, quien había perdido gran parte de su usual brillo, alegría y espontaneidad desde que su gemela, Titania había sacrificado su vida para salvar la de ella—, nos abandonaron y nos dejaron a nuestra suerte. Al menos nos han dejado montones de oro y dinero para sobrevivir, ¡pero son inútiles, pues ni siquiera sabemos protegernos de lo que verdaderamente nos pone en peligro!

Pasaba la mayor parte del tiempo al borde de las lágrimas, maldiciendo en silencio y rememorando todas las veces que había sido absolutamente nefasta con su hermana, cada vez que eso sucedía, su cordura se alejaba un poco más, y las puertas de la total insanidad rechinaban, ansiosas por abrirse y consumir a la Heredera Arcana.

—Nova. No es momento. —reprendía Pristinne a la joven.

— ¿No es momento? —cuestionó con una amarga risa en su garganta— ¿Cuándo será momento, señorita yo-lo-sé-todo?

—Chicas. Por favor, no podemos darnos el lujo de pelear. —intervino Alhena y ambas la miraron con disgusto.

—Fácil para ti decirlo, princesita. —dijo otra voz entrando a la biblioteca.

Incluso si las dos Herederas Arcanas se hallaban bastante irritadas ante la búsqueda de orden y perfección que inusualmente había invadido a la Heredera de Géminis, la dueña de aquella voz y sus secuaces las irritaban más.

—Lárgate, Astrea. —soltó Nova, poniéndose de pie.

— ¿O qué?

— ¡Por favor! No empiecen. —dijo la joven que estaba de pie junto a Astrea.

—Cállate, Saaia. —contestó Nashira.

—Las tres, deténganse —ordenó Alhena. —, por Mercurio Astrea. ¿Ni siquiera en una situación como esta puedes comprender que tu drama no es bienvenido?

—Además, intento de chica malvada. Si yo fuera tú tendría muchísimo cuidado con quién me meto. Recuerda muy bien quiénes dentro de esta Mansión poseen el conocimiento para que no nos hundamos. —retó Pristinne, acercándose de manera peligrosa a la Heredera de Virgo.

— ¿Nos estás amenazando, nena de Hades? —cuestionó con sorna Nashira. A la chica solían tenerla como la segundona de aquél trío de intento de arpías, cuando en realidad ella era la peor de las tres.

Los dueños del Destino. #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora