En el Gran Salón, con sus vastos sofás, apagada chimenea, persianas abiertas y luz iluminando cada rincón, veintidós Herederos del Destino se hallaban sentados, esperando impacientemente que dos de sus mentores dieran la noticia que habían declarado ser de carácter urgente.
Todos miraban a detalle el estado físico de sus antes guardianes, sus ropas raídas y manchadas con hollín— ¿o cenizas?—, sus rostros demacrados y ojerosos, cabellos despeinados y una mirada que gritaba angustia y desesperación, era un estado similar al que sus pupilos padecían en las horas posteriores al ataque, del que ya había pasado un mes.
Algunos de los Herederos les veían con desdén y rencor, especialmente Nova, Mondete y Ninfa, los demás los miraban con una mezcla de insaciable duda, curiosidad y enojo.
Pero nadie se atrevía a abrir la boca.
La mayoría de los Herederos habían sido convocados mediante las habilidades telepáticas de Thaddeus, que podía meterse en la cabeza de cada uno de ellos al mismo tiempo si se concentraba lo suficiente, mientras que otros ya se encontraban en el mencionado salón desde minutos antes.
—Es importante que pongan atención a lo que vamos a decirles, no sabemos cuánto tiempo estaremos aquí antes de que nos extingan. —habló por primera vez uno de los guardianes.
— ¿Extinguirlos? ¿De qué demonios hablas, Pólux? —inquirió Alhena.
—Habla de los Creadores. —replicó Pristinne, y ambos Guardianes asintieron.
—De la misma manera que nos ponen a brillar en el espacio y nos dan un cuerpo físico cada cien años, pueden destruirnos. Las estrellas se extinguen todo el tiempo, a control de El Sol y La Luna. —explicó Castor.
— ¿Por qué los extinguirían? —preguntó Fortuna, curiosa.
—Por desobedecer —contestó Thanatos—. Ellos, al igual que cada uno de nosotros y nuestros padres, son sus creaciones. Y ellos pueden hacer con ellas lo que quieran, verdaderamente, y aunque quieran hacernos creer lo contrario, ellos son los únicos «Dueños» del Destino.
—La puta madre —soltó Castiel—, ¿entonces bien podríamos dar la guerra por perdida? ¿Para qué seguimos luchando?
—Ahem, ¿y si los dejan hablar? —cuestionó suave e irritada Alhena.
—Gracias. —dijo Pólux.
—El Sol y la Luna nos enviaron al Inframundo, por intentar intervenir con el orden del Destino. Afortunadamente, nuestra querida Reina del Inframundo y Diosa de la Primavera; Perséfone, nos debía un favor —explicó Castor—, fue como logramos salir.
—Sin embargo, dudo que nos quede mucho tiempo, por lo que es crucial que escuchen esto: Los Creadores sabían del ataque, ellos abrieron el sello de protección y permitieron que los Arcanos Menores entrasen a la Mansión Astral. No hubo ningún incidente en el Instituto Arcano, los Creadores querían que librasen esa batalla, no entiendo por qué. —finalizó Pólux.
—Vaya mierda. —murmuró Mondete.
— ¿Y qué sigue ahora? —preguntó finalmente Astrea.
—Cada uno debe analizar y comprender su profecía, para que en conjunto, los veintidós Herederos del Destino de la vigésima-primera generación Arcano-Zodiacal descifren la Profecía. —desglosó con seriedad Castor.
— ¿Profecía? —chilló Nashira.
—Nadie nos ha hablado de ninguna profecía. —le secundó Saaia.
—Thaddeus, ¿qué demonios? —inquirieron los gemelos Guardianes al unísono.—Todos ya deberían conocer su profecía.
— ¿Para qué decírselas? No escuchan. —replicó el joven Heredero.
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Los dueños del Destino. #PGP2021
FantasíaEl inicio de todo ocurrió de manera inesperada, y el final de todo ocurrirá de la misma forma. Los Herederos a cargo del Destino de todo lo que existe, viviendo bajo el yugo de los seres más poderosos que existirán alguna vez, son atacados y masacra...