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Él asintió varias veces, dando una sonrisa de lado a lado.

—Eres mi ángel caído del cielo—sonreí burlona—. Ey, sabes algo de Namjoon?

—Sí-

El sonido de los platos chocando contra nuestra mesa me interrumpió. Miré expectante a la chica y esperé a que se fuera.

—¿Decías?—preguntó él, agarrando una papa frita de su plato y llevándosela a la boca.

—Namjoon está en mi casa—respondí dándole un mordisco a mi hamburguesa y él asintió.

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—Recuerda Jungkook, limpiarás mi casa con tu amigo nuevo—le dije saliendo del restaurante, después de una pelea sobre quién pagaría, me rendí.

—Por supuesto que lo haré, estás dejando que un huracán pase por tu casa. Debería agradecértelo de algún modo.

—Supongo que debo ir a casa. Namjoon estará esperándome con un incendio obviamente provocado por él—respondí levantando mis hombros. Él asintió de nuevo.

—Te veré mañana, Chloe. La fiesta empieza a las 8 de la noche, ponte algo sexy—dijo burlonamente mientras besaba mi mejilla en forma de despedida.

—Adiós chefsito, te veré mañana—le grité estando al menos dos metros de distancia, sacó su dedo medio en respuesta y siguió caminando.

Reí y me encaminé a casa, dediqué el tiempo a solas para pensar en mi amor lejano y recordar mis días en la universidad. Para ese entonces, Jimin se ponía cada vez más guapo, la pubertad estaba pegándole a toda costa.

Recuerdo perfectamente aquél día, mis padres me habían comprado una cámara nueva. Aquél día en el que lo vi entrar y noté una cosa totalmente diferente; había teñido su cabello de rosa. Abrí los ojos a más no poder, me quedé más impactada cuando vi su perfecto cuerpo en movimiento.

Para luego en el recreo estaba a un metro de mí, mientras probaba mi cámara nueva, tomé una foto accidentalmente, y de allí salió el mejor regalo de cumpleaños. Y de allí salió mi ilusión, pues, había descubierto que Park JiMin estaba mirándome cómodamente.

Una sonrisa tonta se escapa de mis labios y no me voy cuenta de que ya llegué a casa. Saco la llave de mi bolsillo derecho de mi sudadera Gucci, la introduje en la cerradura y la giré, abrí la puerta, dejándome ver a Namjoon acostado en el sofá, con la boca abierta a más no poder y el plato de pizza vacío encima de su pecho. Me apoyé en el umbral de la puerta y alcé mi ceja divertida.

Un fuerte ronquido me asusta y se convierte en Namjoon ahogándose con su propia saliva. Empecé a reír fuertemente. Él sacudió sus ojos con sus manos y me miró adormilado. Cuánto aegyo.

—¿Desde hace cuanto estás aquí?—preguntó ronco.

—Lo suficiente para apreciar a Kim NamJoom dormido en mi sofá—respondí entrando completamente en casa y cerré la puerta.

—Entonces debe ser mucho tiempo—dijo y se levantó, haciendo que el plato que estaba en su pecho chocara contra el suelo, partiéndose en varios pedazos.

—Genial, NamJoon—dije sarcásticamente, caminé hacia la cocina.

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—Oye, lamento mucho lo del plato... Lamento todo, en general—dijo Namjoon después de verme limpiar el desastre. Me senté a su lado y coloqué mi mano encima de la suya, lo miré y él hizo lo mismo.

—Está bien Namjoon, no tienes por qué disculparte—respondí apretando levemente su mano, mientras él me daba una sonrisa.

—Necesito un abrazo—dijo de repente, lo miré de nuevo, y sus ojos estaban cristalizados.

No dudé un segundo y uní su cuerpo con el mío en un abrazo, él escondió su cara entre mi hombro y mi cabello. Acaricié su cabello, moviendo mi pulgar de arriba hacia abajo.

—Vamos cariño, dime qué pasa—susurré. Su única respuesta fue un sollozo de su parte—. Vamos Namjoon, me harás llorar a mí también—respondí.

—Últimamente me he sentido muy solo, Chloe—sollozó—. Mis padres no dejan de viajar y jamás me dieron el calor que necesitaba. Aquellos a los que llamaba mis amigos han desaparecido—.

—Jungkook preguntó hoy por ti...—respondí de manera que él supiera que no estaba solo.

—¿Lo dices en serio?—se separó un poco de mí y me miró directo a los ojos, los suyos estaban rojos y con lágrimas acumuladas, detrás de ellas, podía ver un brillo de esperanza.

—Sí, Namjoon—respondí—. Y si no quieres sentirte solo...—dije lentamente, pensando si realmente iba a hacerlo—, puedes venir a vivir conmigo...—

Me abrazó de nuevo y sentí su sonrisa contra mi cuello, ya que tenía su cabeza recargada en mi hombro. Asintió varias veces, dando a entender que le gustaba la idea.

—No tienes idea de como agradezco esto—dijo sonriendo—, pero, hay un solo cuarto...—

Negué rápidamente.

—Hay un cuarto de huéspedes—.

—Demonios. Me hubiese encantado dormir contigo—dijo dramáticamente. Estallé en carcajadas y negué con la cabeza. Namjoon era un caso perdido.

—Jungkook hará una fiesta mañana aquí—dije calmando mi risa.

—Eso es genial. Alcohol gratis—rodé los ojos.

—Nunca cambias—.

Photograph ➡️ pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora