n i n e

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Estar entre los brazos de Jimin me hacía sentir bien, me hacía sentir protegida, me hacía sentir segura. Todo como algún día lo imaginé. Imaginaba miles de veces nuestro primer beso, como sería. Nos imaginaba viendo películas hasta tarde y que, luego nos quedáramos dormidos hasta que se nos fueran las horas. Que al momento de llegar al clímax, me dijera al oído lo tanto que me amaba. La luz del día se filtraba por mi ventana. Jimin no estaba a mi lado, y eso me dió algo de inquietud. Abrí los ojos, acostumbrándome a la luz. Me acomodé en la cama y mi mirada se dirigió a mi mesa de noche, había un papel doblado perfectamente por la mitad. Lo tomé entre mis manos, en la "portada" se marcaba en perfecta letra cursiva Chloe. Desdoblé la hoja y leí su contenido.

"저은 아침 입니다~ tuvimos que salir a comprar comida para nuestro apartamento. Ni te imaginas. Deberías venir conmigo a visitarnos. Prometo traerte algo delicioso. Te agradezco por juntarnos de nuevo! 방탄 소년단 están juntos de nuevo. Prometo no tardar.

지민..."

Perfecto. Tenía tiempo para morirme de frío. Qué genial.

Volví a acurrucarme entre las gruesas sábanas y sentí una gran emoción. Y es que, mi mirada paró a donde siempre lo hacía. Sí, la fotografía de Jimin. Aquella fotografía que por años admiré sin cesar, la fotografía que me hacía sentir de lo mejor si la miraba. 

Y ahora, agradecía a todo que Jimin me miraba, que su mirada hacia mí era real, que ahora no debía capturar el momento en un pedazo de papel. Podía apreciar su mirada sobre mí, aunque fuera por equivocación.

La puerta principal se abre, dándome a entender que los chicos habían llegado, y con ellos, Jimin. Sus voces se oían hasta mi habitación, podía escuchar lo que decían. Pero realmente no entendía qué mierda decían. Podía entender muy pocas cosas, porque a Nam y a JungKook les da la locura y empiezan a hablar en su idioma, haciéndome sentir inferior, pues no entendía una mierda de lo que decían.

Sus voces se oyen más claras al acercarse a mi habitación. Los nudillos de alguno de ellos choca contra mi puerta, pidiendo permiso para entrar.

—Adelante—dije, para luego mirar a la puerta y ver quién se asomada por ella.

—¿Qué tal te sientes?—pregunta, entrando y colocando unas bolsas en la mesa de noche, despertando mi instinto de hormiga.

—Pues, estoy bien—respondí con algo de alegría. Creo que aún seguía dormida.

—¿Cuánto tiempo llevas despierta?—pregunta, tendiéndome una gran barra de chocolate. Los ojos me brillaron como dos lunas llenas. Rápidamente extendí la mano, para alcanzar a mi precioso.

—Lo suficiente como para leer la carta—respondí, dando una bocada a mi barra de chocolate

—Entonces no es mucho—dijo, y sus labios se curvaron en una sonrisa—. Chloe...—pronunció mi nombre, llamando mi atención. Lo miré, pidiendo con la mirada que siguiera

—¿Sí...?—respondí, preparándome mentalmente para lo que diría, no sabia ni me hacía una mente de lo que iba a decir, pero me ponía nerviosa captar su atención

—Aquella noche, cuando nos quedamos encerrados...

Me callé. Simplemente me dediqué a mirarlo, a prestar atención a sus palabras y a no interrumpirlo. Sus facciones estaban calmadas, pero en el fondo sabía que estaba lleno de nervios y no sabía la razón, pero de alguna manera; me hacía sentir nerviosa a mí también.

Photograph ➡️ pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora