FNAF (Mike Schmidt Life Fanfic)

Capítulo 4: Una cena... animada

>>Vincent narra<<
         Vaya, eso mismo iba a preguntar ayer antes de que me intentara disparar... dos veces. 

-Claro, a las nueve- me abrazó. La última persona que me abrazó fue aquella chica del bar. Algo trama, porque incluso me llamó amigo. Tras hacerle mucha presión acabó confesando que venía a mi casa para descubrir que soy el asesino. Pobre idiota, no sabe lo bien que se me da limpiar sangre. No cancelé la cena, iba a tener una cena que no olvidaría... Jamás.

>>Mike narra<<
         Al acabar el trabajo me fui a casa. Tenía que ser consciente de que me metía en el hogar de un hombre que podía ser un asesino. Si eso fuera verdad, había una probabilidad elevada de morir de una forma no muy agradable aquella noche, pero mis ganas de saber quién es el asesino eran muy altas. No pude evitar sentirme con miedo, o quizás eran solo nervios, pero me agobiaba un poco la idea de pasar la cena con un loco, un psicópata, un asesino. Miré el reloj, el tiempo se pasó mas rápido de lo que desearía y tuve que coger mi chaqueta y salir. Vincent no vivía demasiado lejos de mi, como a un par de manzanas. Era una noche despejada y no hacía demasiado frío para ser invierno y, sin embargo, tenía la sangre helada. En quince minutos estaba enfrente de de la puerta de su casa y, sin demasiadas ganas pero a la vez ansioso, toqué al timbre. Aquella figura morada me recibió en su piso. Si mal no recuerdo, el 2ºC. Su piso era amplio y no pude evitar fijarme en el piano brillante. Se notaba que lo cuidaba.

Me alarmé cuando escuché cómo echaba la llave a la puerta de la casa. Estaba encerrado. Encerrado con una persona que, por su actitud, no tenía buenas intenciones. Además no tenía nada con lo que defenderme.

-¿Cenamos o qué?- preguntó, con una amplia sonrisa digna de Cheshire el gato. Al menos moriría con unos tallarines en el estómago, pues eso era lo que había cocinado. La comida estaba rica. La tensión era palpable durante la cena. Hasta que él rompió el silencio con una pregunta algo incómoda: "¿Qué piensas de mí?". Me empecé a sentir como en una oveja ante el agresivo lobo: impotente.

-¿Qué-Qué?- exclamé, con miedo

-Hubo una vez un hombre, que en paz descanse, que se sentó en esa silla y me mintió. Seamos sinceros Mike.- su voz me asustaba. Intentemos contestar...

>>Vincent narra<<

           Desde el momento en el que Mike entró por aquella puerta supe que tenía miedo. Eso me facilitaría las cosas, es más fácil manipular a alguien si tienen miedo. Miró mi piano al entrar. El piano... Era ya lo único que me importaba, ya que era también lo único que me quedaba. Si alguien lo rompía, podía darse por muerto. Empezamos a cenar y lo saqué se sus pensamientos comenzando con mi... "interrogatorio". La pregunta era sencilla, qué pensaba de mí. Era algo importante ya que podría ir desde hacerme la víctima y culparlo a acusarme a mí mismo. Tan sólo necesitaba su respuesta, la cual se resignaba a soltar. Me levanté y alzando, la voz en un pequeño ataque de locura, exclamé:
      
      -¡Sólo intentas culparme! ¡¿Sabes qué pienso?! ¡Que te quedas sin pruebas! Si pudieras probar que soy el asesino... ¡Ni eso!
      -¡Pero si tú vas por ahí borrando mis huellas!- gritó el, furioso.
     -No voy a ir a la cárcel por supersticiones tuyas Mike -tras decir eso, todo lo afligido que supe fingir, se sintió hasta avergonzado y, tras algo de manipulación, lloró y todo. Débil. 

>>Mike narra<<
      
        ¡Hijo de puta! Me hizo llorar del agobio. Le tenía miedo, era innegable. Tras calmarme, me dejó marchar. Me fui a casa, triste, pensando que ya no podía hacer nada. Me quedé dormido viendo la tele y, por suerte, tenía la alarma puesta en el teléfono móvil para ir al trabajo... aunque no me pagarían hasta dentro de dos semanas.