— ¿Que tal estás?— Supongo que bien, nada fuera de lo común.
El hombre ríe ante las palabras de Jeongyeon y la conversación continúa. Jinwoo había venido a ver a la rubia como lo hacía todos los sábados por la tarde.
— Papá...
— Dime —
— No, nada...
Jeongyeon trata de pronunciar palabra pero nada logra salir de su boca.
— No te presiones —dice al cabo de un rato comprensivo— pero con cualquier cosa que necesites, aquí estoy.
— Gracias Papá— le dedica una sonrisa agradecida y Jinwoo contesta con el mismo gesto.
— Pues vine para....—hace una pausa para el efecto de sorpresa — invitarte a un viaje en barco. Ya sabes que hace mucho tiempo no salimos y pasamos tiempo juntos ¿Que opinas? — le sonríe una vez más a su hija, a lo que esta contesta con el mismo gesto.
— ¡Claro! Me gustaría.
Al final decidieron que partirían del muelle un viernes a primera hora de la mañana para aprovechar el día. Además decidió invitar a la pelinegra al viaje. Al decirle, sus ojos brillaron con entusiasmo y aceptó al instante.
— Vamos Jeongyeon, que se nos hará tarde —Momo le dice esperándola afuera de su cuarto. La susodicha termina de prepararse y al segundo la japonesa la arrastra al exterior de su hogar para encaminarse al muelle.
Toman un autobús ya que el viaje es largo y se recuestan la una sobre la otra. Bajan en la parada después de 20 minutos y se dirigen al muelle donde Jinwoo las está esperando.
Mira de reojo a Momo y se percata de algo. Su apariencia exterior se veía más arreglada que de costumbre. Su cabellera caía sobre sus hombros agraciadamente, peinado de manera perfecta. Una chaqueta oscura por encima. Se veía aún más linda así.
Siguieron caminando hasta que ambas ubicaron a Jinwoo. El también se percató de ellas y alzó la mano para saludarlas. Jeongyeon se da cuenta de cómo las mejillas de su amiga se sonrojan. Sonríe con tristeza.
Después de varias preparaciones, se internan mar abierto. Jinwoo guía a su hija y a Momo hacia la parte inferior de la nave. Les indicó en donde estaba cada cosa y les asigno un cuarto para pasar la noche.
— ¿Que tal? ¿Les está gustando? —les pregunta una vez todos sentados cerca de la proa.
— Hermoso —la pelinegra aes la primera en contestar y Jeongyeon asiente de acuerdo.
— Que bien, vengan a la cocina. Les prepararé algo —se pone de pie y baja las escaleras rumbo a la cocina.
— Tu padre sabe hacer de todo —Momo comenta con las mejillas rojas. La rubia asiente con melancolía, sin decir palabra.
— Vamos —se incorpora y ayuda a la otra a ponerse de pie.
Cuando entran a la cocina un olor delicioso inunda sus fosas nasales.
La lasagna de papá.
Jeongyeon sonríe, recordando como todos los días, su papá solía cocinar para ella y su madre.
— Siéntense chicas, esta delicioso.
Momo y Jeongyeon se sientan en torno a la mesa de la cocina y empiezan a degustar.
El ambiente es agradable y alegre, pero Jeongyeon no puede evitar sentir su corazón pesado.Paseaba la mirada de Momo a Jinwoo. Momo observaba con ilusión a su padre, pero cuando estaba a punto de ser atrapada, bajaba la mirada. Jinwoo tampoco actuaba con disimulo. Jeongyeon suspiró por milésima vez ese día.
Ambas chicas se dirigieron a su cuarto y cayeron en la cama que se encontraba en el lugar.
— Tu papá es muy lindo —Momo le comentó, a lo que Jeongyeon forzó una sonrisa.
Era verdad que su padre era guapo pero que Momo le dijera aquello era demasiado para ella.Súbitamente, una canción empezó a escucharse. Una tonada triste y melancólica. Jeongyeon sabía bien a qué se debía aquello.
Al mismo tiempo, una serie de pequeños sollozos acompañaron a la melancólica canción. Momo levanta lentamente la cabeza hacia los sonidos.
— Siempre lo hace.
La pelinegra no comenta nada ante lo dicho por Jeongyeon pero la observa con interés.
— Casi siempre lo hace, especialmente con Schubert*. Lo de llorar.
Momo la observa por un segundo antes de voltear una vez más a donde provienen los sollozos.
Apagan las luces para de una vez irse a dormir y ambas se recuestan en la cama. El balanceo del barco producido por las olas inmediatamente arrulló a la rubia hasta que ésta, lentamente, cayó dormida.
Sin embargo la japonesa aún no dormía, puesto que se encontraba observando el rostro de Jeongyeon con una mirada de confusión.
*Franz Schubert
es el compositor de Fantasia,
la canción del principio
Por si no sabían 🧡