Al final, la rubia convenció a Momo de ir a la reunión activista que se iba a llevar a cabo la próxima semana.— ¿eso no es de mi madre? —Jeongyeon le preguntó a Momo, la cual se estaba probando un pantalón de la mama de la rubia.
— lo es —Jeongyeon guardó silencio. Faltaba por lo menos una hora para que la reunión empezará. La rubia estaba más que entusiasmada. Ya llevaba tiempo que el activismo y las marchas le habían llamado la atención (o al menos eso se decía a sí misma). Opinaba que todos los humanos tenían el derecho de expresarse libremente y sin miedo.
Pasó el tiempo y ya ambas jóvenes se encontraban afuera del salón en la que se iba a llevar a cabo dicha reunión. Entraron tratando de no llamar la atención y lograron su acometido.
Al fondo de aquel salón se encontraba un escenario de madera con al menos 50 personas sentadas en unas sillas plegables en torno a este (improvisado) escenario.
Se acercaron rápidamente a las sillas vacías que estaban hasta atrás y se sentaron en estas. Un joven pelinegro con rasgos asiáticos (al igual que ellas), acaba de pararse sobre la tarima de madera. Se acercó al micrófono y comenzó a hablar.
— Hola compañeros y compañeras que nos acompañan este día..... —la rubia observaba y escuchaba al joven hablar tan inspirado, que inmediatamente se sintió inspirada y segura de las palabras del joven. A su lado, Momo escuchaba, tratando de poner atención pero el sueño le gano y terminó bostezando.
— ¿Alguna pregunta? —Jeongyeon al instante levanto la mano, iba a ser ahora o nunca.
— ¿Pero como lograremos llegar a eso? —el pelinegro le sonrió entusiasmado y una vez más, empezó a hablar con toda la convicción y seguridad del mundo. El joven estaba seguro de si mismo y lo exteriorizaba por eso la gente lo seguía y admiraba. Era bueno con las palabras.
En menos de diez minutos se encontraron ambas chicas en un bar, ya que tras acabar la reunión todo la gente se dirigió a la actual locación con la intención de disminuir la presión y aumentar el animo.
— Entonces dime ¿Jeongyeon? —la susodicha asintió con una sonrisa — ¿Por que razón fue que te intereso el activismo? —DongYoung (al final la rubia terminó por preguntar el nombre del joven) le preguntó con interés.
— Pues hace apenas unos meses que escuche lo que pasaba en el mundo me interese, pienso que las palabras ganan sobre las armas. El que usa la violencia es más cobarde que el que no.
— Muy cierto —el pelinegro asintió convencido.
— ¿Y que estudias Dongyoung?
— Me interese por la filosofía. —Jeongyeon le sonrío con simpatía y estaba a punto de hacerle otra pregunta, cuando sintió como alguien tiraba de su suéter. Era Momo, con una mueca de aburrimiento con un puchero de fastidio.
— Bueno...Fue agradable conversar contigo Dongyoung. Me retiro.
— Claro, espero verte de nuevo por aquí —le sonrió y se despidió con la mano. Jeongyeon respondió al gesto, Momo la tomó de la mano y la arrastro afuera del lugar, para dirigirse a sus respectivos hogares.
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