-¡FELIZ CUMPLEAÑOS!- exclamó emocionada Marinette al bajar de la cama, solo para tropezarse con su maniquí. Tras recuperarse, dio algunas vueltas con ilusión mientras avanzaba hacia su computadora.- Feliz cumpleaños...- canturreó.
Su kwami solo levitó junto a la chica mientras esta tecleaba la contraseña de su ordenador para dar paso al peculiar fondo de pantalla. Marinette reposó su cabeza entre sus manos mientras contemplaba el collage con ojos de amor.
-Feliz cumpleaños, gatito...- suspiró antes de inclinarse para besar la pantalla.
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Tras rebotar el yoyo contra la burbuja era sólo cuestión de tiempo antes de que regresara de vuelta a la chica. Situación que logró evitarse gracias a la intervención de cierto gato, quien con su vara lo envió hacia arriba, lejos de ella.
-Creo que llegué justo a tiempo.- dijo Cat Noir tomando una de sus poses heróicas.
-Lo tenía controlado...- aseguró Ladybug antes de que el yoyo regresara hacia abajo para golpear la cabeza del chico.- Pero gracias y...- se acercó un poco para susurrarle.- Lamento intervenir en tu fiesta de cumpleaños.
-Descuida. Además, sé que sabrás cómo compensarme después.- afirmó él con un guiño antes de regresar su atención al villano.
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La enorme burbuja subió rápido hacia el cielo con ambos héroes encerrados en ella, quienes inútilmente intentaban golpearla para romperla.
-¡Usa tu cataclismo!- dijo de repente la muchacha.
-¿No pudiste decir eso hace doscientos metros?- respondió él con sarcasmo.
-No podemos quedarnos en esta burbuja para siempre.- aseguró Ladybug. Aquello no le sonó tan mal a su compañero, quien al instante le dedicó una mirada insinuante. Ella comenzó a reír.- Preferiría quedarme encerrada contigo en tierra firme, si no te importa...
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-Tienes que decirle que tú le tejiste esa bufanda.- murmuró Alya a Marinette mientras los chicos entraban a la escuela.
-Pero es que está tan feliz de que su papá se la diera... no quiero entristecerlo.
Además, ya tenía un plan para darle su propio regalo de cumpleaños a su compañero. Saliendo de la escuela, Marinette se apresuró para dejar el lugar antes que los demás. Entonces esperó a Adrien... a su propia manera.
Cuando el rubio se despidió de su mejor amigo y se dispuso a esperar a su chófer, escuchó una voz conocida que lo llamaba en un costado de la escuela. Curioso, se encaminó hasta el lugar, tan sólo para ser sorprendido por una negra cuerda familiar que lo ató a un poste cercano. Se alteró por un momento, pero suspiró aliviado al ver a la heroína aparecer de cabeza frente a él.
-Oh, Ladybug. ¿Pero qué haces aquí?- preguntó él con humor.
-Bueno, un gato me dijo que alguien estuvo de cumpleaños ayer.- rió ella.- Pero con todo el alboroto de Burbujeo, no pude darte tu regalo.- agregó antes de acerarse un poco más a él para darle un sonoro beso en su mejilla. Adrien rió tímido.
-¿No tuviste tiempo de darme un beso? Creo que tuvimos algo de tiempo en esa burbuja.- dijo él con una ceja alzada.
-Oh, no. Esos te los doy cuando quieras.- aseguró ella con un travieso guiño.- Tu regalo está aquí.- dijo antes de bajar y liberarlo para entregarle el pequeño paquete que cargaba consigo.
-Marinette, no tenías que...
-Sí tenía. Vamos, ábrelo.- Con una gran sonrisa, el muchacho quitó de su camino la envoltura para encontrar un gorro casual de color negro con espacio para unas peculiares orejas.
-Mi lady...- dijo él con ilusión en su rostro.- Gracias. Me encanta.- Tomando el mentón de la chica, besó suavemente su frente. Las rodillas de esta amenazaban con traicionarla.
-No hay de qué, gatito...
Como cuando te queda corta la adaptación y tienes que colocar una escena extra.
Los siguientes son entonces Quiebra Tiempo, Copygato, Volpina, Cupido Negro, Simón Dice, Kung Food y Animan.
¿Sabían que tengo redactada desde hace tiempo la adaptación de "Demoilustrador"? Pensé que sería una de las primeras que me pedirían, y sin embargo absolutamente nadie lo ha mencionado. Oh, bueno. Supongo que será una de las últimas...
Un saludo a PaulaCabenbury8, la stalker del día.
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¿Te he visto antes?
FanficUn giro distinto a la historia que todos conocemos del dúo heroico de París. Su más grande dilema es que uno desconoce la identidad secreta del otro. Pero, ¿y si la hubieran sabido desde el primer momento?