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Después de aquella noche, de lunes a viernes después del gimnasio, salíamos a caminar por toda la ciudad. Los sábados y domingos él salía con su novia.
En esas caminatas yo me la pasaba tomando fotografías o grabando momentos que consideraba dignos de rememorar como la puesta de sol. Otras veces mientras caminábamos yo le recitaba poesía de mi favorito, Whitham.
Otras veces el decía: "Y si mejor nosotros escribimos poesía para que tengas otra cosa que recitar. Porqué siempre recitas lo mismo".  Cuando decía ésto yo sacaba un pequeñísimo cuaderno y anotaba lo que el me pedía.
Al principio esa idea no parecía ser buena cada que la poníamos en marcha él terminaba diciendo cosas sin sentido y yo riendo de ellas. Pero con el tiempo esa idea fue dando frutos cada vez mejorabamos y cuando ya tuve suficientes, dejé de recitar los de Whitham y comencé a recitar los nuestros.
A veces en lugar de recitar poesía imaginábamos y escribíamos en un diario  un futuro donde ambos cumpliamos nuestros sueños.
Y por supuesto como olvidarlo nuestra canción favorita, un momento digno de recordar》.- Pero creo que te lo contaré después. Ya es demasiado tarde, debes regresar a casa con tu madre.-
-Claro señora. Espero poder venir mañana para que siga contando su historia.-
Así no pasaron más de cinco minutos para que la vieja Jennifer se quedará sola nuevamente como cada noche. Se metió a la cama y durmió esperando con ansias el regreso de la hija de loa vecinos.
Al día siguiente muy temprano se encontraban ambas  en la sala al igual que la noche anterior.
-《Esa noche paseabamos por la calle y el de la nada comenzó a tararear una canción que también era mi favorita. Yo seguí la letra pero en voz muy baja porqué siempre he cantado horrible.
De la nada comenzamos a bailar abrazados y no se como ni en que momento terminamos en medio de la carretera. No nos habriamos dado cuenta si no hubiera sido por el conductor molesto que hizo sonar el claxon de su vehículo.
El sábado de esa misma semana mi gran amigo, me invitó a tomar un café. Yo acepté.
Y ahí comenzó todo.
Me llevo a una pequeña cafetería. Según él, el café de ese lugar era el mejor de todos. Debo confesar que después de todo este tiempo  no he probado uno mejor. O quien sabe tal vez sólo sea el recuerdo. Quizás ahora mismo no tenga el mismo sabor pero aún así el recuerdo siempre estará en mi mente o al menos mientras viva.
La pasamos bien y sin saber como terminamos hablando de amor. Yo me conté mi situación con Andrés y él la suya con su novia.
Como él siempre creía tener la razón me aseguró que yo había terminado allí por miedo, por querer creer que cuando me fui de mi país toda mi vida era perfecta y así culparme a mí misma por lo que pudiera cambiar en mi país. Le asegure que era un arrogante, y creía saberlo todo. El lo reconoció y me dijó con una sonrisa en la cara:"Así es yo siempre creo saberlo todo. Porque así es, yo lo sé todo".
No dije nada a pesar de que en aquel momento no estaba de acuerdo con él. Más bien intenté pensar en algo que señalar de su relación pero no encontré nada que decir. Su relación era perfecta.
Y con el tiempo también terminé robandole los sábados a su novia, sin ninguna mala intención, por supuesto. Yo en aquel momento no podía ni siquiera imaginar lo que pasaría.
Cuando mi estadía en esa ciudad se extendía a 7 meses, una tarde nos quedamos sin más que decir, el silencio sólo tardó unos segundos y entonces él soltó la bomba.
Recuerdo perfectamente cada una de sus palabras, dijo:"hemos terminado, cuando se acaban las razones para seguir, no importa cuántas veces lo intentemos siempre dará el mismo resultado. Uno puede buscar amor donde no lo hay".
Realmente no supe que decir.  Sus palabras me afectaron bastante. Y esa noche fue la primera en que me cuestione si realmente había razones para seguir con Andrés.

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