Nuestro matrimonio no daba para más. Camilla no paraba de preguntarme qué estaba sucediendo, ella buscaba respuestas para sus preguntas y era comprensible; con tan solo 8 años no entendía por qué sus padres discutían en todo momento. Dentro de nuestra casa no paraban los gritos y discusiones que la mayoría de veces iban por cosas sin interés alguno, solo lo hacíamos porque se había vuelto una costumbre hacerlo. Era como tomar una vaso de agua al levantarme o tener que lavarme los dientes antes de salir al trabajo, ya mi mente estaba tan arraigada a lo que hacía diariamente que no me costaba hacerlo.
— ¿Papi vamos al cine?
— Hija, hoy no puedo, ya sabes que debo ir al trabajo. —Acaricié su delicada piel del brazo.
— ¿Papi iremos el sábado? —Ella siguió peinando el cabello de su muñeca sobre nuestra cama.
— Camilla no lo sé. Ya veremos qué pasa.
— Papi ¿Por qué los papás de Chloe no discuten y ustedes lo hacen siempre?
Solo pude mirarla por el reflejo del espejo, mis manos dejaron la corbata que estaba intentando arreglar. Sus ojos reflejaban la tristeza que nunca había querido ver en ella.
No me había dado cuenta que nuestras peleas eran frente a nuestra pequeña hija. En muchas ocasiones olvidábamos que ella escuchaba nuestras palabras hirientes, insultos y cualquier barbaridad que se pueda imaginar.
Zeta estaba en el cuarto de baño, quizás no había escuchado esas preguntas que estaba haciendo nuestra hija. Era hora de que yo lidiara con ellas.
— Corazón, los papis de Chloe se aman... —Lo dije mientras me sentaba al orillo de nuestra cama.
— ¿Y ustedes acaso no lo hacen? —Interrumpió, sin dejarme lograr terminar hacer mi oración.
— Ellos se aman mucho más fuerte. —Ella no separaba su mirada de la mía, sentía estar sentado en un juzgado, donde el culpable está siendo acribillado por la mirada de todo el público. —Tus papis se aman, pero están pasando por un momento complicado, —Besé su cabecita. — todos los papis pasan por eso mi amor.
— ¿Su amor no es como los cuentos de hadas? —Dejó tirada la muñeca a un costado suyo y me comenzó a disparar preguntas que no sabía si lograría tener respuestas.
— ¿Cómo los cuentos de hadas? —Yo Sabía exactamente cómo eran los cuentos de hadas, pero quería saber cuál era la idea que ella tenía de ello.
— Si papi, —juntó sus manos y reposó el orillo de su rostro sobre ellas. —y fueron felices para siempre.
— Mi amor, los cuentos de hadas son solo historias que suceden en la mente de quien las escribe.
— No papi, los papás de Chloe una vez dijeron que se amarían para siempre.
— Su comentario me sacaba de casillas, rompía mis emociones. Tragué saliva e intenté hablar con serenidad. — ¿Cuándo escuchaste eso?
— Lo vimos con Clohe en un vídeo en la televisión. —Se colocó de pie. — La señora Smith usaba un vestido tan hermoso como la princesa Cenicienta, —Hizo un giro como si ella lo usara justamente en ese momento. —Solo que el de ella era blanco, pero era tan hermoso como el de la princesa. —Sus ojos brillaban tan fuerte cuando se trataba de los cuentos de hadas.
— Cuando un señor con una cosa rara en su cuerpo dijo que podía besar a la novia. —Alisó su pijama rosa con sus manitas. —El señor Smith le gritó frente a un montón de gente que serían felices por siempre y ella le contestó igual. —Hizo un gesto con su pequeña manitos bajo el mentón de su carita, parecía un ángel de Dios. —Luego se dieron un beso tan tierno y romántico papi, que todos comenzaron aplaudir y lanzarle pétalos de rosas a ellos. Parecía un cuento de hadas... —Pasaron un par de segundos en silencio, y justo ahí pensé que había logrado calmarla. —... Si ves papi... los cuentos de hadas si existen. —Se sentó sobre mis piernas. —Debes luchar por el amor de mami, ella te ama.
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Razones Para Enamorarnos
RomanceCreí que no necesitaba razones para enamorarnos, tan solo lo hice. Y es que todo desde el inicio ha sido sobre razones y eso es realmente bueno, porque significa que algún día encontraré a alguien a quien no tenga que decirle adiós , pero una parte...