El sol ya comenzaba a salir, ninguno de los dos fue a dormir luego de la taza de café que nos bebimos en compañía de la lluvia. Todo parecía indicar que se aproximaba la hora de irme lejos; creí que con nuestra separación podría conseguir un poco de tranquilidad, pero estaba equivocado, era ahora cuando sentía mis piernas temblar y mi corazón desmoronarse en mis propias manos.
—Iré a preparar mi maleta. —Me levanté con un impulso sobre mis rodillas.
— ¿Te ayudo? —Dijo terminando de secar la taza.
—Todo está bien, no te preocupes. —Sonreí y me trepé por los escalones.
Me deslicé por el pasillo, busqué el interruptor y la luz corrió por toda la habitación. Las sabanas estaban en desorden, busqué la maleta debajo de nuestra cama, la tiré a la colcha desordenada y empecé a bajar la ropa de los ganchos.
**Espero poder llegar a tener mi ropa así de ordenada en mi nueva vida. Zeta sí que manejaba el orden, a pesar de tener el trabajo como abogada en su firma, las labores de madre y señora de la casa no las descuidaba. Era una mujer casi perfecta**
Estaba a punto de terminar de ordenar todo en la maleta, así que busqué mi teléfono e hice un par de llamadas para conseguir un nuevo apartamento. Samir, quien es uno de los amigos más cercanos que tengo justo ahora, se ofreció a dejarme quedar en el suyo por un par de días, mientras conseguía uno para mí.
—Hermano ya sabes, puedes quedarte aquí. —Escuché un par de sonidos al fondo de la llamada.
—Gracias, en serio.
—No te preocupes. ¿Entonces hoy no irás a la oficina?
—Si claro, —Tenía presionado el teléfono con mi hombro y vacié el cajón de medias en dentro de la maleta.. —no puedo faltar por ahora. Ya le pediré a Martica que me ayude con el nuevo apartamento. —Entró Zeta a la habitación con una sonrisa sin fuerza. —Te dejo, nos vemos al rato en la oficina. —Terminé la llamada y tiré el teléfono a la cama.
— ¿Todo en orden? —Indaga Zeta, reposando el contorno de su rostro sobre el marco de madera.
—Ya he terminado. —Digo, para cerrar la maleta.
—Debajo te he dejado el desayuno dentro del micro. —Acomoda su cabello en un moño alto haciéndola ver tan frágil.
—No debiste hacerlo. —Me poso frente a ella. —Gracias. —Sonrío mientras acaricio su mejilla con el nudillo de mis dedos.
—Lo quise hacer. —Se desliza una lágrima por su pómulo.
Trago saliva como si se tratara de querer hablar, pero el nudo que se forma dentro de mí garganta era imposible de romper, lo sentía como un hierro atravesado. Así que dejo un fugaz beso en su frente.
Término de dejar los platos dentro de los gabinetes de la cocina y me dispongo a subir de nuevo a la que ahora comenzaría a ser mi nueva vieja habitación. Se escucha la regadera encendida, debía ser Zeta tomando una ducha para ir al trabajo. Bajo la maleta con el más mínimo sonido de la cama, intento salir del cuarto sin ser escuchado.
— ¿Te irías sin despedirte?
— ¡Joder me has asustado! —Digo parando en seco. —No te quería causar otra lágrima.
—No lo decía por mí. Lo digo por nuestra hija.
—En unas horas pensaba regresar.
***
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Razones Para Enamorarnos
RomanceCreí que no necesitaba razones para enamorarnos, tan solo lo hice. Y es que todo desde el inicio ha sido sobre razones y eso es realmente bueno, porque significa que algún día encontraré a alguien a quien no tenga que decirle adiós , pero una parte...