Capítulo 4: Un paso más

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Despierto con dolor de cabeza y un fuerte ardor en mi antebrazo derecho. Me incorporo de mi improvisada cama en el sillón y acaricio mi brazo; un rasguño casi de cinco centímetros y menos de medio centímetro de profundidad. Ni siquiera tengo sangre en la herida. Es nada comparado con otras heridas que he sufrido, pero sin duda lo más extraño es que no recuerdo cómo pasó.

—¿Qué te pasó? —Salto del susto, por un momento pienso que es Kali, pero solo es Qito con esa estúpida expresión de siempre.

—Nada que te importe —espeto, y trato de cubrir la herida con la sábana pero Qito me la arrebata de las manos— ¡Hey!

—Te cortaste. —Habla bajo, como sopesando las palabras.

—¿En serio? No me había dado cuenta.

—Cassie, ¿quieres suicidarte? —Qito realmente parece creer eso, lo que hace todo más divertido.

—¿Quién quiere suicidarse? —Oh Dios, ¿por qué tiene que llegar Carter justo ahora?

—Nadie, Carter. ¿Puedes dejar de meterte en conversaciones ajenas? —pregunto con fastidio.

El rubio mira mi brazo escondido bajo las sábanas con sospecha.

—Te hiciste algo.

—Largo de aquí, me sofocan —replico.

—No tan rápido, tenemos que hablar contigo y Kali —informa Carter, mucho más serio, como cazador.

—¿Y dónde está ella? —Cuando desperté Kali no estaba en su sillón dormida, pensé que podría estar en el baño ha pasado demasiado tiempo.

—Nos pidió el auto para ir a comprar algo de comer, se llevó al chico con ella —responde Qito.

—Probablemente ya escapó —digo.

—Está con Luk

—¿Y crees que no puede derrotarlo fácilmente? Es Kali.

El párpado de Qito tiembla un poco.

—Volverá.

—Cassie, ¿puedo hablar contigo? —me pregunta Carter. Luce bastante preocupado. Me resulta extraño mirar sus ojos oscuros así de caídos.

—Seguro. —Me levanto de mi sillón, cubriendo mi pequeña cortada con la palma de mi mano.

—Tendremos que lavarte esa herida —replica Carter.

—No es nada, en serio.

—Cassie...

—Chicos, por favor no hagan nada incómodo sin mí. Odio perderme la diversión -se burla Qito. Estúpido cazador presumido.

Carter me lleva a la cocina, que ni siquiera lo parece porque muy apenas cuenta con una estufa oxidada y un par de cocinetas sin ningún objeto. Era de esperar que no hubiera refrigerador. Aunque parece estar descuidada, no se ve muy sucia; se notan fácilmente los colores azul y blanco del diseño.

Carter se recarga cerca de la estufa, jugueteando con la mugre de debajo de las cocinetas. Incluso con su ropa oscura de cazador y su rostro aparentemente rudo, sigue pareciendo un niño.

—¿Para qué me trajiste? —aventuro, tratando de romper el hielo.

—Quería preguntarte un par de cosas sobre Kali.

—No veo de qué serviría —replico.

—Creemos que nos esconde algo —dice, alzando la voz.

—¿A ustedes?

—A ti también. Estoy seguro que sabe más de lo que dice.

—No es como su hermano, Carter.

Por fin, el rubio me mira a los ojos.

—¿No? ¿En serio lo crees? Todos esconden algo, Cassie. Y los Villanueva todavía más.

—Lo que haya pasado con Vin no tiene que pasar con Kali —espeto. ¿Por qué la estoy defendiendo?

—¿Cómo puedes estar tan segura, Cassie? Te he dicho que dejes de confiar.

—Y eso hago, desconfió principalmente de ti.

—Olvidas que fue Vin quien te metió a esto en primer lugar.

—¿Qué pasó con Vin? —suelto, incapaz de seguir aguantando más.

—No sé de qué me hablas.

—¿Qué pasó con Vin la noche del cambio, Carter? —Como lo esperaba, el cazador aparta la mirada— ¿Esta muerto?

—¿Y si lo está, qué?

Siento como si perdiera la respiración por un segundo, un terror que sube por mi pecho.

—¿Qué mierda te sucede? ¿Lo mataste? ¡Carter!

—No. No estuve para presenciarlo. — Su voz se escucha amortiguada, como si estuviera apretando los dientes.

—Mientes, no pudiste matarlo. No te creo.

—¿Por qué te interesa tanto? ¿Él que ha hecho por ti? ¡Estas aquí gracias a él! -grita. Está molesto, muy molesto.

—Él no trató de matarme. —Ni siquiera sé por qué lo digo. ¿Para reprocharle? ¿Hacerlo sentir tan mal como yo me siento?

Lo consigo, baja sus hombros en derrota.

—Sabes que no iba a hacerlo, Cassie. Jamás podría hacerte daño.

—Ya no estoy segura de eso, Carter.

Luego, hace un movimiento rápido hacia mí. En apenas en segundo sujeta mi rostro entre sus manos y estampa sus labios contra los míos. Estoy demasiado sorprendida como para reaccionar. Todo sucede tan rápido, ni siquiera me da tiempo a cerrar los ojos cuando termina el beso, dejando mi corazón latir desbocado.

¿Qué acaba de pasar?

—Perdón, no podía perder la oportunidad -dice el desgraciado, con una sonrisa presumida en el rostro.

Estoy segura de que mis mejillas están rojas como tomate, por eso se burla de mí. Debo de parecer una chiquilla, demasiado sorprendida como para que algo salga de mi boca.

Sus ojos brillan cuando dice:

—¿De qué estábamos hablando?

Oh, ya entendí, intentaba distraerme. Vaya, lo logró.

—¿Qué..?

—Shh. Debemos de volver, ya nos tardamos demasiado. —Se dirige a la salida de la cocina, caminando en esa pose de niño malo tan odiosa—. Ah, y será mejor que disimules bien esa carita de enamorada, no queremos que le rompas el corazón a nuestro pobre amigo Qito.

Oh, maldito presumido.


Guardián de las Sombras (Herederos del Infierno #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora