Capítulo 8: La Criatura

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La puerta del escondite se encuentra entre abierta cuando llego, casi arrastrándome. Mientras más me acerco, encuentro gotas de sangre en el suelo, y algunas manchas en el pomo y en el marco de la puerta. Cuando tomo ésta para abrirla más y asomarme, una figura oscura me sorprende. Es un hombre alto, de aproximadamente metro ochenta y cinco, cubierto por una capucha negra que lo cobre de pies a cabeza, ocultando casi en su totalidad su rostro. Logro distinguir muy poco las facciones de su rostro, y lo que veo, es pálido.

Como el hombre no dice nada, decido hablar yo primero.

—Busco a Kali Villanueva. —Mi voz se escucha temblorosa.

—Cassandra Valverde —dice, con una voz rasposa y estruendosa. Me resulta curiosa la manera en el que alarga la "s" de mi nombre cuando lo pronuncia.

—¿Me conoce?

—Primer pasillo a la derecha —responde, haciéndose a un lado para que pase. Sujeto fuertemente el arma en mi pantalón antes de entrar, aunque sé que contra una bestia no sirve de nada.

El lugar se encuentra vacío, con nada más que unas puertas de madera que llevan a las distintas habitaciones y pasillos largos que deben de abarcar toda una calle. El lugar es grande y el techo es circular, con la sensación de que se está dentro de una esfera; lo parece si tomamos en cuenta el color gris de las paredes.

Cuando me dirijo al pasillo, el encapuchado me detiene.

—No armas.

—No entraré indefensa.

—En ese caso, no entre.

Suspiro de fastidio. Le dejo la pistola que Luk me dio.

—Por esto mis amigos huyeron.

—Son débiles, al igual que ella.

Intento mirar sus ojos más allá de la capucha, pero procura esconderlos bien bajo la capa negra.

—¿Por qué la tienen? Se suponía que eran sus amigos.

—Los Hombres no somos amigos de nadie. La ayuda que ofrecemos se termina después de la primera victoria. Los siguientes logros deben de cumplirlos solos.

—Esa no es razón para aprisionarla con una bestia.

—Las razones de los Hombres siempre son acertadas. La ayuda que busca podría encontrarla con la Criatura.

—O podría matarla.

El hombre solo sonríe.

—Son riesgos que se deben de tomar.

—Eso lo veremos después.

Camino por el pasillo sin la compañía del hombre, el eco de mis zapatos interrumpiendo el perfecto silencio del lugar. Me parece curioso que no se escucha absolutamente nada, como si ni un alma pisara estos pasillos. Da la sensación como si nada saliera vivo aquí.

La puerta que me dicen se encuentra Kali no parece ser diferente a las demás; ni siquiera tiene cerradura, pero de alguna manera se siente peligrosa, distinta. Titubeo un poco, dudosa de si tocar la puerta o simplemente entrar; me decanto por la segunda opción.

Con un chirrido, la puerta se abre, dejándome ver lo que parece ser una sombra oscura sin forma, abarca casi la mitad de la habitación, arrastrándose desde el suelo hasta el techo, sin ningún objetivo.

Trato de encontrar a Kali en la habitación, pero la sombra oculta toda mi visión.

—¿Kali?

Pasan unos segundos hasta que escucho algo, muy bajo.

—Cassandra, volviste -dice la muchacha, sorprendida.

—¿Sabes salir de aquí? ¿Puedes encontrarme?

—No me dejará salir, está ocultándome de la luz

La sombra es tan densa que no puedo ver ni un centímetro de lo que hay detrás.

—¿Ésta es la Criatura de la que hablan? —pregunto.

—Tiene vida, todo lo que hablamos lo entiende. Busca oportunidades y las aprovecha.

Siento como si mi corazón se detuviera.

—¿Te refieres a oportunidades como...?

—Comer.

—Dios, ¿cómo nos metiste en eso?

—Escucha, Cassie, tienes que hacer un trato. —La voz de Kali se escucha cada vez más lejana, apenas un eco en aquel lugar.

—Me advirtieron de hacer tratos con demonios —dudo.

—Lo necesitamos, no sólo para sacarme de aquí sino también para rescatar a Vin. Cassie, ellos son los únicos que pueden ayudarnos a entrar y salir de la Casa del Infierno sin ser vistas.

Para mi horror, la sombra parece crecer con cada segundo que pasa.

—Pueden estar engañándonos, es lo que los demonios hacen. Kali, esto lo sabes mejor que nadie -le reprocho. No me siento segura sin el arma en mis manos.

—Ya he tenido tratos con ellos, Cassie, y, la verdad, es que no me permitirán salir a menos que hagas uno.

Ahora entiendo por qué Carter y Qito la dejaron aquí sin nada de culpa.

—Así que ya lo sabías. Nos trajiste aquí sabiendo que la única solución era hacer trato con un demonio.

—Es la única manera, Cassie. Hazlo por Vin.

Empiezo a sentirme estafada, pero, ¿qué más puedo hacer?

—De acuerdo. —Tomo aire antes de decir en voz alta—: Acepto servir a esta bestia hasta que mi petición se cumpla.

La sombra se mueve delante de mis ojos, se retuerce como si estuviera buscando una figura específica para presentarse, pero termina tomando el tamaño de casi toda la habitación, dejando apenas un pequeño espacio para que Kali salga.

La pelinegra se acerca a mi corriendo, su rostro está rojo y respira entrecortada mente.

—Tienes que especificarle tu parte del trato —me dice.

Cuando miro a la sombra de nuevo, siento escalofríos recorrer mi espalda; pareciera que tiene ojos.

—Nos ayudarás a entrar y salir con Vin Villanueva ilesos y sin ser vistos de la Guarida del Infierno -digo, insegura. ¿Es qué falta algo más por decir?

—Muy bien, el trato está sellado -suspira Kali. Agarrada de mi brazo, la chica da primero un paso fuera de la habitación, después dos. Me sonríe aliviada.

—¿Qué más tenemos que hacer? -le pregunto.

—La Criatura nos seguirá de cerca, esperando el momento en que la llames. Pero recuerda, tú también tienes que cumplir con tu parte del trato, sea lo que sea.

Asiento, pero tengo el presentimiento de que nada de esto terminará bien.


Guardián de las Sombras (Herederos del Infierno #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora