¿Qué es la felicidad?
Desconozco la respuesta, ésta pregunta a vagado por mi mente durante toda mi vida, pues desde que nací, me concierne que siempre anduve en busca de ella, y hasta la fecha sigo buscando, claro, sin resultado alguno.
Seguramente ha de ser algo subjetivo, cada persona encontrará la felicidad en cualquier cosa o ser viviente que le plazca, bien, pues a mi no me place nada.
Los fúnebres recuerdos que he adquirido a lo largo de mi vida, me han ido convirtiendo en la persona que soy ahora, y no estoy orgulloso de ello.
Siempre resulto ser un hombre con mala suerte, mendigando amor de la primera chica que cruce mi vista, y es que soy tan tonto cuando me enamoro, sin duda alguna me declaro un romántico empedernido.
¿existirá alguna buena mujer para mí? Le pregunto todas las noches a la luna, mi amiga, mi acompañante, mi testigo.
Escruto el lugar público en el que encuentro, como siempre, solo. Escucho los refunfuños de las pequeñas niñas peleando entre ellas mismas, otras ríen, se columpian, saltan, corren. Se divierten.
A mi mente ataca la pregunta ¿Me he divertido?, en efecto, contesto para mi mismo. Lo he hecho años atrás, pero desde que decidí hacer las cosas bien mi vida se vino cuesta abajo, me hundí en la aburrida cotidianidad y en la seriedad.
Observo como una pequeña llamaba entre lloriqueos a su madre, de su rodilla corre un ligero río de sangre, se ha raspado. Veo como la progenitora corre a su auxilio y ayuda a la morena a levantarse, es guapa, linda, delgada y pequeña.
Desde hace un tiempo he decidido no esconderlo más, así nací y así moriré, soy un pecador, una abominación para mi especie, he de declararme culpable absoluto de mi enorme gusto hacía las niñas. Es un secreto con el que he cargado desde aquella vez que enseñaba a mi vecina andar en bicicleta, así fue como me di cuenta de mi problema, yo tenía dieciséis y ella tan solo nueve, su linda cara me cautivo al instante.
Todo parecía marchar bien, hasta que sus padres irrumpieron nuestro amor, provocando así una guerra entre ellos y mi familia. Nos mudamos de ahí tan pronto nos fue posible.
Victoria no fue más que un liguero amor adolescente.
Después crecí y aquel terrible gusto quedó sucumbido bajo mi piel, o al menos así lo fue hasta hace apenas cuatro años que empecé a trabajar y generar mis propios ingresos, agradezco aquella independencia, por un momento me hizo sentir libre, y es que después de todo, la libertad es lo único que me queda.
Veo que empieza a atardecer y tomó las páginas empastadas que leía, decido rodear y no ir directamente a mi departamento, aun si eso me retrase treinta minutos, no importa, demasiado tiempo libre suele hacerme mal, me abruma estar encerrado entre aquellas cuatro paredes.
Por mi mente vagan miles de pensamientos, uno que otro perturbando la tranquilidad con la que camino. Me detengo en una librería y me pierdo entre aquel laberinto de estanterías. El tiempo ahí dentro transcurre demasiado rápido, nada ha llamado mi atención. Estoy apunto de salir, pero una portada azul cruza por mi vista, tomó el libro y leo el título, ¿Qué tan mala tiene que ser la vida de Veronika para que decida morir? La curiosidad me invade y compro el libro de inmediato.
Voy tan sumergido en la lectura nueva, que he topado con unas tres personas, aproximadamente. Unos gritos estruendosos me distraen lo suficiente como para apartar la mirada a mi libro y buscar al dueño de ellos. Me quedo embelesado al ver a una niña rubia correr entre el tráfico, va por ahí pidiendo disculpas. Su cabello largo y rubio se mueve al compás de su andar, y sus piernas delgadas se mueven rápidamente, es hermosa. Su belleza rebosa los límites, me deja completamente anonadado.
Veo como se pasa al sendero en el que voy, poco a poco acercándose más a mí, mientras tanto me encuentro incapaz de quitar mi vista de encima. Sus ojos hacen contacto visual con los mío, y juro por mi madre, que he sentido como el corazón me late rápidamente.
Me mira curiosa y espantada.
- ¿Le puedo ayudar en algo?
Truena la burbuja en la que me he quedado atrapado.
-Lo siento. -Farfullo, apartando la mirada. -Creí confundirla.
-Ya veo. -dice dudosa. -Espero encuentre a ese alguien.
- ¿Por qué lo dices? -pregunto confundido, desconozco a qué se refiere.
-Parecía como si hubiese visto a alguien añorado.
-Oh... ¿fui tan obvio?
-Algo -sonríe mientras levanta sus hombros.
Dios míos, su sonrisa es hermosa, sus dientes con frenillos hacen que luzca más dulce.
-Lo lamento. -sonrío cabizbajo. -Soy Harry.
-Un gusto Harry. ¿Podrías decirme la hora?
-Claro. -compruebo la hora en mi reloj de mano. -Nueve y media.
- ¡Dios mío, mi madre va a matarme! ¡Adiós, Harry! -Dice tan rápido que apenas y logro despedirme agitando mi mano mientras la veo correr siguiendo el camino, que anteriormente interrumpí.
Me quedó un par de segundos en mi lugar tratando de procesar lo ocurrido, me ha dejado sin palabra alguna, ¡Era demasiado bella! La niñas más hermosa que mi ojos han visto, no puedo aún asimilarlo, me es complicado.
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Juegos prohibidos
AcakSecretos, sexo, amor y más secretos. Valerie entró a la vida de Harold cual torbellino, destruyendo todo a su paso. ¿Podrá Harry revelarle sus más oscuros secretos? ¿Podrá el amor de ambos vencer los obstáculos que ellos mismos han creado? Quédate...