VIII

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̶ Aquí tienes. Es lo más rápido de cocinar que logré encontrar. Si hubiera preparado algo como pastas con salsa o carne, hubiéramos comido muy tarde. Y apenas está oscureciendo. ̶ Dijo Bea, dejando la bandeja con las tostadas y el té en las piernas de Dee. Luego, se rascó la cabeza con vergüenza, lista para alejarse de la humillación.

Se sentía mal por haberse alejado de ella de la manera en que lo había hecho, sin darle ninguna explicación. ¿Pero que más podía hacer en ese momento? Tenía las hormonas a mil y en lo único que lograba pensar era en su cuerpo bajo el suyo. Y sabía que si se quedaba un segundo más allí la estamparía contra el colchón y no saldrían de la cama por las dos semanas siguientes.

Se dio la vuelta, intentando olvidar lo sucedido y se dirigió hacia la puerta.

̶ ¿Ahora te mantendrás alejada de mí? ̶ Preguntó con una voz neutra, sin emociones, y tan seria que la sorprendió. A Bea se le heló la sangre y se detuvo. ̶ ¿Tanto asco te doy? ̶ escupió.

Bea la miró atónita y casi con la boca abierta.

̶ ¿Asco? No, por supuesto que...

̶ ¿Estoy tan sucia por dentro que te causa repulsión siquiera tocarme? O quizá no te gustan las personas tan dañadas física y psicológicamente como lo estoy yo, ¿eh? ̶ gruñó, mirándola fijamente a los ojos, un brillo de dolor destellando en las profundidades de sus iris. ̶ ¿Te molesta que me hayan tocado tantos hombres? ¿Es eso lo que te hizo huir tan rápido de la habitación? ¿El asco de estar contaminada o ser tan basura? Porque créeme que no pasa ni un día que no recuerde lo que esos idiotas me hicieron como para no considerarme también una basura.

Se detuvo por un segundo antes de continuar, totalmente furiosa.

̶ Me han violado tantas veces para contarlas. Me llamaron por nombres que no eran los míos y me drogaron con sustancias de las que nunca oí hablar. Abusaron física y mentalmente de mí, todos los días y me usaban como un jodido juguete sin vida hasta el punto de hacerme creer que realmente era uno. Y luego se alejaban, riéndose y festejando. Con el tiempo ya no sentía los golpes que me daban, ignoraba todo lo que pasaba a mi alrededor. Se esfumó mi esperanza.

Se ríe amargamente y rueda los ojos mientras su voz se entrecorta.

̶ Y ni siquiera cuando escapé tuve esperanzas. Pero tuviste que aparecer, decirme cosas alentadoras, mirar con esos ojos y hacerme sentir tan especial como nadie lo hizo. Y luego te besé, como muy estúpida, pensando que estarías de acuerdo. Pero tal vez eso era lo que querías. Probarme y luego dejarme, como bien habías dicho sobre la comida. "Los gustos cambian". Ya probaste, y te aburrí. 

<<Entonces hoy me despierto teniendo tu dedo en mi interior, dándome un placer que desconozco, sintiéndome por un instante extremadamente feliz, y al segundo en que reaccionas y te das cuenta de lo que estabas haciendo corriste, llevándote toda esperanza. Así como todos los otros que me ignoraron cuando necesité ayuda una vez escapé de ese infierno. Pero por supuesto, yo estoy dañada, y no quieres a alguien dañado. Ya me probaste y ahora te aburriste.

Sus ojos se llenaron de lágrimas rabiosas y las secó rápidamente, intentando no verse débil ante los ojos de Bea. Estaba tan enojada que las palabras solo salieron.

A Bea le empezó a hervir la sangre. Todo lo que ella estaba diciendo, acusaciones totalmente erróneas, son algo que la estaban cabreando de sobremanera. Sus puños se apretaron al escucharla decir lo que pensaba de ella, comparándola inconscientemente con las demás personas. Pero nada de lo que salía de su boca era realmente el motivo por el cual ella se había alejado. Y, sin embargo, la estaba acusando sin siquiera preguntarle. Solo... le echó en cara lo que ella pensaba del asunto. Culpándola por todo.

Protégeme {Tate Group Rescue #1} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora