El placer que la recorrió mientras veía lo que tenia delante de sus ojos fue esplendido. La llenó de una manera inexplicable, haciéndola olvidar de todo lo que la rodeaba. Bea ocultó su sonrisa lo mejor que pudo, pero era demasiado obvio como se sentía al respecto. Dee había estado los últimos días practicando nadar en el agua, pero se la pasaba mas tiempo caminando en la zona menos profunda, que haciendo esfuerzos por aprender realmente. A Bea no le importaba, porque su mujer de todas maneras era feliz.
La piscina bajo techo permitía que el calor del lugar se mantuviera y todos allí permanecieran cálidos, por lo que Dee llevaba un hermoso bikini color coral, Nathan un traje de baño negro y Bea un enterizo deportivo. Era la tercera vez en el día que Dee se metía al agua, parecía reacia a alejarse mas tiempo del necesario. Finalmente estaba haciendo lo que quería, lo que le gustaba, y Bea no sabia que hacer con toda aquella alegría que sentía por dentro al ver a su amada experimentar la felicidad por primera vez en su vida. Si bien en su larga amistad con los hombres de su equipo había experimentado momentos de relajación y felicidad al estar con la gente que mas apreciaba en el mundo... era una clase diferente de felicidad cuando estaba con ellos. Dee era suya, su amante, su amiga, la mujer que estaba empezando a tirar todas sus paredes creadas por el odio, la sed de venganza y el rencor. Ella lograba eso, porque finalmente Bea sentía que podía ser algo más, crear un hogar, una familia mas grande.
Bea la escuchó reír cuando Nathan le salpicó un poco de agua. Dee intentó cubrir su rostro con sus manos, pero Nathan no le permitía cubrirse por mucho tiempo. Estirándose en su silla, Bea los vio jugar dentro de la piscina por lo que parecían horas. Nunca se había relajado tanto como aquellos días. Había hecho el amor con Dee mas veces de las que podía contar, teniendo sumo cuidado con el bulto de su vientre, y la había hecho sonreír el triple de veces, impidiendo que los recuerdos de su cautiverio la persiguieran mas tiempo. Ella estaba avanzando, superando el trauma que aquellos hombres le dejaron. Poco a poco, una mujer esplendida resurgía a la vista de todos, para que pudieran contemplarla. Y era hermosa, toda ella lo era. Sus ojos grises brillaban mas que nunca, su risa se encontraba impresa en casa habitación de la casa, y su voz animada en cada rincón. La tristeza ya no era cotidiana, no la perseguía tanto como antes, y aquello solo hacía que sus vidas fueran un poco mas fáciles.
—¡Oye! — Dee se rio cuando Nathan volvió a tirarle agua a la cara y se fue nadando hacia la parte menos profunda. —Eso no es justo.
—Todo es justo mujer. Tu empezaste, ahora no pongas quejas. —gritó Nathan en respuesta, volviéndose a sumergir y nadando mas cerca de Dee.
Aun no le habían dado una respuesta del lugar donde deseaban vivir luego de aquella misión, ni lo que Dee quería que la casa tuviera. Pero Bea suponía, algo realmente obvio, que tendría una gran piscina para que Dee pudiera pasar todo el tiempo que quisiera allí sumergida. Bea haría cualquier cosa para que ella estuviera satisfecha en la casa que compartirían juntas. Solo se vivía una vez, y Bea pretendía vivir al máximo ahora que encontró a la persona adecuada con quien compartirla.
—Creo que es hora de ir saliendo. Devon dejó pastelitos extra para la merienda, y es hora de que Dee ingiera algo. —Anunció, deteniendo el juego de los dos jóvenes divirtiéndose en el agua.
—Solo un ratito más —pidió Dee con un lindo puchero, logrando que algo dentro de Bea reaccionara e inmediatamente la hiciera pensar en una cama... y a ellas dos bajo las sabanas. Su piel hormigueó con un ligero fuego que iba en aumento cuando Dee se iba acercando al borde de la piscina para hablar con ella. —Por favor, Bea.
Dee suplicando era la perdición de Bea, pero no con ese tipo de... pedido. Quería que le rogara por otra cosa, una más... placentera.
Demonios.
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Protégeme {Tate Group Rescue #1} TERMINADA
RomanceDurante años Dee estuvo cautiva, encerrada por unos desconocidos y sucios hombres que querían todo de ella. La utilizaron y arrebataron toda la inocencia, esperanza, y humanidad que había en su cuerpo. Arrancaron su alma, su espíritu. Cada parte de...