Cuando su mente volvió a la realidad, Bea se sorprendió de la posesividad que se mantenía bullendo en ella. Estaba llena de ella, la obsesión formado parte de ella también. ¿Qué le estaba sucediendo?
Lo primero en su cabeza al volver al mundo consciente fue la negación a dejarla ir. Que Dee se alejara de ella no era una opción. Fuera donde fuera, Bea se iría con ella. Nadie la tocaría, o se vería obligada a desenfundar sus armas y pegarle un tiro en la frente a todo aquel que la mirase siquiera.
Miró hacia abajo, a su frágil pero fuerte mujer. Porque así era, era suya hasta la eternidad, y aquello que habían hecho era solo el comienzo de otras aventuras que tendrían juntas. Se odio por no darse cuenta antes de los sentimientos que comenzaba a notar, porque si ahora le decía que estaba empezando a sentir algo por ella, Dee rápidamente lo relacionaría con la lujuria del momento. Y era todo lo que Bea no quería. Sus sentimientos, sus emociones eran reales, y no tenían nada que ver con la lengua de Dee en su clítoris y su dedo en su interior.
Sabía muy bien que todo estaba yendo rápido. En realidad, nunca hubiera imaginado que algo como eso le pasaría, que se sentiría atraída no solo físicamente hacia otra persona. En este caso, con Dee no solo tenía un gran interés en su cuerpo, sino... más. Mucho más. Todo lo que Dee pudiera darle, lo tomaría, se abrazaría a ello y lo adoraría hasta el fin de los tiempos. Estaba segura de que con el tiempo Dee podría darle todo, extremadamente todo de ella, y viceversa. Bea estaba dispuesta y feliz de esforzarse por alguien como Dee porque valía la pena.
Quizá si fuera otra persona y decidiera irse con otra, o ver como coqueteaba con un individuo que no fuera Bea, ella no se sentiría celosa, mucho menos tan posesiva como para pensar que si alguien la miraba le arrancaría los ojos. Pero era diferente con Dee. Su obsesión por ella era fuerte y la estaba volviendo loca, de la buena manera, porque no era solo obsesión y posesividad. Era un sentimiento inexplicable, realmente profundo, que estaba desarrollándose con demasiada rapidez. Un ardor en el centro de su pecho que se expandía por todo su cuerpo.
Suspiró.
No, Dee no era como las demás. La rabia hirvió dentro de ella cuando se imaginó a otros hombres tocándola, besándola, amándola. Bea podría perder el control si alguien mirara lo que era suyo, y es algo extraño porque nunca consideró algo como "suyo" solamente. Compartía todo con su equipo y le daba igual si una de las mujeres con las que Bea estuvo comenzara a follar con alguno de sus compañeros. Nada la haría inmutarse. Sin embargo, con Dee olvidaría el hecho de que aquellos eran sus amigos y les arrancaría lentamente sus miembros. Lo haría con cualquiera que la mirase de manera sugerente, lujuriosa o algo similar. Y mucho más si la hieren.
Jesús, ¿Quién era esta Bea? La pacífica y callada, la inmutable, se ha convertido en algo totalmente contrario a lo que pensaba que era. Desde la llegada de Dee, en lo único que pensaba era en ella y en lo que sentía.
Su cabeza dio vueltas, pero rápidamente todo pensamiento se esfumó cuando el dedo de Dee se retiró de su interior. Bea gimió, deseándolo nuevamente dentro, y se quiso golpear por haber pensado en todo lo anterior en ese instante. Pero no había podido evitarlo. Su cerebro simplemente voló y su mente analizó todo lo que sentía en ese momento (Algo que nunca había pasado con otras).
La vio moverse lentamente, con las mejillas ruborizadas y salpicadas con su liberación, y se sentó para mirarla. Sus ojos se encontraban abiertos de par en par, la sorpresa, la vergüenza y el gozo destellaban con fuerza en ese mar azulado. Se veía sorprendida, contenta y fascinada, tan dulce como un delicioso caramelo.
Bea la miró mientras su respiración volvía a su ritmo normal.
̶ Eso fue...
No tuvo palabras, pero tampoco lo necesitó. Cada centímetro de su cara mostraba cuan satisfecha se sentía, y lo delicioso que fue sentir aquella boca inexperta, y a la vez mágica, en su coño.
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Protégeme {Tate Group Rescue #1} TERMINADA
RomanceDurante años Dee estuvo cautiva, encerrada por unos desconocidos y sucios hombres que querían todo de ella. La utilizaron y arrebataron toda la inocencia, esperanza, y humanidad que había en su cuerpo. Arrancaron su alma, su espíritu. Cada parte de...