XIII

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Nadie las había despertado cuando aterrizaron. Una pequeña llovizna de nieve se encontraba dando un hermoso espectáculo para los ojos de todos cuando el avión privado termino por detenerse en la pista de aterrizaje. Alaska era el mejor lugar en que esconderse por ahora, y todos lo sabían. Era lo suficientemente lejos para que nadie sospechara, y lo suficientemente cerca de los otros hogares de emergencia por si lo necesitaban. Además, estaban en una gran misión y debían estar todos juntos en una misma casa para mayor protección. Sabían que por la noche algunos tendrían que quedarse despiertos para vigilar mientras los otros dormían, y que los turnos irían cambiando a medida que masaran los días. Estaban todos cansados por el viaje y por la guerra sangrienta que tuvieron horas antes, pero nada los haría distraerse de la misión. Había mucho en juego. Muchas mujeres, niños y hombres estaban siendo subastados, vendidos, violados y asesinados en aquella organización que le hizo la vida imposible a Dee. y por supuesto, también a Nathan. Nadie se merecía aquello, y ninguno del equipo podía darse la vuelta el ignorar aquellas vidas que estaban en peligro. Esa gente era peligrosa, tal vez en ese momento estuvieran matando a los que estuvieran desobedeciendo sus reglas. Aquella es una razón más por la que debían apurarse en la búsqueda de la información de su paradero, pero sabían que, si no averiguaban más sobre la misteriosa Dee, nunca encontrarían la ubicación de la cede. Algo tendría que conectarlos, pero aún no sabían qué. Pero estaban dispuestos y comprometidos a encontrar todo lo que pudieran lo más rápido posible mientras Bea y Dee se recuperaban.

Preparados para conducir hacia la casa de Bea, en medio de la nada, escondida por un gran bosque nevado, comenzaron a guardar sus bolsas con armas en los coches que los esperaban a todos cuando aterrizaron.

El cielo era de un blanco liso, tan hermoso como todo el paisaje cubierto de nieve. Hacia una hora que había amanecido, y a pesar de todo el gris claro cubriendo parte del cielo, ninguno pudo pensar que el día se encontraba feo. Era hermoso porque nada les hacía recordar la oscuridad opacando sus almas. Era todo blanco y armonioso.

Caden terminó de subir el ultimo bolso con el armamento mientras Bruce y Duncan discutían sobre quien conduciría el mejor de los autos que estaban aparcados. Por otro lado, Douglas y Campbell se encaminaron a recoger lo último que quedaba en el avión. Bea y Dee se encontraban acurrucadas, casi temblando de frio mientras el perro entre medio de ellas roncaba con fuerza. A pasos lentos y sigilosos, tomaron a las dos mujeres desmayadas por el cansancio y el estrés y se marcharon de allí en dirección hacia los autos. El perro los siguió, cojeando felizmente detrás de ellos, y cuando llegaron al suelo cubierto de nieve el perro gimoteó. Todos necesitaban un buen café para calentarse y unas cómodas mantas.

̶ Vamos, chico. Nos calentaremos una vez lleguemos a la casa. ̶ Douglas chasqueó su lengua contra sus dientes levemente y el perro, sin otra opción, se arrastró hacia el auto en el que estaba el otro perro. Campbell vio como Caden lo ayudó a subir y cerró la puerta antes de abrir la puerta trasera del otro auto para que ellos colocaran a las dos bellas durmientes.

̶ Colóquenlas con suavidad. Allí adentro hay mantas para ellas. He prendido la calefacción así que ninguno morirá de frio hasta llegar. Demonios, necesito un café y una buena dona para poder sobrevivir todo el día despierto. ̶ dijo Caden, gruñendo. Se le veía cansado y estresado, pequeñas arrugas se formaron alrededor de sus ojos mientras hablaba. Todos se sentían de esa manera. Parecía como si no hubieran dormido en varios días.

Cuando ya estaban todos listos y resguardados de los copos de nieve cayendo, emprendieron el viaje de una hora. Nadie perdió más el tiempo del necesario para entrar en la casa una vez llegaron. Las mujeres aun dormían como si les hubieran dado un fuerte sedante, y siguieron de esa forma durante un largo rato después de haberlas colocado en la habitación principal de la casa ̶ porque era la casa de Bea, por supuesto ̶ así que las dejaron seguir descansando mientras bajaban todo de los autos.

Protégeme {Tate Group Rescue #1} TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora