Cap.2 Bienvenida esclava

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Al despertar, Midori vagamente recordaba después de que Osomatsu la revisó, no recordaba que la durmieron con cloroformo; la joven se encontraba rodeada por los seis hermanos que la miraban dormir, tres a cada lado, aunque la verdad es que ella estaba demasiado aturdida como para intentar escapar, miró su cuerpo y para su fortuna notó que aún tenía su ropa puesta.

- Tranquila, no te hemos hecho nada aún - dijo uno de pantalones verdes

- ¿Q-quienes son ustedes y que harán conmigo? - preguntó Midori con miedo

- Yo soy Osomatsu Matsuno, el hermano mayor, luego sigue Karamatsu, Choromatsu, Ichimatsu y Todomatsu - dijo señalándolos a cada uno - y como te habrás dado cuenta, somos sextillizos -

- Y respondiendo tu otra pregunta... inicialmente te compramos para tener sexo contigo... pero no creí que te gustara la idea, así que les sugerí que esperáramos a que despertaras ¡hustle! - dijo el de overol amarillo con una gran sonrisa que se llamaba Jyushimatsu, me daba miedo pero parecía que era el único que me defendió y me vio como una persona más que como un objeto

- Gracias Jyushimatsu... - dije con debilidad - y... ¿si les doy lo que quieren me dejaran ir? -

- No, de hecho... si intentas salir de aquí te lastimaremos, mejor no lo intentes - sonrió de forma retorcida el que tenía una sudadera púrpura que Osomatsu dijo que se llama Ichimatsu

- ¿Q-qué? - me arrimé un poco al de amarillo buscando su protección

- Solo no intentes escapar y te dejaremos tranquila un rato, te compramos pero ya estamos un poco más calmados, así que por ahora no vamos a violarte ni nada parecido -

En mi se encendió una pequeña chispa de esperanza... podía escapar, correr a la policía y volver a mi casa... han pasado cinco miserables años desde que me secuestraron... pero... puedo gritar y alguien debe ayudarme, la casa es de madera y es amplia, tiene buena acústica y mis clases de canto de algo servirán.

- ¿P-pueden darme agua por favor? - pregunté, tenía la garganta seca y así no iba a poder gritar, y muy amablemente Karamatsu, el que vestía de azul, me trajo lo que pedí, y una vez terminé de beber el agua, reuní aire y grité con todas mis fuerzas mientras me levanté para salir corriendo, pero uno de ellos me tomó por los pies antes de poder siquiera salir de la habitación y me arrastró hasta el futon donde estaba hace rato, solo para ponerse sobre mi y darme una fuerte bofetada.

- ¡Cállate! - exclamó Osomatsu sobre mi, parecía enfadado pero luego se calmó rápidamente y volvió a su sonrisa cínica - Bueno, no es como si alguien pudiera escucharte aquí -

Lágrimas caían de mis ojos - ¿Como que nadie escuchó ese grito? Alguien debería venir a ver qué sucede - pese a derramar lágrimas, mi voluntad de escapar era firme y me mostraba desafiante ante Osomatsu

- Jeje, los vidrios son a prueba de ruido y balas, no podrás abrir las ventanas nunca, y tenemos otras medidas de seguridad para evitar que te escapes... ay pobre ingenua... tienes tres años menos que nosotros y crees que eres más fuerte y lista, esto no es así preciosa - me tomó el rostro con una mano presionando mis mejillas para luego darme un asqueroso beso

- ¡No me toques! - lo aparté con mis manos

- Me gustan las rudas, aunque... que estafa, no eres tan dócil como dijeron los que te vendieron -

- Me iban a matar si no era así... - evitaba mirarlos a los ojos

- Solo ten esa misma mentalidad y no volveremos a ponerte un dedo encima - dijo Jyushimatsu

MatsuSlaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora