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La lluvia obligaba a las personas a refugiarse bajo pequeños techos o dentro de algún establecimiento. Algunos, pero muy pocos, iban con paraguas. Peter no hacía ni una cosa, ni la otra.

Estaba debajo de un puente, mirando su móvil, apoyado en una de las esquinas superiores. La gente que pasaba no le veía. Era un lugar perfecto. Estaba haciendo su ronda diaria. Llevaba desde muy temprano fuera. Eran las 9:00 A.M. Peter había salido a eso de las 5:00 A.M.

«Menos mal que le dejé una nota a tía May diciendo que iba a la tienda de cómics. Sino estaría preocupada.»

Peter estaba por guardar su teléfono móvil cuando este vibró. Tenía una llamada entrante. Era tía May. Peter sonrió, pensando que era casualidad.

- Tía May, no tengo paraguas, pero el dueño me deja quedarme hasta que...

- Peter... Hay algo... Hay algo importante que quiero enseñarte... Acabo de verlo en nuestro buzón y... Por favor, por favor, ven en cuanto puedas.- decía May en un tono débil y triste.

Peter abrió los ojos. Estaba preocupado por May. Colgó el teléfono, y pese a la lluvia, salió del puente y comenzó a balancearse por las calles a toda prisa.

- Señor, el paquete ya ha sido recibido.- exclamó el misterioso tipo. Su rostro salió por fin a la luz.

Era un tipo alto, fuerte, de piel oscura. No tenía pelo, y llevaba un traje y unas gafas negras.

- Estupendo... Buen trabajo. Te esperaremos en el punto de encuentro. No te retrases. Además, puedes tener el resto del día libre... Aleksei se encargará de vigilarlo.- dijo la débil voz a través de teléfono móvil.

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Peter entró en casa, empapado. Tía May estaba con Anna Watson, su vecina. Una mujer más o menos de su edad.

May estaba pálida, sentada en el sillón. Peter se acercó a ella, alarmado. Preguntaba que qué le ocurría, pero ella no respondía. Al cabo de unos minutos, miró a Peter, le acarició la mejilla, y señaló a la mesa.

Había un folio perfectamente doblado en cuatro partes. Parecía una carta. Peter la cogió, y comenzó a leer.

"Para Peter Parker:

Querido Peter, sé que no querrás creer esto, pero soy yo. Estoy bien. No sabía cómo... Cómo decirte esto.

Caray, no sé ni cómo estoy aquí. Pero estoy. Gracias a Dios o gracias a lo que sea. Estoy viva, Peter, viva.

He tenido miedo de presentarme ante ti. No quería que te volvieses loco. Pero debía decírtelo. No estoy muerta, Peter Parker. Estoy viva. Tenemos que hablar de muchas cosas. Estaré en mi antiguo apartamento. Espero volver a verte.

Besos, Gwen Stacy."

Peter se puso blanco. Dejó caer la carta, y luego sus brazos. Las lágrimas salían de sus ojos. De repente, el chico se puso a correr y salió de la casa. Recorrió toda la calle, y en un instante, ya estaba balanceándose en dirección al viejo apartamento de Gwen Stacy.

«Esto no es real... Esto no es real... ¡No es real!»

Una figura con un gran abrigo se levantó del banco que estaba frente a la casa de Peter. Sacó su teléfono y realizó una llamada.

- El chico ya se ha ido. Va hacia el lugar. ¿Qué? Bien. Cómo señor desee.- dijo el tipo con acento ruso.

The Amazing Spiderman: Golpes del destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora