Karol Sevilla es chica como cualquier otra, con una familia de economía intermedia, por motivos del pasado de obliga a trabajar.
Ruggero Pasquarelli es un empresario muy conocido en Argentina e Italia ,tiene una hija llamada Mariana, pero detrás de...
—Hola mucho gusto soy Mariana Pasquarelli—analiza bien a la chica y abre sus ojos sorprendida—tú eres la chica que me ayudo a encontrar a mi abuela—sonríe—muchas gracias—otra vez más agradece, Karol al escuchar que era aquella pequeña que había ayudado, sonríe y se pone nerviosa al notar como el padre de la niña no le quitaba la mirada
—Eh...de nada—sonríe mirando a la niña—no te preocupes fue un gusto ayudarte a encontrar a tu abuela—se sonríen—Yo soy Karol Sevilla pero dime Karol o como gustes—habla ahora todo tenía sentido, Karol ya sabía por qué su carita se le hacía conocida
Narra Mariana:
Cuando entro esa chica se me quedo mirando, al momento de verla bien me di cuenta de que ella era la chica quien me ayudo a encontrar a mi abuela yo sentí cariño y agradecimiento con esa chica por ayudarme, creo que ella es la indicada, también pude ver como mi papá no quitaba la mirada de Karol, tuve que interrumpir por qué vi que estaba un poco nerviosa. Seguimos hablando con ella, con mi papá llegamos al acuerdo que ella es la chica indicada para que me cuidará, ella sería mi niñera. Estoy tan feliz no sé por qué pero sentía ganas de pasar tiempo con ella.
Narra Ruggero:
Ella era Karol la amiga de Caro lo supe por qué ella nos dijo, en verdad era hermosa, pero era ella quien ayudo a mi hija estaba muy agradecido con por ella. No cabe duda de que ella era la indicada para cuidar a mi hija.
—Soy Ruggero Pasquarelli—me presento ya que solo le preguntamos cosas pero yo no me llegue a presentar—te quiero agradecer por ayudar a mi hija, no sé qué haría ella se hubiera perdido, gracias—le sonrío, ella me devuelve la sonrisa
—No se preocupe señor Pasquarelli con gusto ayude a Mariana—dice mirándola con una sonrisa— Si no es molestia. ¿Tengo el empleo?—pregunta nerviosa, río
—Primero no me digas señor—sonrío—tutearme dime Rugge o Ruggero al final vivirás acá—sonrío en broma, veo como se sorprende—Tienes el empleo—veo que Mari se remueve con una sonrisa
—¿En serio?—pregunta, asiento riendo en voz baja por su cara—¿Me dan el empleo?—vuelve a preguntar
— Si Karol serás la nueva niñera de mi hija—sonrío, Mari se levanta de mi regazo y se pone a un lado de mi escritorio
— Si—empieza a hacer un baile raro lo que me provoca risa al igual que Karol—tú serás mi nueva niñera—chilla feliz—eh...—se queda callada unos momentos, frunzo mi ceño confundido y preocupado—Karol disculpa—la mira—¿te puedo dar un abrazo?—pregunta nerviosa, abro los ojos sorprendido
—Claro que si pequeña ahora tú serás mi niña ¿no?—pregunta extendiendo sus brazos, Mariana no desaprovecha la oportunidad y corre a abrazarla
—Bueno muchos abrazos—digo riendo, Karol y Mari se separan con una sonrisa—bueno Karol bienvenida te daré las explicaciones—ella asiente—Verás en el contrato dice que tendrás que venir a vivir con nosotros—ella asiente— te encargarás de levantar a Mariana, llevarla al kinder, dejarla, traerla, ayudarla a hacer los trabajos que le dejan y ya en la tarde la tienen libre hasta que llegue y pueda estar con mi princesa—sonrío mirando a mi hija—¿entendido?—pregunto
—Si no se preocupe—sonrío mirando a Mari—¿Cuando me puedo mudar?—pregunta
—Si quieres hoy mismo—antes de poder hablar Mari se me había adelantado, la miro confundido, ella me mira con una sonrisa inocente—ya papi por favor, ¿Karol puede mudarse hoy? por fis—hace puchero, no me resisto y asiento
— Esta bien—miro a mi hija como sonríe—pero depende de Karol si puede por qué si ahora no puede a más tardar mañana—digo sacando el contrato
—Karol que dices—Mariana mira a Karol haciendo pucheros, esa niña consigue todo lo que quiere y no se rinde—por fis múdate hoy—pide
Narra Karol:
Por fin en un trabajo me aceptan, no pienso desperdiciar está oportunidad. Mariana me empezó a hacer pucheros y está niña es tan tierna que no pude negarme
—Está bien—accedo, ella me sonríe y me vuelve abrazar—Bueno voy a mi departamento y después vengo ¿vale?—ella asiente se baja de mis brazos y hace de nuevo ese baile raro, lo que provoca que ría de nuevo.
—Si está bien pero no te demores que tengo varias cosas que contarte—me dice Mariana al parar de bailar
—¿Y por qué no me las cuentas a mi princesa?—escucho que interviene Ruggero, me dio ternura como la llama
—Por qué son cosas de chicas papi—habla abrazándome por la pierna
—Bueno entonces Karol no te demores—lo miro al mismo tiempo que él me mira a mí, me pongo nerviosa
—Si señor Pasqu... digo Ruggero con permiso—miro a Mari para que la suelte ella asintió—Nos vemos pequeña—dejo un beso en su mejilla y me voy rumbo a mi casa.
Llame a Caro para contarle que si había conseguido el trabajo, hablamos por casi media hora. Saque mis maletas eran cuatro. Decidí alquilar mi departamento, el conserje me ayudará a que alguien lo alquile, despidiéndome de lo que era mi hogar salgo rumbo a donde cuidaré a una niña muy hermosa.
Cuando llegó a la mansión me encuentro a Mari viendo televisión, creo que me ha estado esperando por qué estaba con el control en la mano y volteando a cada rato pero no me vio. Despacio me acerco a ella y la abrazo por la espalda con un beso en la mejilla, ella no duda en darse la vuelta y darme otro fuerte abrazo, cuando nos separamos ella me mira con una sonrisa.
—Vamos a tu cuarto a acomodar tus cosas y luego vamos a la mía para poder hablar ¿sí?—me pregunta, sonrío y asiento. Tenía una curiosidad por saber lo que ella quiere decirme.
—Si pequeña no te preocupes—acaricio su mejilla y ella me indica lo que sería mi habitación.
Narra Mariana
Karol y yo nos la pasamos hablando, riendo, jugando mientras acomodábamos sus cosas en su habitación. Después de que todo este acomodado nos fuimos a mi habitación
—Karol algunas vez te has enamorado—frunzo mi ceño por su pregunta
<< Tan pequeña y sabe mucho >>
—Si una vez pero ese chico me hizo mucho daño y desde ahí no creo en el amor—mis ojos se cristalizan al recordar pero niego—¿Es eso lo que tenías que contarme?—pregunto, ella niega y baja la mirada—¿Qué quieres contarme?—ella me mira nerviosa, frunzo mi ceño confundida
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