Karol Sevilla es chica como cualquier otra, con una familia de economía intermedia, por motivos del pasado de obliga a trabajar.
Ruggero Pasquarelli es un empresario muy conocido en Argentina e Italia ,tiene una hija llamada Mariana, pero detrás de...
Era él, era Mario, me lanzo a abrazarlo cuando lo veo, sonrío, por fin alguien que está a mi lado, aunque sentía que alguien nos estaba viendo pero no preste atención ahora solo me importa Mario, mi mejor amigo.
—¿Mario que haces acá?—digo con lágrimas al momento de separarnos.
—Hay peque— con su mano me limpia mis lágrimas—sonrío—¡Sorpresa!—susurra, río para luego volver a abrazarlo.
—¿Esta era tu sorpresa?—pregunto.
—¿No te gusto?—pregunta él separándonos, niego rápidamente.
—No tonto...me encanto tu sorpresa—lo vuelvo a abrazar.
—Mira lo que te traje— él se voltea un rato y cuando me vuelve a mirar tiene unos chocolates y un peluche es sus brazos.
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—No manches—me sorprendo al reconocer esa marca tan especial para mí— esos son mis chocolates favoritos de México, y ese oso es muy hermoso—digo mientras él me lo extiende con una sonrisa la recibo gustosa.
—Son todos tuyos—le doy otra sonrisa.
—Gracias...enserio muchas gracias—lo abrazo por última vez— ¿Cómo así viniste?— empezamos a conversar hasta que su pregunta me toma por sorpresa.
—¿Por qué estuviste llorando?—desvío mi mirada para luego bajarla.
—¿Yo? No estuve llorando—finjo una sonrisa levantando mi mirada.
—No me mientas por favor— lo miro y asiento suspirando—¿Sigues así por ellos verdad?— mis ojos se cristalizan, dejo los regalos a un lado y lo miro mientas asiento.
—Me conoces muy bien—río sin ganas— si es por ellos, es que no me puedo olvidar de ellos, fueron una parte muy bonita en mi vida, pero ahora no los encuentro—lloro, él me abraza.
—No te preocupes seguro los vas a encontrar, ¿te voy a ayudar si?—me sorprendo y lo me separo para mirarlo con una sonrisa.
