Si tuviera que definir con una palabra lo que me rodea, sin dudas escojo caos. Si, caos, tal cual. Hay cajas esparcidas por todos lados de mi pequeño departamento y no sé por dónde empezar a empacar. Creo que lo más difícil de dejar un lugar, es ver que el tiempo es tan superfluo, pasa tan rápido que no nos damos cuenta que de la noche a la mañana ya tienes que irte. Sin embargo, no me puedo quejar. Mis días en New York fueron estupendos pese al estrés del trabajo y la rutina, todo valió la pena con las bellas personas que conocí en esta ciudad. Me los llevaré siempre en el corazón, pues nunca había vivido fuera de mi país, Chile, y todos aquellos que conocí me hicieron sentir como en casa.
Pese a mis dudas y miedos que tenía por venir a EE.UU, ello no me frenó. Me dije a mí misma que no podía dejar pasar esta única oportunidad que se me estaba presentando, aunque significara dejar muchas cosas de lado, como a mi familia y amigos. Pero sé que era necesario. Una parte de mi quería huir, una parte de mi pedía a gritos dejar recuerdos atrás para poder mirar hacia adelante, y fue la mejor decisión que pude haber tomado. No obstante, después de un año estando lejos, ya era momento de volver. Mi trabajo era sólo por un año, aunque me dieron la posibilidad de renovar mi contrato, en Chile tenía a mi gente y tenía proyectos que dejé a medias, como el poner mi propia empresa y para eso tenía que regresar.
Después de estar perdida en mis pensamientos unos cuantos minutos, me dispuse a empacar lo que me faltaba: Unas cuantas cajas, algo de ropa y algunas fotos que tenía colgadas en mi pieza. Cuando voy moviendo una de las cajas, esta se rompe por el peso de las cosas que tenía dentro, saliendo todo disparado por el piso, cayendo libros y unas cuantas tazas que quedaron rotas por el impacto acompañadas de trozos irregulares esparcidos por todo el suelo. Indignada partí a buscar una escoba. Últimamente andaba muy torpe, aunque sabía que se debía a mi falta de sueño, por todo lo que implicaba este viaje.
Luego de haber limpiado lo que quedó de las tazas, recogí los libros uno por uno y los fui acomodando en una nueva caja, asegurándome de que esta nueva pudiese aguantar el peso. Sin embargo, no me había percatado que a un costado de mi escritorio no había recogido una caja de madera del tamaño de un cuadernillo, que yacía sobre el piso flotante, ya rota de un costado.
Me había olvidado completamente de la existencia de esa caja y supongo que se cayó junto a las tazas y los libros. Cuando la abrí en su totalidad pude apreciar unos cuantos sobres de distintos colores y me quedé mirándolos sin más. ¿Por qué habían aparecido? O más bien la pregunta era ¿Por qué las había llevado a New York?
Ya sé, te estás preguntando que son esos sobres... Bueno cada uno contiene en su interior cartas, las cuales empecé a escribir hace dos años. Cartas que quise dejar atrás cuando me fui, y que aún no sé porque las traje conmigo si se suponía que quería superar todo. Quizás una parte de mí no quería dejar ir, o quizás, sólo buscaba llevarlas conmigo para cuando me sintiera sola recordar lo positivo del pasado, pero al final nunca las volví a abrir.
Todo este tiempo he intentado evadir y no hacerle frente a recordar lo que dejé atrás, pero ahora que volveré, necesito ya dar por superado todo, necesito saber si soy capaz de mirar el pasado con madurez. Finalmente, creo que ese tiempo ya ha llegado. Es momento de una vez por todas leer las cartas. Ya es tiempo de poder mirar hacia atrás sin dolor, o al menos eso intentaré.
Soy Amalia, esta es mi historia, esta es mi verdad.
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Javi al habla: Hola! Me siento tan nerviosa por publicar por primera vez jajaja, comenzaré a subir los capítulos en agosto (2017). Pero como soy ansiosa e impaciente, no me aguanté y subí el prólogo. Espero de todo corazón que esta historia les guste, y si es así, no se olviden de dejarme algún comentario o/y su voto. Un abrazo y gracias a cada uno que se da el tiempo de leer y pasarse por la historia.
PD. Nos vemos en agosto!
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Las cartas que su corazón olvidó enviar©
RomansAmalia es soñadora, impulsiva y decidida. Alexander es racional, analítico e indeciso. ¿Qué tienen en común? No saben expresar lo que sienten. Pese a ser polos apuestos, son los mejores amigos y piensan que su amistad nunca tendrá fin. Sin embarg...