24 de abril de 2014.
Querido Alexander:
Cuando ayer nos encontramos en la universidad, me dijiste que no podríamos irnos juntos, por lo que supe de inmediato que tenías cosas que hacer. No quise preguntarte más detalles, porque vi a Pau caminando en nuestra dirección. Posteriormente, cuando salí de clases al rato de habernos encontrado, me pareció extraño verte a la salida si se suponía que te irías antes. Así que te acercaste y, sin más, emprendimos nuestra marcha rumbo a la estación del metro.
En tanto, caminábamos me contaste que fuiste a dejar a Pau al paradero para que tomara el bus rumbo a su casa, sin embargo, esta última se había enojado porque le dijiste que tenías que irte-mañana había prueba- ya que no podrías quedarte mucho más rato conversando, y que tomara el siguiente bus, porque mientras conversabas con ella, se le habían pasado dos. Al rato esperaste a que tomara el bus, y ahí te devolviste a la universidad para ir al baño, de tal forma que así fue como nos encontramos y ahora estábamos sentados en el suelo del metro que colapsa por toda la gente que lleva en su interior, la cual aumenta a medida que cada estación pasa.
Al momento que ya faltaban unas cuatro estaciones para que me bajara, suena tu celular, me dijiste que contestara, pues tenías tus manos ocupadas, mientras comías una manzana y con la otra sostenías tu mochila. Sin embargo, al ver quien era, te dije que ni loca, y lo descolgué y te lo puse en la oreja, para que pudieras hablar. Al rato Pau te había preguntado si te habías venido conmigo finalmente, y le dijiste que nos habíamos encontrado de casualidad. Al parecer no te creyó, pues los gritos los escuché al otro lado de la línea, mientras te decía que no tenías que mentirle, que te habías ido antes sólo para encontrarte conmigo y que no lo negaras.
Cuando colgaste, no quise ni siquiera darte mi opinión porque ya no tiene caso. Tomé tu celular y puse la lista aleatoria de música mientras me ponía un audífono y te extendía el otro. Creo que ambos estábamos cansados, ni siquiera quisimos hablar más en lo que restaba de viaje.
Al llegar a mi casa, veo mi celular, el cual se iluminó dejando entrever otra llamada más de Miguel. Ya han pasado alrededor de cuatro días, y aún no me siento preparada para hablar con él. Quería hablar del tema, pero no sabía que podía pasar con nosotros tras hablar. Tenía miedo de que me deje luego de tres años juntos, dejar de lado tantos momentos, dejar de lado el hecho de tener a alguien a mi lado, pues mi mayor inseguridad es no encontrar el día de mañana a alguien que me quiera, a alguien que aguante mi mal carácter, a alguien que me quiera con todos mis miedos-con todos mis pros y contras-.
Pese a lo que dijo Miguel, sé que en el fondo lo ha dicho de enojado, pero me molesta que cada vez nuestras peleas se tornen más denigrantes el uno con él otro, pues creo, que ambos tenemos la misma responsabilidad-aunque Miguel se le pase la mano más seguido que a mí-. Pero, por otro lado, tengo tan presente lo que hablé con David en la hora de almuerzo hoy en la facultad. Mi amigo me dijo que, aunque mi novio estuviera enojado, denigrar a alguien que supuestamente amas, no es valorar, ni menos es tener respeto por lo que hace el otro, y eso lamentablemente no es amor. Quien te ama, no te dice una y otra vez que todo lo que haces es una mierda, pues si bien, se puede entender que quizás se le haya salido un día enojado era entendible, pero ya ha ocurrido en más de una ocasión y lo peor de todo, es que la última discusión terminó a golpes, que, si bien no fueron dirigidos hacia a mí, igual salí lastimada.
Querido Alexander, aún tengo esa frase de David dando vueltas "No es amor, quizás es costumbre". Tenía que hacer algo, pero no podía aclarar mi mente. Sin embargo, sé que debía actuar pronto, tomando cartas en el asunto, y el primer paso era contestar ese teléfono. Sin más, abrí WhatApp y le dije a Miguel que el fin de semana tendríamos que hablar. Sinceramente no sé qué decirle, ni donde llegará esta conversación. Sólo sé, que era necesario para ambos. Fue así con la incertidumbre atormentado mi mente, que el sueño finalmente me venció.
Cuando ya era de mañana, me extrañó que mi celular sonara por tanto rato. Era viernes, y no tenía clases por lo que dormiría hasta tarde-eso creía-. Pero eso no fue posible, pues el maldito teléfono no dejaba de sonar una y otra vez. Quizás sea Miguel, pensé, pero me equivocaba, pues era Catalina, la cual ya me había dejado unas diez llamadas perdidas y esta era la número once. Cuando contesté y Catalina empezó a hablar sin hacer pausa, no dejandome tiempo para procesar todo.
Lo que Cata me contó era que Pau estaba a la salida de la facultad gritándote que quería una explicación real del por qué te habías ido conmigo, que dijeras la verdad, que yo era una perra, y que si de verdad la querías no te fueras más conmigo en el metro-y unas cuantas cosas más que supongo que Catalina no alcanzó a escuchar-. Respiré hondo y le pregunté a nuestra amiga cuanta gente había visto el espectáculo, a lo que respondió que había sido en medio de un receso, por lo cual varios miraron, incluyendo profesores y compañeros.
¡O no! esta situación ya había sobrepasado todos los límites. Ahora resulta que había quedado delante de todo el mundo como una perra, como alguien que está en medio de una relación, cómo si yo hubiera engañado a mi novio. Esto definitivamente no estaba bien. Si Pau había llegado a armar un escándalo sin importar a donde se encontraba y metiéndome a mí en una discusión, en la cual ni siquiera fui partícipe ¿Qué iba a hacer el día de mañana? Quien sabe, cada día han ido aumentando los espectáculos y discusiones. Sin dudas, no se puede seguir así.
Querido Alexander, luego de haber pensado mucho en que hacer, creo que tenía la solución a todo. Ya era tiempo que esto se acabara, y si tú no eres capaz de frenar a tu propia novia, menos lo podré hacer yo. Pero si podré hacer algo para que ya no se meta conmigo y deje de ser un problema entre ustedes. Esto se acabó Alexander...
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Javi Al Habla: !Hola! Hoy es mitad de semana y les traigo un nuevo capítulo.Lo siento por lo tarde, pero venía de viaje y llegué bastante tarde a mi casa jaja. Acabo de publicar de nuevo el capítulo, ya que se había publicado la versión que no estaba actualizada, así que lo siento si vieron más de alguna falta de ortografía o coherencia. Un abrazo apretado <3
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Las cartas que su corazón olvidó enviar©
RomanceAmalia es soñadora, impulsiva y decidida. Alexander es racional, analítico e indeciso. ¿Qué tienen en común? No saben expresar lo que sienten. Pese a ser polos apuestos, son los mejores amigos y piensan que su amistad nunca tendrá fin. Sin embarg...