DON'T LET ME GO (Harry y tu)

CAPITULO 2

Estábamos todas juntas tomando el sol en la playa,  jugando y pasándolo genial cuando, de repente, viene Lía y me dice :

-Pi pi pi- sonaba igual que mi despertador.

-WTF ??- dije yo-¿Que dices Lía? ¿Te has drogados o que?

Y todos empezado a hacer lo mismo que Lía mientras me rodeaban, y de repente, me desperté. Todo era un sueño. Entonces volví a la realidad y me percate de que ahí estaba, sentada en una silla, al fondo de mi habitación, mirándome, mi madre...

-Buenos días princesa mía- me dijo mientras me sonreía y sujetaba una maleta con su mano, ¿hacia cuanto que no me llamaban así? Desde que la abuela murió para ser exactos, ella siempre me llamaba así.

-Hola mamá, hazme el favor se salir de aquí, sí fuera de verdad tú princesa no me obligarias a marcharme -le contesté enfadada, la verdad es que me dolía hablarle así a mi madre, pero quería que se diera cuanta de lo que hacia, hasta navidad, tres meses sin volver a España, ¡TRES MESES!

- ¡Anda! Menudo humor tienes tú por las mañanas...

- Pues sí, ¿pésimo verdad?- le dije mientras me levantaba pero ella se levanto y se acerco al armario lo abrió de par en par y empezó a sacar ropa y a preguntarme sí la quiera llevar a no.

Yo dandome por vencida, pues sabía que era muy cabezota, empece a ayudarla a hacer mi maleta.

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-Hola - salude a las locas y a sus padres.

-Hola -me respondieron todos.

Entonces los mayores se separaron del grupo y formaron un corro y empezaron a hablar de no se que cosa y nosotras un poco de lo mismo.

-Preparada para marcharon a ...LONDRES!!!- dijeron al unísono Olga y María mientras me señalaban la maleta de Judit con la bandera de Inglaterra.

- Sí vamos unas ganas...- contesté yo irónicamente.

-Vamos que no será tan...-corto la frase y se quedó embobada mirando a un chico- mirar que asafato más guapo, voy a pedirle el número- y sin mas se va, derecha al asafato a pedirle su número, la verdad a nosotras no nos extraño, Judit era así, con 16 años que tenía.

-Y ya se marchó detrás de otro - dijo Lía riendo.

Mientras tanto Olga y María iban parando a la gente y les iban diciendo:"Sabes que nos marchamos a Londres". Y la gente las miraba como sí fueran unas locas, y la verdad lo parecían, pero que se les va hacer ellas eran,¿como decirlo? Las locas del grupo, con sus 18 años y más locas que yo, que tengo 17. Bueno y Lía también tiene 18, pero ella es diferente, ella es muy tímida y sensible.

El caso es que dos chicos muy monos se nos acercaron y nos preguntaron la hora, pero yo creo que sólo fue una excusa para poder empezar una conversación con nosotras. Lía se puso super roja bajo la cabeza y empezó a abrir la boca intentado formular alguna palabra y yo acudiendo en su ayuda les contesté:

-Las cuatro y media.

-Muchas gracias -y se marcharon pero Olaga y María los pararon y les dijeron:

-Hola, nos vamos a Lon...¡uhhhh! ¡Esperar! ¿Estabais intentando ligar con  nuestras amigas?

Y no les contestaron, simplemente las evitaron y se alejarnos mirándose con una cara de:"están como una cabra".

-Pero que maleducados-dijo María y se giro y les grito -¡MALEDUCADOS!

-¡Pero María calla! -le dije yo.

-Pero ¿porque? Mejor que  sepa lo que son, ¿no?

-No tienes remedio - dijo Lía riendo.

Y de repente aparece Judit sonriendo y nos cuenta:

-Ya tengo su número - dice satisfecha- es un asafato que viaja a Paris, que pena que no vaya a Londres hubiera sido un viaje entretenido- dijo con cara divertida y pícara a la vez. Nosotras por nuestra parte nos partimos la caja de risa.

Nos quedamos esperando el vuelo. Cuando llegó la hora de la despedida todo eran lágrimas y abrazos y las típicas frases: comportate bien, cuida de tus amigas, a las amigas, cuida de mi hija y todo el mundo me miraba a mi y me decía que  me hiciera responsable de ellas y yo, pues eso, acepte como siempre diciendo que claro que las cuidaria. Y nos marchamos entre un poco de alegría, tristeza y locura, mientras Olga le gritaba a su madre con cara divertida: "Mamá tranquila que no haré nada que tú no harías." Mientras su madera la miraba con ganas de matarla.

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Ya estábamos en el avión, «de camino a Londres», pensé. Yo aún no me lo creía. Estábamos todas sentadas juntas en la fila del medio, cada una un poco a su mundo, Judit, como os lo podéis imaginar, estaba hablando con unos chicos que teníamos detrás; Olga y María estaban al final del avión "cogiendo bebidas" porque a saber que hacían... ; Lía en su mundo con un libro, leyendo; y yo con mis cascos en mi mundo con mi música de mi 1D y sí puede que penseis, ay mare otra directioner loca pero no, sí es cierto soy DIRECTIONER y a mucha honra,  pero no soy de esas que se ponen a chillar como loca cuando los ven y se desmayan, yo simplemente me trago los nervios y habla y me comporta normal, pero me río de todo.

-Perdone estas son sus amigas -me dijo una asafata con Olga y María cogidas de los codos de mala manera.

-Sí- contesté - ¿Que han hecho?

-Alterar la tranquilidad de los viajeros que están sentados al fondo del avión - me explico la asafata muy sería.

-Perdone usted, no volverá a suceder- contesté aguantandome la risa imaginado que podían haber hecho.

-Eso espero- dijo y se marchó y nosotras nos comenzamos a reír como locas.

Entonces se sentaron y estuvieron un rato callada y hablando por lo bajini, hasta que Olga dijo:

-Escuchar esto que nos acabamos de inventar

Y empezaron a cantar:

(con el ritmo del cocherito lere)

El avioncito lere

mi madre me dijo lere

que me iba a Londres lere

y yo le dije jodete

y ella me dijo vete ya

Y ahora estamos en el avión

cantando está canción

las dos locas del grupo

no estamos drogadas

aunque lo parezca

no nos echeis por favor

somos así nada más

Ahora volvemos a cantar

lo mismo que antes, otra vez

Venga volvamos a empezar

lere  lere  lere

(Y volvieron a empezar)

Y apareció la asafata y las miro con una cara de matarlas y ellas se callaron y se empezaron a reír por lo bajini, y todas nos enganchamos, y es que tienen una risa contagiosa.

Sí el viaje fue de todo menos aburrido.

Cuando aterrizamos nos dimos cuenta que esa ciudad era muy diferente a la nuestra, pero estabamos en Londres con las amigas, sin mayores, sin reglas, sin limitaciones y con unas tarjetas de crédito para usar a nuestro antojo, ¿que más se podía pedir? Al final, la idea de marcharnos no sería tan mala como yo pensaba...

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