CAPITULO 8

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-Oye, ¿te pasa algo?

-¿A mi?

-Pues claro, se nota que te pasa algo, Niah. ¡Recuerda que soy tu mejor amiga!

-Sí, tienes razón. –Suspiré. –Es Donny...

-¿El buenorro? –Asentí rodando los ojos por el apodo que le había puesto.

-Creo que discutimos...

-¿Crees? Además, ¿quién puede enfadarse con ese Dios griego?

-Pues yo. –Reí negando con la cabeza. –Es que no sabes lo que me hizo. Me arrastró con él hacia la ducha para mojarme entera.

-Uh, más quisiera yo que me mojase a mi...

-¡Mia! –Grité haciendo que se encogiera de hombros antes de reír.

-Venga, Niah. Eso es una bobería comparado con las discusiones que tengo yo con mis padres o mi hermana mayor.

-Pero yo no...

-Lo que tienes que hacer es vengarte de él. Coges un vaso de agua fría ¡y se lo echa encima cuando duerma!

-Oh, Dios. Tú quieres que aparezca el verdadero Donnovan... –Murmuré sin poder evitarlo.

-¿Quién es Donnovan?
–Preguntó de repente Terry sentándose a nuestro lado.

-¿No te enseñaron que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas?

-No cuando en ellas están mis amigas. Si, claro. Amigas...

-¿Querías algo?

-Guau, gracias. Ya me doy cuenta que no soy bienvenido...

-Es que estábamos hablando de cosas de chicas. –Respondió ahora Mía mirándolo mal.

-Bueno, que yo solo vine a invitarte, Fresita.

-¿Eh?

-¿Quiéres ir a por un helado después?

-No lo creo...

-¿Por qué no? Solo es un helado...

-Lo sé, pero tengo cosas que hacer, Terry.

-Bueno, tu piénsatelo y después me dices. –Se levantó de la mesa para irse por el mismo camino por el que había venido.

-Que chico más raro.

•••

Las horas restantes al recreo pasaron rápido y pronto ya me encontraba guardando las cosas en la taquilla para dirigirme a la salida.

Niah! –Joder...

-Ya te dije que no voy a ir, Terry.

-¿Pero por qué no? Prometo que solo será un helado y te llevo a tu casa.

-No.

-¡Pero espera! –Dijo de repente frenandome por el brazo.

-¡Eh!Ay, madre. Me deshice rápidamente de su brazo para detener a Donnovan a tiempo.
–¿Se puede saber porqué agarras así a mi novia?

-¿Novia? –Me miró ahora a mi.

-Te dije que tenía novio...

-Nunca pensé que fuera verdad. –Respondió Terry decepcionado.

-Vámonos, Donn.

-No se te ocurra volver a frenarla en contra de su voluntad, imbécil. –Tiré de su brazo para caminar hacia los aparcamientos en busca del coche.

-¿Qué haces aquí?

-¿Te hizo daño? –Preguntó mirando mi mano por todos lados. –Juro que si tienes algo...

-¡Donn! Hey, tranquilo.
–Sostuve su cara con mis manos para que me mirara a los ojos.
Estoy bien. –Suspiró cerrando los ojos por un momento haciendo que estos volvieran a su color original. –Volvamos a casa ¿si?

Asintió y ambos nos subimos a su coche para poner rumbo a casa.

Durante el trayecto, noté como aún seguía tenso y no pude controlar el unir mi mano con la suya cuando se detuvo en un semáforo.

Durante el trayecto, noté como aún seguía tenso y no pude controlar el unir mi mano con la suya cuando se detuvo en un semáforo

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-Todo está bien, cariño. Debes relajarte.

-Lo sé, es solo...

-Nada, Donn. Ahora iremos a casa a almorzar y luego veremos la tele como hacemos siempre ¿si?

-Sí, pero también quería disculparme por lo de anoche. Nunca quise que te enfadaras.

-Bueno... En ese caso yo también te debo una disculpa.

El semáforo cambió a verde y pronto arrancó el coche para volver a casa en menos de nada.

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