Sentimientos mutuos

8.8K 1.1K 557
                                    


— Déjame entrar, por favor. — suplico sin saber si lo que estoy haciendo es ridículo o valiente; ya en este punto poco me importa.

Le veo en la entrada admirarme en silencio. Su lloroso rostro me analiza con desconfianza y desesperado como nunca vuelvo a insistir:
— Necesito hablar contigo... — explico en voz alta, sujetándome y mirándole por fuera de las rejas como un maldito perro miserable.

Debía verme realmente patético, porque aún con su rostro lleno de dudas, presiona un botón y escucho finalmente el glorioso sonido del portón al abrir.

Se da la vuelta y entra a la casa, dejándome la puerta entreabierta. Enseguida la abro para ingresar antes que se arrepintiera.

«¿Y ahora qué?» me pregunto mientras le observo con nerviosismo.

Está ahí, sentado en el sofá mirando la tele. No necesito acercarme para saber que tanto ve, siempre hace lo mismo cuando está deprimido.

—Te traje algo.— digo y este gira su rostro entristecido hacia mi, en lo que avergonzado le muestro el gastado muñeco.

Apenas se lo lanzo puedo darme el gusto de ver su adorable expresión de júbilo, tan infantil. Se queda mirando el juguete un largo rato y luego alza la vista hacia mi, quedándose varios segundos en completo silencio.

Sus ojos siempre confiados hoy dudan de mis intenciones, y cómo no. Acabo de hacer algo repudiable.

— Eres muy infantil... — contesta finalmente rodando los ojos, y mi pulso se acelera cuando le veo esbozar una leve sonrisa y su gesto cambia a uno más amigable.

«Mierda, de verdad me gusta.»

No sé si reír o llorar ante mi descubrimiento.

Ok, este inútil me gusta.
Ahora la cosa era cómo no joderla.
Puedo prácticamente escuchar a Iida en mi oído con su: "Sé amable, no lo arruines".

Claro que lo iba a hacer, pero eso no importaba. Ya estoy aquí y todavía no le hago llorar. Voy bien.

«Por ahora» Pienso y me quedo en silencio, buscando las palabras correctas para explicar todo lo que acababa de pasar.

Había salido corriendo hasta su hogar por impulso, no armé un discurso ni un plan.

Miro mis zapatos esperando alguna especie de iluminación divina, la tristemente que nunca llega. Finalmente dando un pesado suspiro y decidiendo aceptar lo malo que soy hablando.

Entonces sin pensarlo mucho, me acerco y tomo asiento a su lado. No me rechaza, sólo se queda ahí... petrificado.

Sonrío para mis adentros al notar que a pesar de su gesto serio sus manos tiemblan, motivo por el cual lanzando mi sentido común por la borda intento acercarme.

Tomo su mano en silencio.
Se sobresalta, pero no la rechaza.

—No diré que lo siento...— comienzo a explicar, sin atreverme a mirarle a la cara. Me ponía nervioso, más con lo que iba a decir.

Le siento apartar su mano de la mía y giro el rostro hacia él. Está enojado otra vez y prosigo antes de que pueda reclamar:

—No lo hice por error, así que no me voy a disculpar. — aclaro sorprendiéndome a mi mismo de lo fácil que me resultó.

— ¡¿Y por qué entonces?! — exclama exageradamente, alejándose de mi como si mi respuesta le asustara.

Cuando sus ojos tristes me observan con desconfianza, siento ganas de gritar todo...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 16, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

►Estúpida Red Social◄ [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora