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Me paré nuevamente y traté de correr lo más rápido y lejos posible. Todo estaba turbio y lo que menos hacía era mirar el camino o hacia dónde me dirigía.

Me detuve al chocar con una persona; Obviamente. Noté que era muchísimo más alto que yo. Supe al instante que era hombre al mirar sus zapatos; era un hombre mayor. Subí mi mirada y localicé unos pantalones de vestir. Estaban lisos y rectos, color grisáceo. Seguí mi recorrido y completaba su terno con una chaqueta del mismo color, una camisa blanca y una corbata. 

No localicé su rostro. Ya había caído al piso. Éste estaba helado, me congelaba. Los grados habían bajado drásticamente. De repente sentí que olía algo asqueroso, mi mejilla estaba totalmente empapada de ese líquido asqueroso; Había vomitado. Esto es una mierda.

El tipo se agachó para ver como estaba, me dejó vomitar por algunos segundos y luego me tomó en sus brazos. Subió escaleras arriba y caminó en dirección contraria a mi habitación. 

Sentí como movía el manojo de una puerta. Segundos después, perdí completamente la conciencia.

*

Un… olor.

Ese exquisito aroma es… ¿Perfume de hombre?

¿Dónde coño estoy? ¡Mierda, No puedo abrir mis putos ojos! Pesan un kilo cada uno.

Como pude los abrí, todo estaba borroso y no localizaba el lugar, pero… ese olor se me es familiar, también el color de las paredes, las cortinas y… ¡Dios! Que suaves sábanas. Me acurruqué en ellas y me levanté. En ese preciso momento recordé que tenía algo pegado al cuello. Ésta pesaba unos dos kilos más que mis párpados.

No recuerdo nada de lo que sucedió anoche. Donde está Zayn, la Señora Marsella, Lottie, Fred y… ¿Dónde estoy yo?

La puerta del baño se abrió. Inmediatamente miré hacia allá. Necesitaba ayuda y quería estar lo más pronto posible con Za… 

Detuve mis pensamientos y mil imágenes de la ebria de anoche vinieron a mi cabeza. Mi cuerpo se estremeció al todavía sentir las sensaciones que me producía al tener su mano en… ahí.

Maldito bastardo. Se fajó a esa asquerosa zorra. La muy perra, hasta la saliva la debe tener teñida por sus putos tatuajes. Seguro a de creer que se ve sexy. Maraca.

-¡Hey! Has despertado- me sacó de mis asquerosos recuerdos una voz, estaba un poco ronca. Debió despertar hace poco.

-Sí- respondí. ¿Quién era éste tipo? Es un anciano, pero… bueno, está como quiere.

-No creo que me conozcas- caminó lentamente hacia mí, para ver si podía sentarse a mi lado.

-Jamás lo había visto- dije temerosa ya cerca de él. Bueno, el cerca mío.

-sí, es lo que dije- antipático- soy uno de los nuevos profesores. Anoche tropezaste conmigo, habías salido de la nada. Estabas un poco fuera de lugar para ser tan pequeña- hiso una mueca.

-Lo siento, no recuerdo nada- miré mis manos apenada y… mis piernas estaban bacías. ¡Estoy en bragas frente a este tipo! Me levanté exaltada y muy avergonzada- Pe-perdón, pero necesito saber dónde estoy- bajé lo más que pude la camisa que traía puesta para poder tapar algo.

-Tranquila, No te haré daño. Estás todavía en la universidad- ¿Universidad?- No sabía si eras de preparatoria o básica- rió. ¿Qué le pasa a este inútil? Si sé que soy una pendeja, pero no para ser de básica, estúpido.

-¡Ya me está colmando la paciencia, anciano- seductor, guapo, atractivo, sexy- puerco!

-¡Calma niña! No soy un anciano, apenas traigo los treinta.

-Y yo no soy una niña, soy una mujer- dije firma frente el tipo.

-Claro, una mujer- levantó una ceja- y… ¿de qué edad, mujer?- tomó su barbilla y comenzó a masajearla con su dedo índice y pulgar.

-Quince- respondí rápidamente. El tipo abrió sus ojos más grandes que las ruedas de los camiones monstruo. ¿Acaso dije algo malo?

-¡Quince!- repitió sorprendido.

-sí-dije segura- ¿Tiene algún problema con eso?

-No, claro que no- miró el reloj que tenía en la mano y sus ojos se extendieron al tamaño un platillo volador; si es que existen- Niña, ya debes irte. La señora Marsella vendrá en cualquier minuto y no quiero que te vea a ti en… - me miró de pies a cabeza y mordió su labio inferior. Que morboso tipo- ¡Lárgate ya!

-No. No me iré vestida así. Páseme algo para cubrirme. Ya bastante aguante con que usted me mirara, no quiero que todas las personas que estén allá afuera me vean también- el tipo estaba completamente rojo. No dije nada para que sonrojara.

-Molestas un montón niñita- se levantó a regañadientes y buscó entre una maleta algo de ropa, supongo. Yo movía un poco la cabeza para ver que me daría. Sacó una chaqueta bastante grande para mi pequeño cuerpo, aparte que estaba horrible- aquí tienes, póntelo y vete.

-No me gusta, está feo- su mano estaba extendida con la chaqueta frente a mí. No la recibía y su expresión se endurecía.

-¡Que te lo pongas y te largues!- subió el tono de voz e hizo intimidarme un poco. Arrebaté la chaqueta de su mano. La puse por encima de mis hombros y acomodé las mangas. Visualicé si tapaba mis nalgas y mis piernas. No quería que cuándo volteara el anciano viera mi trasero.

Volteé y miré de reojo hacia atrás. Como supuse el tipo inmediatamente bajó su mirada. Esto es un asco. Abrí la puerta y el viejo sólo dijo “adiós”. Salí y cerré de un portazo.

"Love With My brother"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora