Capítulo 31

313 13 0
                                    

____ se encontró a si misma mirando su reflejo al espejo. Inexpresiva, soñolienta, triste. Ese era el fantasma que la había estado persiguiendo por días, casi cinco. Cinco Días sin Justin... todo era muy extraño para ella ahora.

De cierto modo, Justin siempre había sido parte de a lo que ____ llamaba "Conjunto Dreams". Obviamente en primer puesto, Las clases; en segundo, los maestros. Tareas, Instrumentos, Aprendizaje. Y Justin también venia en el paquete, ya que desde el primer día, desde la primera clase, él siempre había estado allí. Ahora sentía una extraña soledad caminando a través de los pasillos, sin su voz; sin sus molestos "Tráeme un café". Sin su cabello rubio moviéndose de un lado a otro, sin sus dejes de superioridad. ____ lo extrañaba con toda su alma, pero él ahora le era totalmente indiferente; él ya estaba con Laine, y ahora ni siquiera ella misma se podía mentir sobre eso. Los había visto, los vio juntos. Eso de algún modo marcó un final; un final que jamás había imaginado.

Pensando las cosas, mirando su reflejo. Allí fue donde ____ se preguntó por primera vez, ¿Como quería que acabara entonces? Tal vez, con Justin alejado Kilómetros de ella. Ahora lo único que deseaba era estar en sus brazos, dormir en su pecho como en el camión, respirar su mismo oxígeno, como aquella vez en el salón de escenografía, donde él la acorraló contra la pared y sus labios compartieron el mismo radio cuadrado. Como aquella vez que lo vio cantar en el bar. 

____ cerró los ojos con fuerza, sintiendo las lágrimas salir al exterior a través de sus parpados cerrados. Sollozó en silencio; no quiso hacer mucho ruido. Entonces, recordó aquella estúpida y tan-llena-de-razón novela, una que su abuela le había hecho leer en un verano, porque un día la vio "aburrida". ____ recordó un fragmento, o más específicamente, recordó un dialogo entre Linosio y Virinnidia, dos hermanos, ambos enamorados de personas incorrectas, en situaciones incorrectas, y modos incorrectos: 

“-¿Por qué lloras, oh bella mía? Tus ojitos hinchados, tu rostro lleno de melancolía. - Dijo el Joven enamorado. 

- Lloro de amor, Linosio. De amor puro, de amor loco. 

- ¿Lloras por el criollo de ojos verdes? ¿El de los nopales y el arriate en la espalda? 

- Por el mismo, Linosio. Por el mismo de Ojos verdes, nopales y arriate en la espalda. 

- El nunca ha visto el brillar de tus ojos cristalinos; ¿Por qué llorar por alguien que no ha notado jamás tu existencia?

- Porque lo amaba de lejos, lo amaba en silencio. 

- Lo amabas a lo cobarde.

- Lo amaba a lo cobarde. - Asintió Virinnidia, triste, melancólica. 

- ¿Por qué sentirte a volar con alguien que nunca te dio alas?

- Porque en mi mente, me regalaba las suyas. En mi mente, oh, Linosio. En mi mente me amaba, me amaba mucho. En mis sueños me besaba haciéndome sentir pura. Me volvía a hacer sentir una dulce chiquilla.

- Pero nada fue cierto, Virinnidia. Todo fue un sueño.

- ¡Oh! ¡Pero ninguno como los sueños míos!"

____ Era Virinnidia, y su conciencia era Linosio. Ella, una chicuela enamorada de alguien quien jamás la había volteado a ver. Ilusionada a lo ciego; amando a lo cobarde. 

...

Antes de entrar a Dreams, tomó un fuerte respiro. De repente, sin razón aparente ni tampoco lógica, ____ sintió como si todo volviera a empezar. Como si fuera otra vez su primer día en Dreams, aquel día hace semanas donde llegó medio loca, medio atolondrada. Donde su pie casi se salía del tenis, y donde su pelo largo y suelto - despeinado - la volvía loca. En cierto modo, todo podía ser igual a ese día: Estaba sola, y Justin no estaba tampoco con ella. Todo era justo como el comienzo. 

¿Quién entiende a los hombres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora