-¿Te pasa algo, ____? – la castaña soltó otro suspiro e intento sonreírle a Ian. No, no le pasaba nada, no podía pasarle nada, pero… en verdad estaba muy Muy molesta y ni siquiera sabía por qué. Es que ¿qué carajos hacia allí la maestra? Y con Justin, sobre todo él ¿Cómo se atrevía? Hacía menos de 3 horas la había besado y ahora estaba allí, de resbaloso y coqueto con esa mujer que también le sonreía coquetamente y luego decía que era ella ¡Realmente era un bandido!
-Estoy bien – respondió al fin. Ian la miro fijamente y rio para sí mismo, tenía cara de todo menos de estar bien. Se veía inquieta y… oh, ya lo entendía… así que ese era el motivo. El motivo de su intranquilidad era ese chico rubio sentado tras de él ¿Por qué carajos no lo había visto?
-¿Segura? – preguntó otra vez.
-completamente. – y rio de mentiras tomando un respiro… ahh Dios, Esto es inaceptable, ___ tried – pensó furiosa - ¿Cómo era posible que estuviera tan… molesta, cohibida, sintiéndose estúpida y a punto de estallar por culpa de ese rubio mujeriego? No debía haber ninguna posibilidad para esto, pero la realidad era que allí estaba, muriéndose por no saber cómo comportarse frente a esa situación. Dirigió su mirada hacia Justin otra vez y apretó el puño ¡Rayos! Detestaba que fuese tan tranquilo…. Y tampoco se muy sentía feliz con la idea de desear ir donde esa rubia desteñida y alejarla de él así fuera por los monños. Porque si, esa era la verdad y no era celos… eran solo... bueno si, eran celos.
-¿Por qué te inquieta tanto? – Ian la miro fijamente a los ojos. Esa pregunta la dejo descolocada.
-¿Eh? – Ella pareció confundida.- ¿a qué te refieres?
-A Justin y a esa mujer ¿Por qué parece interesarte tanto que estén aquí, juntos? - ___ casi se va de espaldas al escucharlo y no tuvo una palabra para responder. Más bien, no quiso responder. Es que ¿Qué podría decir? Ni siquiera se dio cuenta de que estaba siendo tan evidente.
-Me parece que Alucinas – aludió
-Para un hombre como yo que ha tenido ya varias experiencias respecto a esto, no me parece una alucinación – la castaña rio por lo bajo.
-¿Así que experiencias? Waooo Sr Ducasse, para ser un hombre tan joven suena todo un experto al referirse a estos temas como usted les llama – el pelinegro rio también con un deje de ironía en su rostro y le sostuvo la mirada a esos ojos cafés, y no podía negarlo, la pequeña niña era bastante inteligente, había conseguido la excusa perfecta para salirse por la tangente y cambiarle el tema de Justin - ¿Le gustaría contarme algo sobre eso? quizás aprenda de usted.
-Primero, Llámame Ian, pensé que ya habíamos quedado claro en eso de tutearnos y segundo No hablo de experiencias propias ___ trabajar en él medio que manejo tiene sus ventajas, he visto cosas que no me creerías.
-¡Ahh! ¿Cosas? ¡Que maravilla!– Ella lo miro con serenidad - Soy toda oídos Ian, me gustaría mucho escuchar una de esas historias. – Ian le sonrió nuevamente. Ahora entendía parte del encanto que esta jovencita le causaba. No se conformaba con palabras a medias. Siempre quería saber más.
-Está bien – le contesto él inclinándose sobre la mesa para acercarse a ella – pero ¿No te gustaría ordenar la comida primero?- ___ asintió con una sonrisa. Al menos se había librado de dar un explicación…
…Y A Justin casi se le sale el ojo al verlo. Estaba seguro de que no estaba alucinando porque él no estaba loco y no alucinaba con ___ a cada rato para por lo menos pensar en la alocada idea de una alucinación, no, no tenía la duda, Esa chica que estaba en la mesa frente a él tenía que ser ___ y ese hombre tenia que ser Ian, no podría olvidar su silueta de “soy tan millonario” aunque lo estuviera viendo de espaldas y ¡Por Dios! ¿Por qué se había inclinado tanto hacia ella? Acaso… ¡Acaso pensaba besarla! ¡Mierda! Apretó el puño y suspiro cortamente. No le estaba gustando nada la situación. Y ahora sí que no se entendía a él mismo. A pesar de tener a la chica que siempre le gusto frente a él, con un hermoso vestido y una linda sonrisa, no podía dejar de pensar en la fastidiosa, molesta e insoportable de ___ tried, no podía negárselo o más bien, no quería aceptarlo. Esa chica…