10; Tsuna.

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Cuando regresó se sorprendió de ver a Kyoko en posición fetal en una esquina del sofá, Kyohei parecía haberle proporcionado una sábana y acariciaba distraídamente su espalda mientras veía las caricaturas.

—¿Sucedió algo mientras estaba fuera? —no hubo reacción—. Kyohei...

El infante le miró de reojo y se acomodó en el sofá, sonrió inocentemente.

—Bienvenido a casa, Tsunayoshi-san.

—¿Qué demonios hiciste?

—Nada.

La sonrisa del chico no le convenció, pero decidió darle prioridad al estado delicado de su compañera y se acercó a ella para revisar que no estuviera herida.

—Kyoko, ¿qué sucede? —tomó una de sus manos al cerciorarse de que externamente estuviera bien—. ¿Nuevamente viste películas de horror mientras no estaba?

Los orbes de la castaña se enfocaron en su rostro y la inmensa tristeza que allí vio fue su respuesta, suspiró.

—Escucha, decidimos superarlo, ¿no? —sonrió en un intento por darle ánimos—. Todo está bien, podremos recuperarlo, tendremos otro hijo, yo...

—No.

—¿Qué?

La chica acarició su mejilla con cariño, las lágrimas empezaban a deslizarse por su rostro y aun así ella forzó una sonrisa.

Kyohei se sintió incómodo, pero no dejó de mirarlos de reojo.

—No vamos a casarnos, Tsuna —tomó aire—, estuve hablando con Haru y ambas alquilaremos un piso juntas, me iré de aquí en unos días.

Sawada apretó el agarre de sus manos sobre una de las de Sasagawa, estaba sorprendiendo y sentía que el alma se le iba del cuerpo, estaba confuso, ilusionado y desesperado.

Se sentía escoria.

—P... Pero... ¿Por qué tan...? No puedes hacer eso.

—Sí, puedo y lo haré —sonrió con tristeza—, Tsuna no me amas y aunque yo sigo amándote tengo que dejarte ser feliz.

—Pero...

—Es mi decisión —suspiró alejando sus manos del chico, miró de reojo a Kyohei—. Tienes que ser feliz con la persona que de verdad amas.

Tsuna se tensó echándose hacia atrás y negando frenéticamente con la cabeza.

—No puedes decir algo como eso sólo así —frunció el ceño y miró al pequeño azabache—. Kyo, ve a tu habitación, quiero hablar con Kyoko en privado.

—Ignora mi existencia —se encogió de hombros—. Haz como que no estoy aquí...

—Kyohei...

—Vale, vale —levantó las manos en señal de derrota y se dispuso a irse—, pero esto no se quedará así, te acusaré con Reborn.

Desastrosas niñeras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora