12; Past.

433 57 43
                                    

°

°

Hibari colocó una taza de té frente al pelirrojo, había decidido que para contar aquel relato ambos necesitarían estar tranquilos y los regalos de Fon era sinónimo de paz.

—¿Empezaras ahora?

—¿Quieres que lo haga otro día?

—No comiences a joder, ¿vale?

—Voy a golpearte.

Enma suspiró y Kyōya le imitó, ambos se relajaron en sus respectivos asientos y el azabache decidió dar inició a su bella historia de amor no correspondido.

Menuda mierda de vida.

°

Había empezado a hacerse consciente de Tsuna luego de la batalla contra Xanxus, pero no fue sino hasta el futuro cuando comprendió de qué iban aquellas ganas de matarlo que le atacaban cada que lo veía.

Sus sentimientos terminó de aceptarlos, sin embargo, a duras penas luego de la batalla contra el cabeza de menstruación que en un futuro se convertiría en un pesado.

Las únicas personas conscientes de cómo se sentían eran el molesto de Mukuro –que parece que sabe meterse en la mente de otros–, Tetsuya y Adelheid.

Le jodía un poco aquello, pero es que lo que para ellos era obvio para él era lo más disimulado del mundo.

En fin, había decidido que ignoraría ese sentir herbívoro debido a que era conocimiento público que a Sawada le gustaba Sasagawa y entre él, Hibari Kyōya, y ella no había punto de comparación.

En primera Kyoko era una chica, él era un demonio.

Además de eso, el chico estúpido había osado buscarle en más de una ocasión para formar una amistad en condiciones, y como eso sería lo más cerca que podría estar de Tsuna acabó mordiéndolo hasta la muerte y siendo amargamente feliz en un auto aislamiento.

Se graduó y se inició en la carrera de leyes en la universidad de namimori mientras Ryohei y Rokudo se iban a cursar ingeniería y su misma carrera –respectivamente–, a la bella Italia.

Poco tiempo después ocurrió un milagro y la flor de nami-chū formalizó una relación amorosa con el chico.

Hasta ahí todo bien, ¿no? La relación de esos dos inició a la edad de dieciséis años y fueron muy felices en esa época mientras él se dejaba llevar por las olas de la envidia.

Como sea.

Cuando Sawada cumplió los dieciocho la relación empezó a dar tumbos y por algún motivo desconocido por Dios, Hibari se volvió su fiel consejero.

—No es sano, ¿sabes?

Ante esas palabras se hacía el desentendido y siempre se iba a dar sus rondas dejando a Adelheid, Tetsuya o a Mukuro –que regresaba gentilmente cada dos semanas para decirle eso–, solos.

Muchas cosas pasaban en aquel entonces en su vida, Fon tenía problemas con Vipper y en algunas misiones autoimpuestas por él mismo.

Desastrosas niñeras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora