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El primer día en ese dichoso instituto de lenguas estuvo bastante aburrido, es decir, los maestros tenían alrededor de unos 50 años y hablaban sin parar. Para colmo me dormí a mitad de una de las clases más importantes y solo desperté gracias a que un chico brasileño me sacudió de los hombros. Intenté concentrarme en las 4 horas de la clase de japonés, quería aprender aunque sea algunas palabras para sorprender a Josh cuando lo volviera a ver. Pero todo fue en vano porque me distraje. Aún no entendía como mierda había logrado entrar a esa prestigiosa escuela si yo era un idiota en todo lo relacionado al estudio.

Mis compañeros y compañeras de clase eran agradables, la mayoría provenía de Nueva York y los demás de distintas partes del mundo, aunque no estuve interesado en entablar ninguna amistad y mucho menos en cuestiones románticas. No podía sacarme a Josh de mi cabeza, y eso que solo lo había visto una vez.

Al salir del instituto no hice mucho. Fui un rato a descansar a mi departamento y después de tomar una siesta fui a tomar el almuerzo en un pequeño local de la zona. La comida estuvo bastante mala, pero por el precio que más podía esperar. Antes que oscureciera me fui a caminar por ahí y tomé algunas fotos para poder enviárselas a Mark y a Jenna. Todo el día estuve impaciente porque llegara la noche para poder ir a ver al pelirosa.




— ¿Otla vez aquí guapo? ¿Quieles lo mismo de ayel? — me preguntó la misma chica que me había atendido la noche anterior.

— Eh no gracias, solo vine de visita. — le sonreí y asintió devolviéndome la sonrisa.

Me abrí paso entre las mesas del karaoke, la mayoría de ellas estaban igual de llenas que la noche anterior. Logré llegar hasta al frente del escenario y me decepcioné mucho al ver que no estaba tocando la banda de Josh. En su lugar, había un cuarteto de, al parecer estudiantes, cantando muy desafinadamente una canción de Britney Spears. Suspiré profundo y me di la vuelta con intenciones de irme de ahí, pero vi a lo lejos a un hombre que sin duda alguna no parecía japonés. Estaba recargado en la barra y platicaba alegremente con el barman y el mismo señor que había llamado a Josh el día de ayer. Me decidí a ir hacia ellos.

— H-h-hola. — dije con timidez y el hombre levantó una ceja.

— Hola chico, ¿en qué puedo ayudarte? — suspiré con alivio al escuchar su acento americano.

— ¿Es usted el gerente de este lugar? — pregunté y el hombre asintió con la cabeza. — P-p-podría ¿hablarle en privado?

El hombre frunció el ceño y luego de pensárselo por un momento, se giró en dirección a los dos señores y les digo algo en japonés. Ellos asintieron y se fueron, dejándonos solos.

— Soy Jeff, un gusto. ¿Y tú eres...? — dijo estrechándome la mano.

— Soy Tyler. Solo tengo una duda, será rápido.

— ¿Tuviste algún inconveniente con nuestro personal? ¿El servicio?

— N-n-no no, nada de eso. Ayer tocó una banda y quedé eh, fascinado con su música. Y me preguntaba por qué no tocaron hoy. — Jeff se pasó una mano por su pequeña barba e hizo una mueca.

— Bueno no esperes que toquen todos los días ¿o sí? Tenemos música diferente cada día, ellos tocan nuevamente hasta el viernes. — y en eso sentí como algo dentro de mí explotó.

— ¿¡Hasta el viernes?! P-p-pero, digo... ¿Sabe dónde puedo encontrarlos?

— Mira Tyler, esto se está poniendo incómodo, así que mejor vete.

— E-e-es que platiqué con ellos y... Quedamos en vernos eh, sí... — dije con nerviosismo y el gerente se rió cínicamente.

— ¿Buscas a Aiko cierto? Esa chica es muy cotizada. Miles de chicos extranjeros siempre me preguntan por ella, pero va contra nuestras políticas dar información al respecto. — ¿Aiko? ¿Quién diablos era ella? Si supiera que estoy en busca del chico bonito de cabello rosa. Estaba por hablar pero Jeff se adelantó e hizo callarme.

— Yo ya me tengo que ir, tengo asuntos que resolver. Disfruta del bar. — y se fue sin voltearme a ver. Hice un ligero puchero y salí del lugar casi azotando la puerta.

💮

Al día siguiente repetí la misma rutina del día anterior. Fui al instituto por la mañana, tomé una siesta en mi departamento y comí la misma comida insulsa y barata de ese local. Quería volver a probar suerte yendo a "Bad kitty" en la noche, pero no aguanté las ansias y quise dar una vuelta para despejar mi mente. Nunca fui bueno para mantener la paciencia.

Iba caminando por las calles, admirando todos esos enormes rascacielos y algunos letreros luminosos. Eran las 6 de la tarde así que aún estaba claro afuera. Estaba por cruzar la calle cuando vi que un grupo de chicas reía en conjunto mientras entraba al karaoke, las miré extrañado porque según entendía abrían hasta las 8. Me acerqué y aceché por la ventana, quedé impactado por lo que había visto. Al parecer "Bad kitty" abría desde las 4 y funcionaba como un café. Me di una cachetada y me pregunté cuánto más esperaría a recibir el premio por ser el mayor idiota del año. Respiré profundo y entré por la puerta, me senté en la primer mesa desocupada que encontré.

Josh estaba ahí. Estaba atendiendo algunas de las mesas y llevaba consigo una pequeña bandeja, en la que traía el café y algunos postres. Sonreía de la misma manera que cuando tocaba la batería, mi corazón palpitaba fuertemente cada vez que lo miraba. Traía puesta la misma diadema floreada con orejas de gato de la otra vez, solo que esta vez usaba una playera colorida de manga corta y unos jeans negros ajustados con algunas roturas. Dios se veía tan bien, y más al percatarme que su brazo derecho estaba completamente tatuado. Parecía una obra de arte, pero no tanto como lo era su rostro.

— Hola, qué puedo servir... te. — Josh se acercó a mí mesa y su sonrisa se desvaneció al verme.

— No sabía que la hacías de mesero también. — dije con una enorme sonrisa y Josh refunfuñó.

— Tyler tienes toda la ciudad para conocer ¿por qué te esmeras en venir aquí a diario?

— ¿Y quién te dijo que no salí a pasear? — el pelirosa entrecerró los ojos y suspiró.

— Me dijeron que ayer viniste otra vez y que preguntaste por "la banda". — sonreí con timidez y desvié la mirada, rayos, Jeff había ido con el chisme. Solo esperaba que no le haya dicho a esa tal Aiko que según la buscaba.

— Si bien, soy culpable. Vine a buscarte. — dije con una voz pícara y el pelirosa rodó los ojos.

— Te mandaré a otra persona para que te atienda porque no pienso ser tu mesero esta noche. — Josh se dio la vuelta y fui detrás de él.

— Josh por favor, dame una oportunidad. En serio pienso que eres una persona muy interesante y quiero conocerte más.

— Dije que no Tyler y estoy trabajando, no puedo hablar ahora. — me contestó sin voltearme a ver en lo que apuntaba unas cosas en la pantalla de la computadora. Torcí la boca y en eso, me llegó a la mente una brillante idea.

— ¡No puedo creer que me hayas servido un café con gusanos! ¡¿Pero qué clase de servicio es ese?! — exclamé en voz alta y algunos de los clientes y del personal del lugar me voltearon a ver con expresión confusa. Josh me fulminó con la mirada y me señaló con el dedo.

— Te irá mal si no te callas.

— ¡Además que pésima atención al cliente!

— Tyler cierra la boca.

— ¡Y me hicieron un recargo extra a mi cuenta!

— Tyler...

— ¡Y también...! — el pelirosa puso su mano sobre mi boca para callarme y me llevó a un rincón del karaoke.

— Bien ya, tú ganas, pero solo si te callas. — asentí con la cabeza y el pelirosa quitó su mano de mi boca. No pude evitar sonreír al escuchar su respuesta. — salgo hasta las 10 así que tendrás que esperarme. Ah y ni sueñes que te atenderé mientras estés aquí.

— No importa, me conformo con mirarte trabajar. — dije sin borrar la sonrisa de mi rostro y Josh puso los ojos en blanco.

Regresé a mi mesa y el pelirosa siguió atendiendo las demás mesas. No podía esperar a que dieran las 10 para poder salir con él.

Lovers in Japan ~Tysh~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora