十七

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— Perdiste la cabeza Joshua. — dije apretando los dientes y cruzando los brazos de la molestia.

— Pero en serio te ves muy adorable y tierno Ty. ¡Mírate al espejo!

Negué rápidamente con la cabeza y fruncí el ceño. Me sentía como un niño pequeño haciendo berrinches porque su mamá lo había obligado a comer sus verduras. Josh no dejaba de repetir lo "tierno" que me veía y que no me veía mal.

Lo único que hacía mejor las cosas era escuchar su risa y ver la enorme sonrisa de su rostro.

— No usaré esto. — respondí señalando hacia el ridículo traje que traía puesto.

— Todos en la fiesta llevarán uno. — Josh también traía el suyo, pero el no se veía ridículo como yo. En el lucía adorable.

— ¿Me puedes explicar en qué pensaba tu amigo con la idea de ir disfrazados así?

— Ni yo sé. — el pelirosa se encogió de hombros y fue al estante a mirar otros trajes. — pero en serio quiero que vayas.

Josh se apartó del estante y fue hacia mi, me abrazó por la cintura y restregó su cara contra mi pecho, mientras repetía en voz bajita "por favor, por favor, por favor". Suspiré profundamente y no tuve otra opción más que asentir.

Uno de sus amigos de la escuela estaba organizando una fiesta por su cumpleaños número 18. Por lo que entendí, sería en su casa y una de las reglas para poder entrar estaba relacionada con ir disfrazado con algún traje que se viera extremadamente "kawaii". Ni siquiera sabía que maldito animal era el de mi atuendo. Parecía una especie de oso o algo así.

No me emocionaba ni un poco la idea de ir una fiesta, más porque, por lo poco que sabía las fiestas en Tokyo terminaban siendo una locura a gran escala. El pelirosa me aseguró que no habrían drogas, orgías o alguna otra clase de esas cosas.

— Josh eh, solo tenemos que regresar antes de las 9.

— ¿Por qué? — preguntó frunciendo el ceño.

Lovers in Japan ~Tysh~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora