4. Teddy ardiente

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En estos últimos días me había acostumbrado a no dormir tanto, estar en ruido constante, y lo más importante, ver a diario a Teddy y a Pete.

Pete y yo nos habíamos acercado bastante. Él es muy tierno. Me ayuda cuando puede y siempre me hace reír con lo que dice. Lo considero un buen amigo.

Ayer por la noche, organizaron una fiesta, como lo hacían siempre. Y Pete me había invitado a ir. Pero tuve que rechazar la oferta, por mis padres. No quería ni imaginarme cómo reaccionarían al pedirles permiso para asistir. Y en cierta parte, también me daba vergüenza pedírselos. Simplemente.

Así que me quede en mi habitación, como siempre hacia.
Y poco a poco, no sé cómo, quede profundamente dormida.

***

Estaba en mi habitación, leyendo un libro. Cuando mi celular empezó a vibrar a lado mío.

Lo tome y leí en la pantalla "Pete", así que conteste la llamada.

-¿Sí Pete?... ajá... ¿quieres que te ayude a recoger? ¿Eh?... ya veo... estoy ahí en cinco- y colgué.

Básicamente, Pete, me había llamado para que le hiciera compañía mientras que el recogía el desastre que dejó la fiesta de anoche, ya que sus amigos habían tomado mucho la noche anterior y estaban malhumorados y a doloridos.

Tome mi celular lo puse en una bolsa trasera de mis jeans, busque unos tenis para después ponérmelos y salí de mi habitación.

Mis padres habían ido con Stella a no sé dónde. Así que solo les mande un mensaje para avisarles que saldría con unos amigos. Obviamente no les diría que sería con los vecinos que nunca paran de hacer fiestas. Tome mis llaves, y salí de la casa, después de poner seguro.

La puerta estaba abierta, así que toque el marco de esta. Después de unos segundos me encontré a un Pete sudoroso frente a mí.

-¡Hey, Sam! Pasa, por favor- me dijo para después hacerme una señal que pasara.

Entonces vi latas de cerveza y vasos rojos tirados por todos lados, acompañados de cigarrillos, también algunas partes del piso estaban húmedas, y había un horrible olor penetrante a alcohol.

-Esto es un verdadero desastre Pete- dije con una mueca de asco.

-Sí...-miro alrededor un instante- eso ya lo sé- dijo cansado y limpiándose el sudor de la frente.

-¿Estás limpiando todo esto tú sólo?-

-Todos tomaron demasiado alcohol anoche. Así que están arriba en sus camas descansando. Y los novatos supongo que están en sus casas. También descansando. Y pues, sí, me temo que estoy haciendo el rol de cenicienta- dijo soltando una risa ahogada.

Verlo así me hizo sentir un poco mal, entonces tome una escoba que estaba a un costado de mí y empecé a barrer toda basura que veía.

-No Sam- dijo quitándome la escoba- No te dije que vinieras para eso- me miró serio, sus ojos se veían cansados.

-Pete, quiero ayudarte- dije poniendo mis manos en mis caderas- así que, por favor- dije arrebatándole la escoba de las manos.

-Pero...-

-¡Pero nada!- lo interrumpí antes de que dijera algo más.

Respiró profundo, rendido. Le sonreí, orgullosa de mí misma.

***

Había pasado... no sé cuánto tiempo, y por fin. Habíamos acabado. La casa estaba totalmente limpia. Pete y yo nos dejamos caer en el sofá. Estábamos totalmente exhaustos.

En eso, veo bajar a Teddy de las escaleras. Estaba un poco adormilado, y... ¡Por Dios!, su torso descubierto. Lo mire con detenimiento, sus pectorales estaban tan bien marcados y trabajados, al igual que sus brazos. Podía recostarme sobre su pecho y dormir y nunca de los nunca despegarme de ahí.
¡Diablos! ¡Diablos! ¡Diablos!
Teddy se veía tan ardiente.
¿Pero qué demonios acabo de pensar?

Aún no podía apartar mi vista de él. Simplemente no reaccionaba. No me había dado cuenta del tiempo que llevaba mirando.

-Si me sigues mirando de esa forma, no me hago responsable de que pierdas algo muy valioso-habló Teddy, haciendo que me saliera del trance que estaba viviendo.

-Este lugar está muy limpio, ¿me equivoque de casa?- dijo Teddy con los ojos entrecerrados y con una leve sonrisa.

Se miraba ten tierno, y sexy a la vez.

¡Tienes que parar Sam Radner! ¡Tú no puedes pensar así!

-Creo que debo irme- me volteé a mirar a Pete, quien me miró también.

-Entiendo, yo... te acompaño a tu casa- dijo levantándose del sofá y dándome la mano.

-No hace falta Pete, vivo a lado- dije con una media sonrisa. En verdad, no hacía falta.

-¿Por qué te vas? Acabo de llegar- dijo Teddy detrás mío.

Reí. -Nos vemos luego- me despedí y salí de la casa.

En mi mente aún estaba la imagen de Teddy sin camiseta puesta. No estaba nada mal. De echo, era todo lo contrario. Todo estaba perfecto.

Me di cuenta de lo que estaba pensando, entonces cerré los ojos y sacudí mi cabeza, para olvidarme de esos pensamientos, y entrar a la casa.

Pero, si estaba realmente bueno.



🔼🕎🅱

Por fiiiin. Un nuevo capítulo. Perdón por haber tardado tanto, pero por favor, voten por esta historia, nada les cueeesstaa!!

Gracias por leer. Nos leemos pronto y byeee💕

Vecina de una FraternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora