5. Castigo al estilo Teddy.

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Sábado, 02:24 am.

Estaba con la fraternidad, en su fiesta. Mis padres habían salido esta noche junto con Stella, y no tenia nada mejor que hacer, excepto dormir. Pero eso es algo que ya no he podido hacer desde que llego la fraternidad.

-Te ayudará a relajarte -me dijo Teddy, dándome una pequeña pastilla blanca en mi mano.

-¿Que es? -le pregunte fruncido el ceño.

-¡Eso no importa Sam!, ¡anda, tómala! -dijo.

Mire por un segundo la pequeña pastilla que estaba en la palma de mi mano, sin poder creer lo que estaba a punto de hacer. Tome rápidamente la lata de cerveza que Teddy tenia en su mano hace unos momentos, metí la pastilla dentro de mi boca y di un largo trago de la lata.

Estúpidamente lo hice.
¡Diablos, Sam! ¡¿que acabas de hacer?!

***

4:03 am.

Vueltas. Todo me da vueltas. ¡Y me duele tanto la maldita cabeza!

Pero, vaya que me estaba divirtiendo como hace mucho no lo hacia.

Escuchaba la música a todo volumen retumbar en mi cabeza; el olor a cerveza, alcohol, mezclados con el olor a cigarrillos y transpiración de las personas. Pero eso me importaba poco. ¡Me la estoy pasando tan bien!, estoy bebiendo con Teddy, Pete, Scoonie, Garf, y otros chicos y chicas cuyos nombres no sé, y tampoco me interesan.

-¡BEBE, BEBE, BEBE!... -gritaban todos al unísono a un chico que intentaba acabarse el gran jarrón de cerveza.

-¡TERMINÉ!, ¡TERMINÉ MARICAS! -gritó
el chico levantando orgullosamente sus brazos al aire. Lo ovacionaron. Toda la vibra era genial aquí.
Llegaron dos chicos con otros jarrones de cerveza y los dejaron encima de una mesita. Teddy tomó dos y se me acercó.

-Sam Radner -me llamó -Te reto a una competencia de beber cerveza -me extendió una.

-Yo nunca me acobardó ante un reto, Teddy Sanders -tome la cerveza de su mano.

-¿Y qué pasará con el que pierda? -preguntó Pete, con el que, por cierto no he hablado durante toda esta noche, lo cual es sumamente extraño, y lo es aún más el hecho de que he pasado más tiempo con Teddy.

-Las damas primero -dice Teddy mirándome con una sonrisa.

¿Cuál sería el mejor castigo para Teddy?

Lo tengo.

-Una semana sin fiestas -dije levantando una ceja y muy segura de mí decisión. Sé que sin las fiestas Teddy es nada, además mato a dos pájaros de un tiro (qué feo suena eso, nunca me ha gustado) veo un rato el sufrimiento de Teddy por sus fiestas, y lo mejor, ¡vuelvo a dormir!.
Se escucho un "Uhh" en la habitación.

-¿Con qué quieres jugar sucio? -levanto ambas cejas, le respondí moviendo ligeramente mi cabeza a un lado -está bien. Tres... -comenzó la cuenta regresiva.

-Dos -seguí.

-Uno -empecé a beber de la cerveza lo más rápido que podía.
Iba a acabar, me faltaba poco y...

-Terminé -dijo Teddy dejando caer la jarra vacía al suelo.
Y empezaron a ovacionarlo. Se supone que esa ovación sería para mí. Cuando el ruido empezó a cesar decidí hablar.

-Y bien, ¿cuál es mi castigo, Teddy? -dije rodando los ojos.

-Tendrás el privilegio de acostarte conmigo.- Sin previo aviso y de manera rápida y tan sencilla me cargó  cual costal de papas metiéndome a su habitación.

Vecina de una FraternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora