-Keyla, solicitan verte-le dijo uno de sus compañeros-creo que es importante.
-Bien,- contestó- iré en un momento, tengo que encontrar una cosa
-No,- le volvió a interrumpir severamente- solicitan verte AHORA.
-Vale,- contestó algo confundida- iré ahora mismo- y se fue con paso tranquilo hacia la sala.
Keyla era una joven de 19 años, con su largo y ondulado pelo negro azulado, siempre con una mirada tranquila con sus oscuros ojos marrones, era de las bajitas de su, si se puede decir así, "ciudad". Ella vivía en un lugar algo "peculiar", el Infierno, sé lo que estás pensando, ¿en un lugar oscuro y lleno de fuego? No, ese infierno es el que tú te has imaginado. El Infierno en el que Keyla vivía era frío, muy frío, era oscuro pero había luz suficiente para ver, gracias a los magos de aquel lugar.
Cuando llegó a la sala, había una figura femenina encapuchada.
-Buenas tardes Keyla-le dijo con un tono tranquilo y amable-por favor acércate- le invitó a acercarse a la mesa.
-¿Me mandó llamar?- dijo delicadamente mientras agachaba levemente la cabeza en forma de reverencia
-Sí, pero por favor,-le pidió la mujer- no te tomes tantas molestias, siéntate querida- dijo haciendo aparecer una silla de la nada.
-Muchas gracias,- contestó amablemente- pero estoy bien así.
-Te preguntarás para qué te he llamado, ¿me equivoco?
-No, no se equivoca
-Lo primero, Keyla, eres de las mejores luchadoras de todo este lugar y,- se quitó la capucha dejando ver su rostro, tensando así a Keyla- necesito que realices una importante misión
-Sí, mi reina-dijo rápidamente. Ella pensaba que se trataba de una duquesa, no de la mismísima reina.
La reina no era precisamente joven, pero más o menos eso aparentaba, todos los demonios decían que la reina era bastante amable, pero era mejor tener cuidado.
La reina rió dulcemente y dijo:
-Tranquila Keyla, te has sorprendido de que yo te haya hecho llamar, esto es un tema delicado. Hace 11 años en uno de los castillos del nivel superior, los reyes murieron, pero hace poco he descubierto que en el sótano había un portal que utilizaron para mandar a su hijo a un planeta externo, en el que no hay ni ángeles ni demonios, por lo que debes traerme a ese joven, antes de que informe al resto de su población y se alíen con esos asquerosos angelitos, eso ni no es demasiado tarde. Recuerda, lo quiero aqui, vivo o muerto. Confío en ti, Keyla.- y la reina desapareció dejando un rastro de humo negro -y vigila tu espalda.
Keyla se agachó, ya que una flecha directa a su corazón, iba a atravesarla y antes de que el atacante escapase, lanzó uno de los cuchillos que llevaba atados a su cinturón, dandole justamente en el cuello. Suerte que solo era un maniquí.
-Bien hecho,-dijo la reina- sabía que podía confiar en ti.En algún lugar bastante más arriba:
Un joven de unos 20 años se encuentra luchando contra un maniquí negro. Patadas, puñetazos y cualquier clase de ataque que puedas imaginar. Pero justo cuando iba a detenerse de sus manos surgió una luz blanca que fue a parar al centro de su objetivo haciéndolo estallar en miles de trozos.
-Dominic - dijo un hombre mayor que acababa de aparecer.
El nombrado se secó el sudor de la frente y observó al recién llegado.
-El Rey te reclama - informó con tono tranquilo. - Parece que es importante.
El joven, sorprendido, recogió deprisa sus cosas y salió hacia la sala del trono sin mediar palabra. Se detuvo ante una gran puerta de hierro decorada con motivos angelicales, aquella enorme puerta siempre le había impuesto mucho respeto y sabía que solo la atravesaban aquellos que tuvieran entre manos un asunto de suma importancia. Se colocó una túnica blanca y se subió la capucha. Con el corazón en un puño se atrevió a llamar.
-Adelante - dijo una voz profunda desde el otro lado.
La puerta se abrió sin apenas ruido y nuestro joven admiró La Sala Del Trono. Era una estancia enorme, llena de todo tipo de armas y enormes librerías antiguas que llegaban hasta el techo. Y en el centro de la misma se encontraba El Rey Del Cielo. Era un hombre de unos 50 años, aunque su rostro no se correspondiera para nada con su edad. Vestía un hábito morado y en su mano derecha sujetaba un bastón de madera oscura con una gema azul en su extremo superior. A sus lados, dos figuras encapuchadas empuñaban dos espadas cada uno. Serafines, los guardianes del Rey y los ángeles de mayor grado.
Dom se situó enfrente de él y plantó una rodilla en el suelo mientras bajaba su cabeza.
-Bienvenido, Dominic - dijo el Rey.
-Su majestad, ¿me ha llamado? - respondió sin levantar la cabeza.
El hombre empezó a reírse, era una risa profunda pero que transmitía una enorme paz.
-Dom, por favor. Eres uno de mis mejores asesinos y magos; además de tener uno de los mayores índices de misiones completadas. No necesitas todo este protocolo. Descúbrete.
El recién nombrado no se sorprendió ante aquella respuesta, El Rey por mucha fama que le dieran, era un bonachón en lo que los ángeles se refería. Dom alzó su cabeza y dejó caer la capucha dejando ver su cabello rubio que siempre se peinaba a un lado.
-Así mejor - sonrió el Rey.
El hombre no pudo evitar fijarse en los ojos de aquel joven ángel, eran bicolores; su ojo derecho era azul mientras que el izquierdo estaba dividido entre marrón y azul.
-Ahora - continuó. - Procederé a encomendarte la misión más importante del último siglo.
Dominic estaba impactado pero a su vez entusiasmado, le encantaban las misiones complicadas. Uno de los serafines se acercó a él y le entregó un pergamino.
-Ahí - dijo El Rey señalando el papel. - Tienes a tu objetivo. Viajarás a otra dimensión para traerme a ese muchacho. Es un rebelde que huyó de este mundo hace 11 años. Sus padres eran los reyes de un antiguo reino que quedó destruido pero, antes de su muerte, enviaron a su hijo a una dimensión donde los ángeles y los demonios ya no existen. A su vez bloquearon la entrada a aquella realidad con un complejo ritual que, debido a algún error en la realización, dejó una pequeña brecha. Varios arcángeles y serafines han conseguido, tras mucho esfuerzo, abrir aquella brecha lo suficiente para que pueda pasar un ángel. Tú, Dominic. Debes encontrar a ese niño y traerlo ante mi antes de que le corrompan para ayudar a los demonios a vencernos. Eso es todo, buena suerte, Dom.
-Se hará conforme me ha ordenado - respondió el joven poniéndose en pie.
Dom hizo una pequeña reverencia y salió rumbo a su casa, debía prepararse para aquella misión que seguramente afectaría a la actual guerra entre ángeles y demonios. Para bien…… O para mal.
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Y hasta aquí este segundo capítulo, esperemos que os guste mucho.
Por cierto, comentad quien creéis que cumplirá la misión 🌚
Se despiden marikilla26 y un servidor.Sayonara ^°^
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Luz en la oscuridad
FantasyTodo el mundo piensa que los demonios son todos malos, que visten de rojo y viven en el infierno: un lugar en el que, supuestamente, hace tanto calor que el suelo es puro fuego. Y todo el mundo cree que los ángeles son buenos, seres de luz coronado...