Eva permanecía perpleja mientras el joven que acababa de hablar con ella salía de la estancia, siguiendo a Keyla. Al salir cerraron la puerta con el seguro mágico que habían instalado.
Toda la información se acumulaba en la cabeza de la chica, pero lo que destacó entre sus pensamientos fue lo que dijo Dominic.
>Algunos años después ambos bandos enviaros a sus mejores asesinos para matarlo, que somos Keyla y yo<.
Aquello se repetía una y otra vez en la mente de la joven.
"Han venido para matar a Rodrigo, pero eso no ocurrirá, seguro que es una de sus bromas, o eso espero" pensó.
Mientras tanto, en la habitación de al lado, Rodrigo estaba encogido en una esquina. Ni siquiera se enteró de que Dominic y Keyla estaban observándole desde el otro lado de la puerta, ya que tenía una pequeña ventana para poder ver su interior, cosa que duró poco tiempo, porque ambos entraron al cuarto, el cual no tenía decoración alguna. El color de las paredes era de un blanco gastado, igual que el de las paredes de el resto de la casa, al fondo había una pequeña ventana dando vistas del mismo bosque que se podía ver desde la ventana de Eva.
Rodrigo intentaba tranquilizarse, pero no le servía de nada, lo único que consiguió fue ponerse más nervioso de lo que estaba, si es que eso era posible.
Lo que él veía se alejaba de la realidad, la habitación con unas paredes mucho más altas de lo que eran y acercándose a él más y más, reduciendo el pequeño espacio que imaginaba.
-Vaya –comentó el ángel-. Realmente está en shock.
-Juro que no le he tocado –se defendió ella levantando ambas manos.
El chico soltó un grito y trató de separar las paredes que para él se movían.
-Creo que es claustrofóbico –opinó Dominic.
Keyla alzó una ceja en un gesto sarcástico.
-¿De verdad lo crees? –preguntó- Esto no es bueno.
- Lo sé, pero creo que no podemos hacer nada.
Ambos pensaron, y tras un par de minutos la demonio habló.
-¿No dijiste que sabías bastante de magia?- el joven asintió confundido- ¿Podrías hacer una ilusión de su cuarto? A lo mejor se siente más cómodo.
- Y yo que pensaba que los demonios eran tontos, a lo mejor eres una excepción. -contestó, a lo que la chica bufó enfadada.
- Yo pensaba que los ángeles erais idiotas, no me equivocaba.
-Tardaré unos minutos en terminar el hechizo -dijo ignorando el comentario-. Mientras tanto podrías cocinar algo, ¿no crees, Keyla?
- Cocinar para ti -repitió la nombrada riendo- lo siento, pero si tu alimentación depende de mi, morirás de hambre.
- Eres muy... -comenzó el ángel hasta que fue callado con puño en su boca- Auch.
- Ups, se me ha escapado -contestó sonriendo-. O no -susurró lo último.
- No hace gracia -replicó enfadado.
- A ti no -rió-. Ahora que lo pienso...
-Qué peligro -susurró.
-...estamos en un piso franco, pero, por si no te has dado cuenta, los dos podemos salir de aqui perfectamente, y, no me apetece que nos entregues en cualquier momento.
- Quieres decir que no te fías de mi porque puedo entregaros a ti y a los mundanos a mi jefe, ¿cierto? -Keyla asintió- Dicho de otra forma , no confías en mi.
- Bueno... -dudó- se podría decir que sí.
- Pensaba que había sido claro, soy un hombre de palabra, sea la promesa con un ángel o con un demonio, o incluso con un humano -contestó diciendo la última palabra con asco, antes de poner unos pequeños símbolos en las paredes del lugar.
- Parece que no aprecias a los humanos.
- Sinceramente, están el número uno de mi lista de odio.
- Pensaba que éramos los demonios, aunque opino lo mismo.
- Uy, ¿estás celosa porque no eres lo que más odio? -pausó y volvió a preguntar confundido- ¿Opinas lo mismo? ¿Odias más a los humanos que a los ángeles?
- No estoy celosa y sí, odio más a los humanos, ¿celoso? -se burló.
- No. Pero ¿se puede saber el por qué de ese odio?
- Lo mismo te digo.
- Yo he preguntado primero -pausó-, pero es por algo que ocurrió en el pasado -respondió bajando la mirada.
Keyla no dijo nada, tampoco le había prestado mucha atención. Cuando Dominic le peguntó sobre su odio a los mortales, los recuerdos llegaron a su cabeza. El principal, fue el último día que vió a su padre.
Era por la mañana, se acordaba de ese momento perfectamente, el hombre llevaba la chaqueta morada que tanto adoraba y estaba peinando a su única hija, finalizó el peinado con un hermoso pañuelo verde esmeralda, el pañuelo de su madre.
- Ahora tengo que irme pequeña - escuchó la voz de su padre en su mente, sonaba relajada, justo como la recordaba- pero volveré lo antes que pueda, como siempre. Ten cuidado y no te metas en problemas, la última vez que te dejé sola, estabas golpeando al vecino.
- Pero papá, ese niño no para de molestarme, ya estaba cansada -era la voz de Keyla, más joven, ya que era un recuerdo.
- Lo sé estrellita mía -el cuerpo de Keyla se heló al oir ese apodo, siempre lo usaba con ella, de pequeña se iba a ver las estrellas al mundo mundano, adoraba ver esos puntitos brillantes en el cielo, pero cuando ocurrió el incidente, no volvió a verlas- pero tienes que dejarlo estar, el pobre chico se habrá enamorado de ti, bueno, lo sorprendente sería no hacerlo. Pero no puedes volver a hacer eso.
La joven Keyla se sonrojó con sus palabras y sonrió tiernamente. Pero sentía que algo saldría mal.
- Prometeme que tendrás cuidado. Por favor -suplicó la niña.
- Te lo prometo, princesa -contestó con una sonrisa tranquila mientras se quitaba la chaqueta-. Por cierto, mañana puede que llegue tarde, así que feliz cumpleaños -el hombre le tendió la chaqueta y la joven se puso la chaqueta sorprendida y abrazó por última vez a su padre.
- Keyla, ¿estás bien? -preguntó Dom poniendo una mano sobre su hombro, haciendo despertar a la nombrada de su trance.
- Sí, sí -contestó limpiando las lágrimas que corrían por su rostro-, estoy perfectamente, yo...solo... -tartamudeó.
- Si quieres podemos hacer un hechizo para que el otro no pueda salir de este lugar, así estarás más tranquila -comentó cambiando de tema, pero con la misma mirada y tono de preocupación de antes.
- Sí, creo que sería mejor.
La joven salió de la habitación con la respiración entrecortada, pero antes de irse se giró y habló algo más calmada.
- No te lo había dicho. Gracias -esas palabras sorprendieron al ángel.
- De nada -contestó con una pequeña sonrisa.
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Sayonara ^º^
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Luz en la oscuridad
ФэнтезиTodo el mundo piensa que los demonios son todos malos, que visten de rojo y viven en el infierno: un lugar en el que, supuestamente, hace tanto calor que el suelo es puro fuego. Y todo el mundo cree que los ángeles son buenos, seres de luz coronado...