De ser la chica más popular del instituto a ser la más repelente. Hacía unos seís meses que esto ocurría, desde el cambio.
Sonó la alarma que indicaba la hora de comer y no me quedó otra que dejarme arrastrar por la marea de gente.
Me paré en el marco de la puerta buscando con la mirada a Shey, mi mejor amiga. Ella era el tipo de chica marginada por todo el mundo hasta que me vio sola y se hacercó. Desde entonces somos buenas amigas.
Ella me aceptó y yo también a ella, nunca la haría nada malo, de eso estoy segura.
La encontré en la mesa más alejada de todas, la de al lado de la basura. Me senté a su lado.
-Hola- me saludo.
-Hola ¿Qué tal las clases?- la pregunté .
-¿Me estás preguntando sobre las clases? Que bajo ha caido señoria Monroe- me vaciló.
-Otra vez el de sociales.
-Sí. Me ha catigado por mascar chicle en clase, luego dijo no se que de que siempre gana el juego. Este hombre te digo yo que no esta bien de la chot- reí. No entiendo por la ignoraban, es guapa, lista y graciosa, aunque un poco tímida.
Sus ojos oscuros me miraban contentos y su largo pelo castaño claro recogido en una coleta contrastaba perfectamente con el color moreno de su piel.
De mi mochila saqué mi "comida". Estaba en un vaso cerrado con una tapa para que el líquido carmesí no se saliese. Clavé una pajita y comencé a beber. Su sabor hacía que me estremeciera cuando tocaba mi lengua y luego hacía que mi garganta ardiera sedienta. La sangre que yo me tomaba era de rata o de algún pájaro, aminales que nadie hecharía de menos.
-¿Qué es? Me pica la curiosidad- señaló a mi vaso.
-No quieras saberlo y la curiosidad mató al gato- la respondí.
Paseé la mirada por el comedor pasando por la mesa de los friquies, los emo, los hippies, los guiris... hasta llegar a dos mesas vacías, las mesas de los populares. Había dos grupos muy distintos, uno de ello se hacía llamar "Los vampiros", muy original, pensaba yo. Antes yo estaba en ese grupo, junto al cabezilla del grupo, Edmond. Y el otro había llegado desde California hacía al menos dos meses y se hacían llamar "Wolfblood", también muy original.
La puerta se abrió y con suma elegancia, la cruzaron "Los vampiros". Me encogí en el asiento esperando que mi exnovio Edmond y repito exnovio, no se girara hacia mí.
Creo que me leyó la mente porque se giró hacia mi guiñandome un ojos, sus rosados labios gesticularon mi nombre <Cynthia> y yo me iba a lanzar para matarlo bien muerto si no me controlaba. Todos iban en chaquetas de cuero y pantalones negros ajustados. Me ponían de los nervios.
La puerta se volvió a abrir y esta vez eran los "Wolfblood". Todos con la piel morena perfectamente tostada y su cabezilla James. Era alto y fornido, su pelo rubio lanzaba destellos cuando se movía y sus ojos verdes colmaban de una calidez que hacía que cualquier chica se derritiera por dentro, lo peor era que él lo sabía.
Hubo una facción de segundo que creí que me había mirado, pero borré esa posibilidad de mi mente.
Las clases acabaron y Shey, como no venía corriendo hacia mí.
-No entiendo como puedes andar tan tranquila por los pasillos aguantando las miradas indiscretas de todos- me dijo cuando ibamos de camino a nuestros respectivos hogares.
-Simplemente, no pienso en ellas. A lo mejor te miran porque vas corriendo.
Se quedó pensativa.
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Instinto
WerewolfCuando me advirtieron de que el amor mataba, nunca creí que fuese a ser literalmente. Me definiría como una chica solitaria y enamorada de un LOBO llamado James y muerta, literalmente MUERTA gracias a Edmond, mi estúpido exnovio MURCIÉLAGO vampiro...