Entre abrí los ojos acostumbrandome a la luz que entraba por la ventana y giré la cabeza. Allí estaba James con los ojos cerrados susurrando mi nombre suave y lentamente. Estaba soñando conmigo. Esboce una sonrisa tonta y me quedé así mirandole.
Sus parpados estaban cerrados y sus pestañas eran tan largas que le rozaban los parpados superiores. Su expresión estaba tranquila y relajada, lo cual le hacía parecer mucho más joven.
-¡Eh!- susurré dulcemente en su oido. Se giró y me dio la espalda. Rei-. James- le mecí suavemente mientras le llamaba en susurros. Gruñó molesto y somnoliento.
-No quiero ir al colegio mamá- dijo suspirando. Me apoyé encima suya.
-No soy tu mamá y hoy no hay colegio, es domingo.
Se movió hacía mi y me miró con sus enormes ojos verdes. Miré sus labios tan besables y por decirlo de alguna manera, me abalancé para besarlos. James rió bajo mis labios y yo sonreí. Antes de que me diera cuenta, él estaba encima de mí con una sonrisa traviesa en los labios y me miraba a los ojos. Apoyó la cabeza en mi pecho mientras me abrazaba y yo acariciaba su pelo rubio distraidamente. Miré la habitación de arriba a abajo. Todo estaba tal y como lo había dejado, mis libros seguían amontonados en la estantería y en tres pilas enormes sobre la mesa. Al lado una foto mía y de Shey. Me miré. Era un chica desaliñada e insegura, pero sonreía con la intención de que Shey se sintiese bien.
La puerta se abrió rápidamente y una mata de pelo enredada castaña clara asomó la cabeza por el hueco.
-Cynthia...- era la voz de Shey-. Siento interrumpir. Seguir con.... lo que quiera que... estabais... pues eso... haciendo- dijo tapandose los ojos.
-Shey...- no llegué a terminar.
-No quiero escusas. No me hables ahora, estoy traumatizada- se tomó un respiro y suspiró.
Me quedé callada.
-¿Dónde está el peine?- preguntó por fin.
-Baño de arriba. Segundo cajón a la derecha- respondí sonriendo.
Salió de la habitación y reimos los dos a la vez.
-¿Estará bien?- me preguntó entre risas.
-Se recuperará- respondí limpiandome las lágrimas que estaban empañando mis ojos.
-Siento lo de Blake.
-Se lo que estas pensando. Qué es tu culpa y que estoy muy bueno. Bien, pues solamente estoy de acuerdo con la segunda- dijo levantando la cabeza para mirarme a los ojos-. No es tu culpa. Tú no le mataste.
-Ya pero no paro de pensar en que podrías haber sido tú y...
-¿Por que crees que maté a Edmond antes de que lo hicieras tú?- me interrumpió.
-¿Tiene trampa?- soltó una carcajada.
-Le maté yo antes para que no estubieras martilizandote a ti misma durante toda tu vida.
-Hombre, tengo que admitir que por una parte no me importa lo que me hizo Edmond cuando me convirtió- sonreí.
Me miró confuso.
-Gracias a lo que me hizo te he conocido.
Se hechó hacia delante y me besó tiernamente. Sus besos eran tan cálidos y reconfortantes. Nos separamos.
-Me debías un paseo ¿Sabes?- sonrió enseñando todos sus blancos dientes.
-No me he olvidado- se levantó y me di cuenta de que todabía estaba desnuda rodeada por la manta. Me sonrrojé y él se dio cuenta.
ESTÁS LEYENDO
Instinto
VârcolaciCuando me advirtieron de que el amor mataba, nunca creí que fuese a ser literalmente. Me definiría como una chica solitaria y enamorada de un LOBO llamado James y muerta, literalmente MUERTA gracias a Edmond, mi estúpido exnovio MURCIÉLAGO vampiro...