Parecen amables, aunque nunca se sabe con la gente. Por lo menos ya tendré con quién ir el primer día de clase. No estoy segura de si congeniaré con Jennifer, no aguanto a las personas prepotentes. De todas maneras, como he dicho antes, mucha gente me sorprende.
Cuando llego a casa me pongo a desempaquetar cosas en mi habitación hasta la hora de cenar. Mis padres han salido a la ciudad, así que pido una pizza en lo que parece ser la única pizzería del pueblo, y me la como mientras veo la televisión. Me quedo dormida en el sofá.
Me levanto de un salto la mañana de mi primer día en el nuevo instituto, y aunque ya esté acostumbrada a ser nueva en los sitios, siento esta especie de tensión en mi estómago. He decidido ir a la plaza donde conocí a las chicas del otro día, ya que mencionaron que se encontraban ahí todas las mañanas. No estaría de más ver alguna cara conocida.
Me visto con unos vaqueros cortos, una camiseta por encima del ombligo que luce mi piercing y unas simples zapatillas deportivas. Salgo de casa corriendo, llego tarde.
Cuando llego allí veo a Jennifer en el banco del otro día, esperando. Lleva exactamente la misma camiseta y el mismo piercing que yo. Genial, empezamos muy bien el curso.
- Bueno, bueno. La chica nueva sabe vestir – Dice Jennifer mirando mi camiseta, con una sonrisa en la cara –. Buenos días, Em.
- Buenos días, Jenn. Bonita camiseta –Le devuelvo la sonrisa, contenta de que no se lo haya tomado mal. Me sorprende el diminutivo atribuido a mi nombre, pero no digo nada –. ¿Y las otras?
- Pasan de levantarse para ir un par de horas a clase, así que he venido yo para que no te quedes sola tu primer día.
- Muchas gracias, no hacía falta. - Respondo, sorprendida gratamente por su gesto.
- Venga vamos, que no es plan de que llegues tarde tu primer día.
El primer día es igual en todos los institutos: presentación de maestros, entrega de horarios y la típica charla para decirnos que ya no somos niños y que tenemos más responsabilidades. Este curso necesito aplicarme más en los estudios, el año que viene estaremos en bachiller y necesito una nota muy alta si quiero entrar en audiovisuales.
Me han puesto en la misma clase que Jennifer. Se ha sentado conmigo y me ha presentado a mucha gente, entre ellos a un chico de bachiller llamado Samuel, que se ha mostrado bastante amable e interesado en conocerme.
Pensaba que Jennifer sería egocéntrica, pero la verdad es que me está cayendo muy bien, y se ha portado como una amiga.
Tras un par de horas, se da por finalizado el primer día de clase y Jennifer me acompaña de vuelta a casa.
-Bueno, ¿te ha gustado el instituto?- me pregunta, con un tono de curiosidad.
- Sí, la gente es muy agradable. -digo, sin darle mucha importancia- Oye Jenn, – Me paro y me quedo mirándola. Ella se para también, con la sonrisa prepotente que ella tiene – muchas gracias por haberme presentado a tanta gente y ser tan buena conmigo, no tenías por qué.
- Para eso están las amigas, ¿verdad? – Me quita un mechón de pelo de la cara – Esta tarde vamos a estar por la misma plaza que esta mañana, podrías pasarte un rato. Además estará Samuel, creo que le has gustado un montón.
- Creo que me vendría bien salir un rato y conocer más a la gente, ¿a las cinco está bien?
Nos detenemos en frente de mi casa, se despide de mí y me da dos besos en la mejilla. Cuando ya se está marchando, me grita:
-A las cinco está perfecto.
~
Paso las siguientes semanas ocupada con el tema de la mudanza y la decoración de mi habitación. En las últimas casas en las que he estado empapelaba las paredes de mi cuarto de diferentes estampados, pero esta vez me apetece pintarlo a mí misma, aunque no tenía ni idea de que fuera a costar tanto. Llevo tres días con las manos manchadas de pintura, pero estoy segura de que valdrá la pena.
Me he hecho muy cercana a Jenn durante estas semanas, y las demás chicas también son muy amables conmigo. En el instituto ya me conoce todo el mundo, y me he adaptado muy rápido, gracias a Jennifer. Mis notas son geniales, por lo que mis padres están muy contentos.
Y después está Samuel, el chico de bachiller con el que llevo liada desde la primera semana. Es alto, y tiene el cuerpo atlético porque practica natación. Tiene el pelo castaño, y los ojos verdes. Viene a casa a estudiar conmigo de vez en cuando, y mis padres están encantados con él. No estoy mal con él, aunque no estoy enamorada ni mucho menos. Sólo es un chico de usar y tirar, como la mayoría de ellos.
Hoy es una de esas tardes de lluvia de octubre, y estoy en el sofá de mi casa con Jenn viendo una película de miedo. Hoy se va a quedar a dormir aquí, así que ya llevamos puesto el pijama.
He hecho palomitas de mantequilla y crepes de chocolate. Jenn coge un puñado de palomitas, y pregunta:
-¿Cómo lo llevas con Samuel? Se nota un montón que está hasta las cejas por ti.
- Bien, me lo paso bien con él, pero... No sé, no llego a enamorarme de ningún chico. Empiezo a pensar que no tengo sentimientos o algo.
- Bueno, a mí me quieres. Sí que tienes sentimientos – Me sonríe de ese modo tan suyo y me da un beso en la mejilla – Además, aún es pronto para que te enamores de él, sólo han pasado dos meses.
- Contigo es diferente, en poco tiempo te has hecho mi mejor amiga. Sin embargo a Samuel lo veo sólo como un chico más.
- Bueno, tú también te has convertido en mi mejor amiga en muy poco tiempo, y eres muy importante para mí. Por eso te digo que hagas lo que hagas estaré aquí para apoyarte – Se inclina hacia mí y me da un abrazo que me hace sentir mejor. Sus abrazos siempre me hacen sentir mejor–.
-Lo sé, gracias Jenn.
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The way I feel about her. (Parte 1)
Teen FictionEmma, una adolescente de 16 años, se acaba de mudar a un pequeño pueblo lejos de la ciudad, donde va a conocer a Jennifer. Pronto se hacen muy amigas, pero lo que Emma no esperaba es que va a empezar a sentir una serie de sensaciones que nunca ha ex...