JUSTIN
Llegué a mi cuarto cansado por el entrenamiento. Jugar en la liga de soccer de mi escuela me tenía tan ocupado que no podía ni hacer mis deberes.
— Bro, ¡que bueno que llegaste! —Me dijo Ryan mientras entraba al cuarto que compartíamos en el internado.
— Vengo muy cansado. —Dije mientras abandonaba mis cosas en una esquina—. El coach está haciéndonos entrenar demasiado para ganar el torneo local.
— Me imagino, Justin. Si ganan este torneo, podrán pasar a las eliminatorias para pasar a las nacionales. —Explico, como si yo no supiera—. Les deseo mucha suerte. Más a Chris y a ti, que veo que batallan demasiado.
— Somos de los titulares del equipo, tenemos que hacerlo.
— Bueno... Entiendo. Yo estaba igual que ustedes cuando jugaba en el equipo de americano. Lo bueno es que ya me retiré y tengo tiempo para hacer todas las tareas que nos dejan... Cosa que tú no puedes hacer. —Dijo en tono divertido pero yo sólo rodé mis ojos. Recordar que tenía que hacer muchísimas cosas después del entrenamiento me cansaba aún más.
— Tenemos que entregar mañana el informe sobre el libro que nos dejaron, Justin. —Me recordó Ryan y me golpe duro en la cabeza con la palma de mi mano.
— No puede ser. ¡No he hecho nada! —Grité enojado y Ryan se paró de la cama para tranquilizarme.
— Tranquilo, te ayudo si quieres. Pero ya sabes, tienes que pagarlo, hermano. —Dijo y asentí sonriente.
— Ya lo sé. —Reí—. Siempre me cobras para salvarme de todos los trabajos que tengo que hacer. Que bueno que ambos estudiamos Derecho y tú tienes que hacer lo mismo que yo.
Ambos reímos leve y luego nos quedamos callados.
— Me meteré al baño para darme una ducha caliente, bro. Necesito relajarme. —Dije y agarré mis cosas para bañarme.
Estuve como cuarenta minutos adentro, tomando un baño muy relajante después del difícil entrenamiento que había tenido ese día. Sólo podía recordar las palabras del coach presionándonos para echarle ganas y ganar obligatoriamente la final.
"— Tú, Bieber y tú, Johnson, tienen que meter todos los goles posibles aunque tengan que jugarse la vida en ello. No pueden quedar como perdedores porque no lo somos. ¡Si ganan, sería la primera vez que el equipo de esta escuela pasaría a las nacionales! Sólo piénsenlo... Cada quien ganaría una comisión del premio que nos darán por ganar, tendrán un aumento en el porcentaje de la beca, podrán escupirle en la cara a todas las demás escuelas locales que no pasaron a las nacionales... ¡ES LO MEJOR! ¿No lo creen?"
El coach tenía tantas ganas de ganar el torneo. En los veinticinco años que llevaba entrenando equipos de fútbol, nunca había llegado a algo tan importante... Y yo tenía en mente que en serio lo merecía. Había dedicado su vida a esto y nosotros podíamos darle un gran triunfo. Sólo era cuestión de echarle ganas y unirnos como equipo.
Salí de mi relajante ducha, me puse mis bóxers y salí al cuarto. Ryan no estaba. Seguro estaba con Spence, su novia. Siempre estaban juntos, así que asumí que esta vez lo estarían.
Me puse mi ropa para dormir que sólo consistía en unos pantalones muy cómodos que tenía desde los dieciocho años, no había crecido mucho desde entonces. Los pants eran grises y estaban muy aguados, cosa que me dejaba dormir en total libertad.
Prendí la televisión ya que no tenía más que hacer, Ryan seguramente haría mi informe con Spencer (ambos eran cerebritos). En la TV estaba el programa favorito de mi amigo, trataba de marcianos, sirenas y esas tonterías en las que ya nadie creía, o al menos yo NO.
Decidí dejar ese programa para burlarme un rato de las cosas que decían los presentadores.
Pasaron veinte minutos y algo comenzó a fallarle a la antena. Ésta comenzaba a fallar y la señal se iba, la imagen comenzaba a distorsionarse y en eso, una luz blanca y muy brillante se acercaba a las afueras del campus. Un golpe muy fuerte pegó en el campo y se escuchó un estruendo terrible. No podía escuchar nada y ver nada. La luz se había ido.— ¿Qué demonios fue eso? —Dije en voz alta mientras volvía mi sentido auditivo.
Todos comenzaban a salir de sus cuartos mirándose con demasiada extrañeza. Decidí ir a investigar que había sido eso que había caído. Podía haber sido un avión lo que se había estrellado y la gente abordo debía de necesitar ayuda.
Agarré mi chaqueta y salí disparado.
— Todos, alumnos y maestros, quédense en sus cuartos. Nadie salga. Está prohibido salir del campus y de sus habitaciones hasta nuevo aviso. Todo esto lo hacemos por su seguridad. —Hablaba el director a través de el micrófono de su oficina, aquel daba transmisión a todas las bocinas colocadas en todos los edificios.
Suspiré y fui de regreso a mi cuarto, para evitarme problemas.
Me preocupaba muchísimo que había sido de la gente abordo de ese avión, o lo que esa cosa voladora era.Me quité la chaqueta y me acosté en mi cama. Ya no podía hacer nada. Todo estaba fuera de mi alcance.
Lo que haya sido de esa gente, Dios se encargará de ellos...
Traté de relajarme y en unos minutos más ya estaba en un sueño demasiado profundo. El entrenamiento me tenía muy cansado.
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Primer capítulo.
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Backpack «jb»
Hayran KurguDijiste "vengo en paz" así que te lleve a casa. Te di comida y te di ropa. Te enseñé a mover el pie con el ritmo. Todavía te quieres ir porque te sientes sola.